El popular "Quijote"


COLECCIÓN LITERARIA N° 14

Obra Completa 1ra. Parte







E S P I G A S
D E
P L A T A


(Poemario)

de

A. ARNULFO MORENO RAVELO

Primera Edición 1999 - 67 págs.

Lima - Perú

Lima, Marzo de 1999



“Las frases se
taladran
y se pulen con
cincel
al estilo de la mente”.

A.A.M.R.






INDICE





PRóLOGO



A este poemario:


Si yo, pudiera
bosquejar mi poesía,
lo resumiera
en una gota
de lágrima partida,
descendiendo
vertientes
a pie
con
aires
de mañana
y
de mañana...


¡ Me despido
         de corazón ¡


 


A.   Arnulfo Moreno Ravelo.


 


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NOTA.- Me he permitido titular de “CANTIZAL” a los poemas de este libro, en recuerdo a los sitios o lugares de donde se obtenían las lajas de piedras azules y otros colores, para ser utilizados en los bordes de las acequias de la casa de campo en “Tapugón” del pueblo de Tauca, que tanto me llamaba la atención de sus orillas afiladas, cortantes y quebradas en diferentes formas de “CANTALES” (ver libro Las Piedras se Aman). Entre las piedras encontradas en los ríos y quebradas, tenían sus figuras tan pulidas y redondas, las pequeñas eran dignas de guardarse en los bolsillos, para jugar con ellos o en su defecto conservarse como adornos, por sus hermosos colores veteados y la suavidad de su redondez que ofrecida a nuestro tacto en aquél entonces.







UNO.


 


Poesía es toda aroma
desprendida de la flor,
caricia de bruñida nevada
derramada diáfana, lluvia de amor.


Poesía es tersura de valores
sinuosas formas del arte,
recrean campos y hombres
cuál siluetas de estrellas del orbe.


Estilizadas contexturas
en santuario de la forma,
palabras fermentadas
embate vertiente de aurora.


Trígonos del tiempo
bóvedas del secreto,
poesía que no encuentro
follajes que no entiendo.


Poesía es cantar a las  cosas
desperdigando besos y razones, 
como dispersos pétalos de rosas
llevados por vientos de inspiraciones.







CANTIZAL DOS.


 


La vida no es más que un viaje
y el viaje solo es un destino,
unir dos veredas en la distancia
es el contraste de tu propio camino.


Comunicación en silencio
es mirada en palabra hueca,
paisaje colgado en el vacío
dimensión hundida sin esfera.


Todas las ideas inclinadas
al centro coloreado convexo,
palpando tantas corazonadas
como alguien de amputado sexo.


La voladiza pared de tu casa
simbolizan las púrpuras alas,
idealizada naturalidad de plata
cálida alfombra centellean entre ellas.







>CANTIZAL TRES.


Entre el silencio y la voz
abren un hondo precipicio,
cerrado abismo de la razón
estrujado y partido en dos
para buscarse como perdido.


Entre línea elemental
poderosa abstracción,
apartada de cuerpos
pausa desasida ideal
distancian la emoción.


Al quedar su contorno
de espacio vacío abstraído,
giran las cosas perdidas
en el mundo del entorno
como un desvío sin ruído.


Excluido y enmudecido
formula relevante teorema,
en un vaso sin contenido
que busca al sólido huido
como vaciada en lejana nada.







CANTIZAL CUATRO.


Quién parta a las estrellas
es intervalo de abertura,
avizorar la cuna de ellas
es como derribar la luna.


La inocencia de tus ojos
es el destino de la hierba,
cultivadas libre de abrojos
es lienzo reprimida de alma.


Alomar en gran estilo
es pueblo con memoria,
las horas mueren de frío
reclamando el nuevo día.







CANTIZAL CINCO.


 Dentro de blanco y rojo
una sombra se ahonda,
saltando un hombre cojo
lanza lejos una gota gorda
con el pensamiento roto.


Caen dentro de la puerta
cóncavo plano de fondo,
de donde parte cocinado
como atmósfera revuelta
en el extremo enmudecido.


Se esconde de afecto
entre las ramas secas,
como salto al silencio
se agotan las estampas
al iniciar esperado solsticio.







CANTIZAL SEIS.


Cuantos pensamientos
son tan, tan largos y fríos,
como una redonda cereza
atrapada al fondo del río,
solfea de blanca paloma
repitiendo el mismo brillo.


 


Copiosamente lloviznaba
lloviznaba más allá de la luz,
donde apresada de amanecer
se entrelaza con el anochecer,
lindándose de celeste latitud
encajada en la dorada gratitud.


 


Enlosada de agua dulce
estampada de estrellas,
cofre bruñido de bronce
cálida doblez de rosas,
va hundiendo de alborada
tras de la claridad desplomada.







CANTIZAL SIETE


El diseño de toda vida
es patio de esperanza,
aire libre de cada hora
escultórica retomada.


Las simbólicas formas
iluminadas de sombras,
típicas semejanzas pintadas
en una inclinación de alondras.


Entorno de tu sentido
copulada restringida,
monoclinal rescatado
geometría estancada.


Hálito misterioso
desprendido del alma,
como sisal colgado
que corre bajo el agua.  


Vértice de trayectoria
música sincopada,
reserva de florería
en tu pecho callada.


Impersonalización cuadrada 
uso gentil de la media luz,
tabicada de tanta madrugada
en abertura cerrada de tul.


Bajo la solera del cielo
sostenidas tantas huellas,
balaustre torneado de cieno
en leves andadas amarillas.


De vestíbulo cuadrangular
entrados en alejados aposentos,
de espacio en color natural
jambas tiradas en tormentos.







CANTIZAL  OCHO.


Tu voz...
voz de las distancias,
ecos vivos
como el agua,
llega lumbrada
desde el extremo de los días.


¡Oh! lindeza...
lindura de aurora
andas en la esperanza,
penumbra viva
que surcas el alba
destino de rosa perfumada.


¡Oh! belleza...
perfil de amor,
tostada de sol
siluetita de luz,
derrámame el calor
y tu voz llene mi corazón.


¡Oh! hermosura...
ternura de ayer y de hoy,
bajo la sombra voy
esperando el cariño
de tu seno paladar
y recostarme en brazos como niño.







CANTIZAL NUEVE.


 


Aun lado de la tierra
desempolvar el pasado,
creciendo gigantesca rama
llueve sobre lo ya mojado.


Defenestrada la idea
desarraigada en la puerta,
sumergida y curvada
se queda en la cuerda.


En medio del olvido
una ventana abierta,
periférico cercado
ahogadiza de planta. 


Descoyuntada claridad
posición vertical perdida,
extirpada voz de su lugar
como nocturna amanecida.


En una cuerda equilibrada
agotada en un sorbo de café,
hay un nudo y un punto de salida
como colores que del fondo se fue.


El razonamiento lógico
como una sala en espera,
en un tibio verano sinfónico
abren sus puertas de esfera.


Copiosamente llueve y llueve
sobre dos cristalinos rectos,
y los ojos viables de la mente
forman ángulos de contentos.


Más allá de la penumbra
viejos espacios se desclavan,
contextual y unitaria tumba
se adentran y en dos se desgajan.


Guardapolvos de la lluvia
a corta distancia enmudecen,
cual balcones abiertos de ironía
al mediodía en silencio padecen.


En el reborde inferior de ventana
barandillas de hierros descuajados,
azulados antepechos salen del alma
y se desploman todos los recuerdos.







CANTIZAL DIEZ.


¡Qué dolor!,... dolor desgajado
dentro del grito de ciudadela,
hierros retorcidos a un lado
conciencia molida de canela
surcan en el ángulo extenuado,
como suspiros en cada esquina
soplando de aire enrojecido,
sobre la tierra partida
como una fruta,
anaranjada y caída
del mismo color
de aquél día.


Las veredas del silencio
se juntan y se pierden
en una gota de rocío,
y ambos extremos mueren
como  una estaca en el estío.







CANTIZAL ONCE.


 


¡Ay!, lirios, lirios...
lirios de viento y de aurora
hundidos al costado de la esperanza,
para nacer al otro lado
de la ribera del alba
y correr por mis venas
esencia vital del alma.


¡Ay!, he dormido en el borde
en el borde de la confianza,
percibiendo sabia de planta
y decirte a la distancia,
que ese lirio ha nacido
ha nacido de espaldas,
como la risa al revés
dando saltos de amanecer,
cuales voces rebotadas
en las entrañas del rocío,
perspectiva blanca adentrada
se fermenta en recodos del río,
cual manojo de luz dispersada
sobre el tejado de tu casa
y partida como manzana,
tirada al fondo de la hoyada
como quién huye de la esperanza.


La marquesina del destino
forma el dintel de la puerta,
como el alba que se ahoga
prendido al inicio del cielo,
en donde caída llora el día
a medias con el infierno.


Ruge la noche desesperada
como una pera desbocada
a un costado de la playa,
y en sus orillas centellean
las ilusiones que se estrellan,
aglutinadas de gotas pintadas
se entierran amarillas y rojas,
embestidas por la alborada
casi todas teñidas de rosa,
van sustrayendo las horas 
las horas del tiempo violeta
por el paraje rural de toronjas.


 


Se ha embarazado la alegría
de una claridad derramada,
y entre tejidos rayos del día
la suave dulzura de su rama
esparcidos a la distancia esperan,
retrocedidos en la hermosura
tiernamente regados gimen
colgados de la parra duermen,
para beber lo poco exprimido
en algún lugar retrasado de vida,
despuntando profundo pasado
como quien cura abierta herida
a orillas del otoño van quedando.







CANTIZAL  DOCE.


En el ángulo de verdad
por donde los verbales
perseveran la libertad,
la semana turbada
recostada de lugar,
no importa exaltarse
en media feria enrojecida.


La tregua solicitada
enferma y tergiversada,
entraña mano aceptada
contrariada y objetivisada.


Ritos y  fiestas derribadas
recrean episodios del drama,
ópticas pueblerinas trenzadas
cruzan azuladas riberas del alma.


De tus barreras naturales
saltando celeste llega el aire,
cual frescura de manantiales
amarilla se estampa en la calle.







CANTIZAL TRECE


 


¡Oh! dulce vertiente
vertiente que te trajo,
de verde cerca a mí
sin ningún trabajo
venteado trigo y maíz.


¡Oh! vertiente inspirador
de esmeralda interandina,
de glauco oliváceo el calor
queda en la niebla abrazada
cuan pedazo flotante ilusión.


¡Oh! maravillosa fronda
lívido misterio de aquél río,
eres pregunta sin respuesta
corazón sellado por el frío
cárdeno sin llave, sin camino.


Aquí se anidan las violetas
aquí se quedan las lejanías,
como trozos de esmeraldas
desgarradas de la luz del día  
van quedando en retirada alegría.


Memoria desbordada
como traslúcidas aguas,
enseñanza incorporada
cuan las cumbres doradas
aquí se acaban las esperanzas.


En una sola armonía serrana
espigando cebada y trigo,
de lirio grosor la tristeza
brilla siempre como testigo
caminando por toda la cuesta.


Horadando lo profundo
siempre será lo mismo,
sabor en surco morado
con gusto a pan cocido
metida en sobre cerrado. 







CANTIZAL CATORCE


He vislumbrado la altura
sobre esa gota de lluvia,
y en su seno he abrigado
un retazo de esperanza.


De la gota a reflejado
un milímetro de sonrisa,
lo cristalino no esta de prisa
tampoco alejado de luz angulosa.


De la brisa he cogido
su frescura deseada,
para sembrar en el olvido
tantos besos como el alba.


En un puñado de tristezas
he abierto honda herida,
para sangrar de sus trenzas
las que agobian a la aurora.


Lima, 16 de Abril de 1999.







CANTIZAL QUINCE


 


Cuantas ilusiones perdidas
ruedan entristecidas por el abismo,
mientras azuladas extendidas
reciben en su seno la mirada,
de un ensueño contra el camino
recostado en el vacío lo reclama
con aquella desesperada palmada.


Todo es delirio, todo es absurdo
como quien se ahoga en la nada,
en estrecho laberinto del espejismo
quedan muchas horas desbocadas
y desguarnecidas seca el anhelo
en retrocedida distancia sin salida
acariciando levemente aquel pañuelo.


Es un raro paisaje empobrecido
tétrico y sombreado sin visión,
desagradable sin color, sin canto
que se precipita por la desilusión,
hacia el otro lado de todo encanto
de inarmónica y adversa canción
desnudada se derrumba desde lo alto.


Por el borde justo de tu falda
se levantan el aire de la calle,
crecida en el bisel de tu puerta
en donde la claridad se esconde
como falsa azulada se recuesta,
ahondada camina sin importarle
la contradictoria ventana impuesta.


Quemada por ardorosa playa
en el extremo de la herida,
costras del alejado mundo
van despacio por la vereda,
como un beso al costado
se estrella de sol en la esfera
y cae como un rayo enredado.


Cadencioso movimiento
estructural lucidez figura,
del huerto al cristalino riego
solo una traviesa cogida
separa al deseo de amigo,
recreada caricia del viento
van camino al encuentro.


       Lima, 17 de Abril de 1999.







CANTIZAL DIECISEIS


Noche estrellada
noche de azul cielo,
cóncava perfumada
noche de traslúcido hielo.


A ti va mi admiración
púrpura y perfilada,
en ti deposito mi corazón
cual aurora de mañana.


Los giros momentáneos
suaves y rítmicos de nubes,
cadencia nítida de dulzura
transbordan espirituales claridades.







CANTIZAL DIECISIETE


Colgadas las flores 
de blanca esperanza,
sonrientes claveles
de clara franqueza,
parques y avenidas
todos rumbo a la playa.

 
Hablando de alegría los colores
el cielo despeja su concavidad,
la gente bronceada en dolores
y de abierta blanca arena el mar.


El mar inquieto
como gelatina fría,
canta el sosiego
de espaldas al día.







CANTIZAL DIECIOCHO


 


Morenita de color
entrelazada de aroma,
de tus pupilas el amor
derramada cual una rosa.


Tu carita es un primor
bañada de oro y sonrisa,
manitas suaves de flor
piesecitos color franela
complementan tu silueta.








CANTIZAL  DIECINUEVE


He abierto portales del silencio
para caminar hacia la amplitud,
es tan vasto su placidez de alivio
me desorienta el seno perdido
y no encuentro salida de rocío.


Embriagante néctar filosófico
asfixiante mar de gran misterio,
irisando curiosamente el vacío 
para no intentar lo desconocido,
y quedarse al frente del silencio
porque el silencio,
es el silencio
inexorablemente del tiempo.


Del silencio a la palabra
existe mucha distancia,
distancia que se pierde
en el abismo de verde,
ahondada en la tierra
como eco sin respuesta,
desfallecido por atrevido
en los refajos de la vida,
llorando se aleja de niño
en la cavidad desconocida,
queriendo agarrarse
de un costado del estío,
al fin consigue cogerse
del centro mismo del cielo.







CANTIZAL VEINTE


Senda abierta de verdad
por donde pocos transitan,
adversario de esta realidad
en esquinados jaloneos se van
retorciendo este duro lugar
y tratando encontrarse andan
en el perdido concepto de verdad.


Escarbo la rivalidad
desde la concordia
hasta la hostilidad,
en una invisible línea
al margen va quedando
desavenido frío infierno.


La línea es la línea
pura y desnudada,
su claridad y blancura
aceptación de la gente,
es como el calor y el frío
que rebota de tu frente,
en tantas gotas de rocío
se pierden en el occidente.


Distanciado y reñido
adulzado la verdad,
queda al pie tendido
palabra de enemistad,
equilibrada entereza
reconocida tenacidad,
de sostenida flaqueza
en su propio concepto,
como una línea hueca
profundizada de aspecto,
centrada en el infinito
como una rosa blanca
impecable de sentimiento.







CANTIZAL VEINTIUNO


Violácea luz envolvía la Tierra
en pedunculada franja de amor,
dulcísimo corazón de cerca colina
espectral figura del tiempo en flor.


Mortecino entraba al mundo
como espiraldada escalera,
queriendo alcanzar al campo
como una hoja que da vuelta.


Llevan en su extremo
aquél mensaje rodante,
como rastro de espera
emboscada confinaste
como una luz redonda.


En la arista llora
desesperada y herida,
con mano poderosa
que saluda y ajusta,
en la calle y en el huerto 
como fosa de violeta
retrocedido al encuentro
en el fondo del recuerdo.







CANTIZAL  VEINTIDOS


De follaje percibida
en azul fulgurada,
explorada llegada
como sol que revienta
allá en la distancia.


Bajo esta cúpula azul
fonema guardada
en el dorso del sonido,
desvestida anaranjada luz
como un vocablo estirado.


Cual emporio del arte
la naturaleza despierta,
eximio del ser viviente
saber colorada rebrota
asperjando campo verde.


No comprendo el gorjeo
no diviso el mundo,
pues caminar deseo
hasta lo desconocido
y pentagramar el cielo.







CANTIZAL VEINTITRES


 


He cruzado Andes de conciencia
y he rastreado pasos de la idea,
algunas, ya borradas por el viento
otras, perdurando de blanca arena.


Tantas huellas diseminadas
entarimadas de olvido solar,
escrita página del recuerdo
en oscura cubierta paladar.


En desparramada claridad
percibo ocurrente concepto,
encontrada sombra solitaria
refundido avergonzado suelo.


Tiznado y empañado separa
los vocablos del pensamiento,
cruzando alejada atmósfera
mi corazón sirve de alojamiento.


Embaldosadas de palabras
estridencia hueca de la idea,
sepultadas melodías escapan
cesación que acuestas rastrea.
Torbellino de percepciones
voces encontradas de brisas,
por ti caminan las naciones
deshechas pobres y apenadas.


El objeto percibido me araña
como retasar la blancura del alba,
y los flecos del borde extraña
la rosada salida de la mañana.  


Vendavales que arrastran
los helechos de mi sueño,
florescencias que se guardan
en el hondo cauce sin dueño.


Iniciativas relumbradas
bordeando violeta vereda,
como aves lilas encogidas
sobre empinada esperanza.


La imaginación bosquejada
la aprisiono literalmente,
en el dorso de la idea opuesta
queda de espalda largamente.







CANTIZAL VEINTICUATRO


De la cantera extraída
esencia pura de belleza,
entre abierta la voz del día
echada se encuentra la nada.


Vislumbró sobre ella
nada más que,
el rastro de estrella.


Curiosea mi noche
recobrando la huella,
estrecho el horizonte
con aplastada fuerza.


Mirada desorbitada
hacia atrás regresa,
ilusoria hermosura
prismática queda.


Cual luz espontanea
clavada en la nada
en la nada muere...







CANTIZAL  VEINTICINCO


 


Al vuelo cojo el entendimiento
la razono en algo extendido,
de aristas en árbol quebrado
busco el lugar donde ha nacido.


Me enclavo en el razonamiento
atravieso conciencia del sentido,
me hundo en mi cálido instinto
y rebuzno entre oscuro talento.


Camino por cisuras de felicidad
cuan surcos cristalinos de Los Andes,
zambullirme de azulina oscuridad
es llegar a besar los manantiales.


Densamente esta sustancia de color
conserva el secreto de la memoria,
y es del pensamiento su procesador
como  una ingeniosa  computadora.


A la neuronística fibra me arrime
para percibir sus efectos sensoriales,
almacén de consentimientos encontré
protegidas de blancas ramificaciones.


Visité las ondas frontal y parietal
distancia encefalóide violáceo,
defendido bajo corteza cerebral
piedra y cemento colinda el cráneo.


Política auroral planteada
continuar indagando por dentro,
pálida inteligencia desconocida
no se ha precisado su paradero.


Incorporal inteligencia
norma natural viviente,
reflejada a la distancia
en un puñado de la mente.


Incorpórea distancia
renaces en el tiempo,
en ella se concentra
el todo del universo.


Insignificante puntada
en la inmensidad de la nada,
incógnita redonda reservada
cárdeno incomprensible de vida.


No se ve ni se palpa
opuesta se manifiesta,
esta vestida de alba
es morada tierna ingrata.


Es nudo en el cerebro
uno mismo lo desata,
amoratado sendero
se ahoga de plata.

Lima, 1° de  Mayo de 1999.







CANTIZAL VEINTISEIS


Desde la perspectiva interior
de mi propia estructura,
se quiebra el vidrio reflector
como cúpula de toda altura.


La arcilla cosida sin fuego
de inoxidable resistencia,
erosiona los extremos contigo
como un suspiro a la distancia.


Enmarcado vidrio del espacio
música de alma saturada,
volumétrico salto al vacío
parte en dos como manzana.


El contraste de la sombra
descansa sobre el sonido,
meditando la dalia buscada
se estrella en su propio nido.


Trecho en trecho va la risa
como una cálida sinfonía,
lanceadas  notas de plata
tejen a lo largo de la armonía.







CANTIZAL VEINTISIETE


 


 


Prismática ortogonal
del silencio,
eco vertical
desplomado,
como dos planos
opuestas al vacío,
se estrechan las calles
del destino,
sobrepuestas en el estío.


Frente posterior del universo
realidad inclinada,
verticales del verso
descansan en la viga esperada.


De piso superpuesto
sostenido converso llano,
levantadas columnas
incrustadas en el tiempo.


 Rítmico horizontal
demoradas sonrisas,
simétrico gesto frontal
de silenciadas inversas.
 
Tripartir el firmamento
es brindar fuerte beso,
a las líneas del viento
en un estival pasajero.

Fragmentada esperanza
trazada curva en el aire,
alucinada de confianza
vertiginosa certeza arde.


Voluminoso neutro sonido
sistema estructural del latido,
colgado follaje de soñado alivio
en un abrazo vegetal del olvido.


 


                                Lima, 05 de Mayo de 1999.







CANTIZAL VEINTIOCHO


En la víspera del día
el principio se ha quedado,
viajando de sol se olvida
en pasos de lodo regresado.


Desgajamiento de sueños
sembrados en rojos claveles,
van descansando en los años
vacilantes miradas celestiales.


Una rota ojeada
abre paso de oscuridad,
y la esfera clareaba
adentrada al final.


Voy mirando el vacío
de poblada eternidad,
es un cilindro de espacio
perdido en el mas allá.


                          Lima, 08 de Mayo de 1999.







CANTIZAL VEINTINUEVE


La mañana esta tibia
ausente la claridad
el tiempo perdido
en el seno del más arriba
cual peñascal subido.


Confusamente entre las horas
caminan hacia lo desconocido
trasegado rueda por las orlas
hasta encontrar lo humedecido.


Blando calor azul de mañana
desnudos segundos lanzados
pintoresca vertiente retirada
encasillada de blanca idea
como un cubo de agua llena.


Purísima activa blancura
mezclada de nube alejada
absorto de lluvia introducida
en busca de imbatible fuerza.







CANTIZAL TREINTA


De inexplicable torcedura
dibujaría distante marejada,
sorprendida en rectangular
esconde separada aldeana
dentro de la calle irregular.


De nube blanca recolectada
quiero escribirte dolorosa,
en lejísimos color retinto
una línea media delgada
con lágrimas de pensamiento.


Bello verano de rosas
de cielo azul alumbra,
de flores abiertas todas
escondidas en la sombra.


Las brumas se ausentan
cercanas alturas violetas,
los colores se recuestan
en las barandas frescas.


Matices pálidos de luna
relumbran alejado amarillo,
pedregosa tierra oscurecida
resbalada debajo del tobillo.







CANTIZAL TREINTIUNO


Densa neblina
se hizo a la mar,
llevándose el día
al oscuro palomar.


Rebrota una leve luz
que no se puede ver,
adentrada indecisa voz
se derrama su querer.


Rosaleda color de trigo
alfombra de vida llena,
de agudo viento testigo
extendida claridad de luna.


La planta es la misma
pero de diferente fruto,
así es la propia vida.
discrepante del destino.







CANTIZAL TREINTIDOS


El sol de la mañana
pausadamente ascendía,
sujeta de enorme azulada
declinaba espalda del día.


En lo más alto del cielo
de polvo color grana al revés,
todo el mundo a su estilo
rezagado al pretérito a su vez.


A una atmósfera abierta
avistar el aire rosa que sopla,
árbol florido de opulenta copa
bordea el cielo humo del planeta.


Ribeteada de flores los caminos
arrumada de belleza desconocida,
granates besos vuelan redondos
sobre hojas melosas de armonía.


Las veracidades color carmín
largas, largas, muy extensas,
todas van del inicio al fin
hasta perderse bien enteras.







CANTIZAL TREINTITRES


El tiempo ya retirada
a varios siglos de distancia,
fugazmente despertada
hacía el centro mismo se abría.


Ha comprendido verde tarde
que las esperanzas  se acaban,
y en la hondonada de la vida
mordisqueando recuerdos se hallan.


Embestida violenta de risas
de gritos rompieron el silencio,
las leyes naturales son precisas
reflejadas sobre el mismo roció.


Agitando sus alas pasa la tarde
como desenvuelta en las horas,
de colorido enmudecido se arde
en rojo extenso sobre las hierbas.
                                               Lima, Mayo de 1999







CANTIZAL TREINTICUATRO.


Entrada muy de mañana
bajo un cielo tizne y raído,
como una luz cuadrada
va cayendo lo antes traído.


Allá por el deshumedecido rojo
que se abre paso al azulado cielo,
va quedando la tierra en rastrojo
alejado, transitado, desmedido de hielo.


He dado la vuelta al tiempo
mirando canteras del pasado,
las delgadas brumas del vado
profundizan el verbo callado.


Ninguna puerta abierta
ha derramado su entrada,
aún la luz despintada violeta
a retenido para si a toda el alba.


                                           Lima, Junio de 1999.







CANTIZAL TREINTICINCO


La balaustrada que acompaña
conduce hacia el campanario,
enrojecido cielo de mañana
desnuda se baña en el balneario.


Gigantescas roquedales
nubecillas blancas empinadas,
en la pureza de las flores
deslizan gratamente las ventanas.


Como una rosa sacada del día
van rozando colores primaverales,
tantas franjas al aire de alegría
sueltan naranjados besos de claveles.


Goznes chirriantes de otoño
frugales apetitos del quehacer,
discretos escapatorios de ensueño
rezagos de verde lluvia de ayer.


                                   Lima, Julio de 1999.







CANTIZAL TREINTISEIS


Caminando, camino cansado
por la celeste simetría de la vida,
curiosidad de azul penumbra
se adentra al tejado destino
como una  A  en voz  perdida.


Todo es un laberinto muy lejano
como la desaparición del tiempo,
en las esferas de un lenguaje partido
contra atacado, hundido y profano
en fantasioso metafísico guardado.


Caída de sombra misteriosa
encima de hoyada del comienzo,
en frágil memoria enroscada
a una luz lila del infinito lienzo
de aplastada vida hueca y muda.


Por la orilla de mi memoria
siempre azuzando caminaste,
entretejiendo luz derramada
cuales vientos del destino oeste
al final de la larguisima cuerda.


Abre la puerta del futuro
gesto apasionado y mudo,
profundizada en la vida
angelical modo desnudo
geométrica forma descarnada.


Abre pueblo tu corazón
instálame en el umbral
y viviré para siempre a tu lado,
las lluvias no cambiarán de lugar
siempre estaré contigo acompañado.


                                               Lima, Julio de 1999.







CANTIZAL  TREINTISIETE


El sol viejo y perezoso
indefectiblemente declinado,
arriba de monte lento y pesado
y de abajo oscurecido y escarpado.


Negruzcas nieblas
rebasan los caminos
y abren las puertas
de recuerdos dormidos.


Rudos parajes acuestan
en la gresca subida,
de la tierra al cielo van
bramando por la vida.


El viento cimbrea
los alcances del alma,
cual hoja que clama
el pan caído de la calma.


                                     Lima, Julio de 1999.







CANTIZAL TREINTIOCHO


Ventanal al viento
aliento de aire puro,
de azulado envuelto
al día en parte del beso. 
  
Hacia negro fondo
discurre las nubes,
de sonido abismo
único rastro a la ves.


Los enhebros saltados
a los zumos del día,
corrían por sus cuerpos
desenfrenada alegría.


Celestial mansión
levantada de cielo vivo,
vertientes de canción
se acuestan de alivio.


Dorado verde valle
indescriptible dulzura,
estribación tan grande
sostenida la ideal esfera.


Tarde clara y fatigada
sombrillas agitadas,
bríos de sudor salada
al viento quedan recostadas.


                                  Lima, 4 de Agosto de 1999.






CANTIZAL TREINTINUEVE


Lo soñado se hunde
en el despertar de la voz
y trémula rosa se arde
escondida tras el cielo de vos.


He besado violeta lejanía
y he percibido sabor del viento,
en un puñado de armonía
la humareda se hace cuento.


Endilgado en el difícil hastío
los sueños circulares de playa,
se adentran a lo íntimo del río
como dos caminos sin alma. 


Los anhelos se ajustan
en la simetría del aire
y al verter se despiertan
como los claveles de ayer.


Minúscula voz cobija el día 
inversa a la retirada claridad,
rota el cosmos sin eufonía
insinuada idea a la eternidad.
                                               Lima, 10 de Setiembre de 1999.


         







CANTIZAL CUARENTA


La claridad de las diez
hundida en una palabra,
la tierra y su redondez
va cabalgando la mañana.


A media hora de la distancia
ondulando el viento sin revés,
busca de los siglos su infancia
y todos llegan a la misma vejes.


Cerca al taimado cristal
puede encorvar la puerta,
salto el recuerdo pedestal
y rompo el aire a una legua.


Los cuarteados minutos
enervan la caída del sol,
y entera de sentimientos
saltan las hojas de fervor.
   
Los signos siguen doblados
doblados todos a la izquierda,
mientras ondeantes flujos giran
el vaivén silábica de la cuerda.


Esquinas violetas del tiempo
partidas junto a la mañana,
declinada atardecer de invierno
entorpece de negruzca esperanza.


La tarde corre y corre
por la estrecha cuadra,
tiznada noche de setiembre
de boca abierta es arrojada.


                                        Lima, 10 de Setiembre de 1999.







CANTIZAL CUARENTIUNO


Sobre primera luz que apunta el día
he dejado aprisionado mi esperanza,
y en la sombreada tarde de agonía
ha quedado sentada la noche pasada.


Desde la floresta teñida y fría
he cautivado la memoria verbal,
cual naturalidad de rosa empírica
dejo sujetada la propia realidad.


La adversidad no es castigo
son escollos mal partidos,
estas advertencias de amigo
resquebrajan cerca a los oídos.


En retirada vidriosa mirada
que conduce débil alegría,
de rugosa espalda rosada
agrieta el corazón del día.


                                         Lima, 22 de Octubre de 1999.







CANTIZAL CUARENTIDOS


De cielo cenizo oscuro
respira la honda herida,
de blanco amontonado
de lila nevada se olvida.


De niebla el día
arrimado al paso,
arrugada alegría
se aleja de blanco.


Bruma gris y azulada
hundida de oro pardo,
de una triste entonada
luz abierta a un costado.


Arrinconar la nevada
cerca al recodo del día,
y coger el cielo violeta
desde el fondo del río.


Miran esa herida
abierta en el roció,
deshojada de planta
en el corazón a crecido.


                                    Lima, 28 de Octubre de 1999.







CANTIZAL CUARENTITRES


Tarde nubosa y dolorida
perdida en el extremo lejano,
de intimidad tranquilizada
se ahonda saltando hacia abajo.


Cuanta sombra retenida
bromeando opacamente,
se acuestan sobre la herida
de blanco oscuro rozagante.


Tantos minutos van llorando
dentro de las nubes taladrado,
y en sus lindes van quedando
todos a medio día retoñando.


Todas las palabras fundidas
como tantos libros perdidos,
una sola letra de abajo extraída
de los últimos bordes ya vividos.


Difusamente voy a la orilla
el tiempo aun no ha llegado,
canteando los bordes del día
sentada la noche va quedando.


Toda la Tierra se redujo
a su mínima expresión,
clavada en el recuerdo
se parte en único corazón.


                                          Lima, 30 de Octubre de 1999.







CANTIZAL CUARENTICUATRO


Apretujándose  al corazón
el minúsculo suave cariño,
siento profundamente su calor
como un enorme consuelo
prendido de una sonrisa de niño.


Cual trebejos de luz cuelga
retozando sobre beldades,
en trastos de arte decorada
se deslizan las bondades
como buscando la calzada.


Colorada reseca de fuego
dejan sus huellas borradas,
cual paso solvente en juego
del comienzo de las sonrisas
hasta orillas de las ya buscadas.


Las alegrías de largas fiestas
dejan muchas puertas abiertas,
unas avanzan hasta las tiendas
otras esperan en declive dormidas
hasta que regresen las mañanas.


Torrentosamente baja la aurora
por el costado violento de la mañana,
junto a las aguas de más arriba
se estacionan las violetas montañas
quedando en alto la sombra invertida.


La penumbra gris de otoño
lentamente besan las hojas,
y cerca al borde de cada año
cerros de mojadas quebradas
se quejan de cuestas arrinconadas.


Lima, 30 de Octubre de 1999.







CANTIZAL CUARENTICINCO


Se entreabrió las hojas
y se vió partirse la tierra,
en cuántas oblicuas zanjas
rasgaba el cielo su trama
nunca llevada en tantas piezas.


En una suerte estrechada
rasguean tallos de juncos,
y la guitarra sola canta
estribillos ya muertos
bajo una sombra  Santa.


Media vuelta he dado
a la luna y al viento,
y del centro ha brotado
una luz lila de encanto
larguícimo muy ajustado.


A la salida del sol de mañana
por el Este ya empezada,
y en la simétrica colorada                 
el camino de ayer esperada
opuesta a la vereda se queda.


Lima, 13 de Setiembre de 1999.







CANTIZAL CUARENTISEIS


El sol del medio día
prendida desde arriba,
y el corazón del ser
partido sin armonía.


Muchas veces durmiendo
en sombra violeta del norte,
y no tardo de llegar rugiendo
con voz alterado de hombre.


El color puro de agua
ha frotado la paciencia,
y de un par descuelga
en una guardada ciencia.


Hojeando allá el viento
podía ver sus enojos,
y al fondo del tormento
nacían plantas de ajenjos.


De amarilla luz menguada
opuesta a la misma tarde,
y no demoraba la azulada
esparcirse de alejado entrante.


Lima, 14 de Setiembre de 1999.







CANTIZAL CUARENTISIETE


El misticismo por los aires
las tardes bajadas del cielo,
cual entredichos de enjambres
de guinda se cruzan entre el viento.


Cogidas de las mil ideas
sostenidas entre las manos,
de puntillas descalzadas 
empinadas en tonos azulados.


He custodiado miramientos
como continuación de vida,
preservando los silencios
con tanto recelo en la orilla.


He repuntado la claridad
sobre el devenir de altura,
absorbiendo calmada lealtad
que se adentra en sepultura. 


He teñido de gualda
y he libado su dorado,
bajo el cielo de la vida
vengo al tiempo cobijando.


Lima, 20 de Setiembre de 1999.







CANTIZAL CUARENTIOCHO


Por los acantilados de la vida
cuántos pensamientos rodando,
hacia las profundidades de la nada
todos se encuentran al pie esperando.


Esta orilla opuesta a la vida
muchas razones van cediendo,
al borde del peligro cada día
todos están con el abismo jugando.


El sobre peso de la tragedia
de una sola cuerda colgada,
como una mirada sin el día
la suerte se arrincona victimada.


Todos conspiran a igual dirección
todos van a una misma frontera,
todos retienen la débil respiración
hasta que terminen la luz prestada.


Lima, 5 de Noviembre de 1999.







CANTIZAL CUARENTINUEVE
De resplandor suave y gris
caía agua por el respiradero,
rehusando la mirada de añil
dibuja la redondez del aguacero.


Con los ojos fríos de espalda
deslizabase un soberbio cielo,
retorciendo el brillo de espada
todo se volvía violeta de frío.


Corría la noche hacía el tiempo
con mitad de sombra escondida,
de verbo silencioso sin entorno
sobre la arena quedaba extendida.


Cruzando los aires de rosa
retenida en la herida abierta,
en arena dura de ligera loma
de pisada descalza despierta.


Se dispuso esperar el día
para sumirse bajo su calor,
mientras la luna lejos reía
desde las rendijas del sol.


Mi deseo se había muerto
como claridad en el cielo,
todo rodaban por el huerto
en plena noche de mejor celo.


Qué liviandad de recuerdos
frágil alivio del medio día,
cándidos vidriosos recodos
sobre una pálida sonrisa vacía.


Tantas preocupaciones de atardecer
bajo la mirada de luna estacionada,
empolvado amarillento de anochecer
queda de esquina redonda y lapidada.
Lima, 6 de Noviembre de 1999.







CANTIZAL CINCUENTA


Descendida la torpe noche
agonizante espacio irrespirable,
declinada al tan vacío oriente
esparcida en tinte inaceptable.


Desatar el nudo de la noche
y extender cercana esperanza,
es macollar de verde horizonte
en regalada colorante de manzana.


De sobrecarga ensombrecida
pesadamente flotada oscuridad,
como de media noche partida
en tantas cosas necias de eternidad.


Espigando a prisa el viento
cimbreante el mundo olvida,
festejando desprendido punto
se enclava hecho nudo y trina.


Con el día en la misma espalda
guardando secos lirios morados,
en la tibia puerta de madrugada
viva luz amontonada en escombros.


Lima, 12 de Noviembre de 1999.







CANTIZAL CINCUENTIUNO


Insinuar la verdad
es sembrar en el aire,
luego garabatear el cielo
sin ningún otro consuelo.


Encontrar la verdad
es buscar cierta coherencia,
aún acudiendo al celestial
la verdad no tendrá paciencia.


Los aleteos del sonido
no tiene forma ni revés,
tampoco puede ser querido
aún nadando con sabor a pez.


El día invertido
y contradictorio,
como libro caído
a las aguas sin río.


Lima, 20 de Noviembre de 1999.







CANTIZAL CINCUENTIDOS


 


El alma
es inmensidad,
y la poesía
contiene la vastedad del alma.


La vitalidad
es mito lejano por descubrir,
es la imaginación
perfecta de la realidad.


La poesía
es el sentido del alma
sobre el reflejo del agua,
es la misma
que micciona el alma.


¡Oh! poesía
metáfora del alma,
manantial de ternura
fuente abstracta de dulzura.


¡Oh! poesía
eres como el mar,
azul por dentro
y blanco abierto
a las aves para volar. 


¡Oh! poesía
esencia de la vida
misterio del filosofar,
eres aliento de luna
y más allá en la nada
cuánto deberás andar
junto a la aurora misma.


¡Oh! poesía
amada compañera,
esperas la mañana
en soñada placentera.


¡Oh! poesía
aquí quedas
escrita sobre el día,
aquí acabas
mi última alegría...


 


Lima, domingo 21 de Noviembre de 1999.  

 



ÍNDICE




PRÓLOGO
CANTIZAL UNO
CANTIZAL DOS
CANTIZAL TRES
CANTIZAL CUATRO
CANTIZAL CINCO
CANTIZAL SEIS
CANTIZAL SIETE
CANTIZAL OCHO
CANTIZAL NUEVE
CANTIZAL DIEZ
CANTIZAL ONCE
CANTIZAL DOCE
CANTIZAL TRECE
CANTIZAL CATORCE
CANTIZAL QUINCE
CANTIZAL DIECISEIS
CANTIZAL DIECISIETE
CANTIZAL DICIOCHO
CANTIZAL DIECINUEVE
CANTIZAL VEINTE
CANTIZAL VEINTIUNO
CANTIZAL VEINTIDOS
CANTIZAL VEINTITRES
CANTIZAL VEINTICUATRO
CANTIZAL VEINTICINCO
CANTIZAL VEINTISEIS
CANTIZAL VEINTISIETE
CANTIZAL VEINTIOCHO
CANTIZAL VEINTINUEVE
CANTIZAL TREINTA
CANTIZAL TREINTA TREINTIUNO
CANTIZAL TREINTA TREINTIDOS
CANTIZAL TREINTA TREINTITRES
CANTIZAL TREINTA TREINTICUATRO
CANTIZAL TREINTA TREINTICINCO
CANTIZAL TREINTA TREINTISEIS
CANTIZAL TREINTA TREINTISIETE
CANTIZAL TREINTA TREINTIOCHO
CANTIZAL TREINTA TREINTINUEVE
CANTIZAL CUARENTA
CANTIZAL CUARENTAUNO
CANTIZAL CUARENTA D0S
CANTIZAL CUARENTA TRES
CANTIZAL CUARENTA CUATRO
CANTIZAL CUARENTA CINCO
CANTIZAL CUARENTA SEIS
CANTIZAL CUARENTA SIETE
CANTIZAL CUARENTA OCHO
CANTIZAL CUARENTA NUEVE
CANTIZAL CINCUENTA
CANTIZAL CINCUENTA  UNO
CANTIZAL CINCUENTA  DOS 





SEGUNDA  PARTE