El popular "Quijote"


COLECCIÓN LITERARIA N° 25

Obra Completa






Camino al Horizonte


(Ensayo histórico del realismo humano)


TOMO II - 1ra. Parte

A. ARNULFO MORENO RAVELO

 

Primera Edición 2010 - 119 págs.


Lima - Perú


Trata sobre el avance pacifico de los españoles al mando de Francisco Martín de Alcántara, que vino de Jauja en 1534, con destino a Huamachuco; llegando a explorar en busca de oro, plata y poder a su paso por el valle interandino del territorio que hoy comprende políticamente a la Provincia de Pallasca del Departamento de Ancash.






PRIMERA PARTE

SEGUNDA PARTE






PRESENTACION


“Un pueblo sin memoria no es historia”


Escribo ésta obra histórica literaria del mundo interandino para la juventud, para las generaciones venideras del territorio de Tauca y por ende de la provincia de Pallasca del Departamento de Ancash, ojalá me alcance la vida para lograr culminar mi objetivo de expresar la trayectoria de Tauca y de la provincia de Pallasca en la historia del Perú y ver sembrado en el surco la semilla necesaria del amor a nuestra tierra provinciana que nos vió nacer, a esa amplia naturaleza que desde niño nos forjó y nos despejó el camino de la esperanza y trazó en el fondo del corazón el vasto horizonte del conocimiento en nuestras mentes, fundidas en la inmensidad cultural de la grandeza del mundo de nuestras tradiciones y riquezas, atesoradas en el abierto y espacioso paisaje del territorio provinciano.


Como quisiera plantar en sus razonamientos una luz que alumbre todos los ángulos de la verdad histórica de nuestro inconmensurable universo natural, que aguardamos en la tierra provinciana, del cual es necesario imbuirnos en el entendimiento de sus acrisoladas tradiciones y descubrir los extremos del difuso misterio, para conocimiento de la juventud estudiosa, que llenan los cauces de infinitos ríos que riegan siempre la vida de un pueblo; así engendran el curioso pensamiento para comprender la fecundidad de sus secretos naturales, que activamente la dejamos, por preferir lo ajeno aunque éste no brille como lo nuestro.


Ojalá pudiera trasmitirles un poco de entusiasmo como un modesto consejo de acciones, para conducir a nuestro pueblo, conservando tanto su grandioso paisaje natural, como el inigualable paisaje urbano, conjuntamente con sus costumbres y demás tradiciones pueblerinas, comprendiendo que esta ubicación y su diseño geográfico no es más que una bendición de Dios derramada sobre la Tierra, debemos sentirnos orgullosos de tener la suerte de seguir siendo hijos de éste lugar; por esta razón, tenemos la obligación moral de cuidar y conservar eternamente la herencia dejada por nuestros antepasados. Los pueblos en donde hemos nacido siempre son recordados no solo hasta el día de nuestra muerte, sino hasta el más allá de nuestro mundo, jamás se puede olvidar ese primer día de nuestra existencia sobre esta Tierra, un pueblo muere de amor, cuando muere el corazón.


Hoy sabemos cuales fueron los motivos de su natural aislamiento geográfico de este hermoso valle, que por ser un lugar interandino delimitado por los cerros de Angollca y Chullush, en caso de Tauca y por su accidentada geografía el de nuestra provincia, no fue posible su sometimiento a la administración social de gobierno desarrollado por los Incas del Imperio del Tahuantinsuyo, como otros tantos valles interandinos de los Andes, a pesar de que cercanamente se ubicaba la planicie o la pampa de Tuctubamba, por donde pasaba el Cápac Ñan o el Camino Inca o el camino real que fue construido por tres incas: Pachacutec, Tupa Inca Yupanqui y Huayna Cápac, por donde se hacía “posible el desplazamiento de los ejércitos, el abastecimiento y distribución de las cosechas, la recaudación de los tributos, el desplazamiento de las poblaciones con fines políticos o sociales, religiosos, el tránsito de los funcionarios y chasquis (…) eran trazados en línea recta, evitando los quiebres así como las modificaciones en la dirección, adaptándose a la topografía de cada región” (G. Valencia, Andamarca, 2006, pág. 26), hacia el Norte pasaba por Cajamarca hasta el Ecuador y hacia el Sur por el Cuzco hasta Chile. Por ésta razón, no fue posible que los incas ni los conquistadores españoles llegaran a explorar o pasaran por nuestro territorio Tauquino.


“Francisco Pizarro, en su 3er viaje salió de Panamá el 20 de enero de 1531, llegó a Tumbes el 16 de mayo de 1532, pasó a San Miguel de Piura 15 de agosto de 1532 (estandarte rojo y gualda = color amarillo, por sus campos con las armas de Castilla, trompetas, el grito de “Castilla, Castilla, Castilla, por el Rey Nuestro Señor”), pasaron por Huancabamba, llegaron a Motupe el 23 de octubre de 1532, (hallaron muchas huacas y palacios destinados a la oración), continuaron a Huamachuco (aliado del vencido Huáscar), (hallaron palacios, santuarios, templos escalonados, fortalezas y pirámides, varios curacas pomposos caminaban con gran sequito, especialmente de mujeres, eran enterradas vivas con él, atendieron a Francisco Pizarro, eran enemigos de Atahualpa, llevó muchas mujeres y cargueros para su gente de guerra). Se encaminaron a la sierra Cajamarca llegando el 15 de noviembre de 1532, (el 16 fue capturado Atahualpa). Después de nueve meses, el 11 de agosto de 1533, Francisco Pizarro, siguiendo el camino del inca o Cápac Ñan, pasó Andamarca, Totopampa, llegando el 31 de agosto de 1533 al Callejón de  Huaylas, continuó hasta llegar a Jauja el 11 de octubre de 1533, luego llegó al Cusco el 14 de noviembre de 1533, en donde fundó la ciudad del Cusco el lunes 23 de marzo de 1534, después de la ceremonia el Capitán Gabriel de Rojas que acababa de llegar de San Miguel, procedente de Nicaragua, trayendo el mensaje del adelantado Pedro de Alvarado, Gobernador de Guatemala y antiguo compañero de Cortés, “estaba fletando una armada para venir con tropas al Perú y adueñarse de lo ganado por Pizarro”. La noticia indignó al Gobernador Francisco Pizarro, se apresuró a fundar el Cusco, evitando de este modo que Alvarado hallase la tierra sin fundaciones españoles y se pudiese aferrar a este pretexto. Hizo reparto general de la tierra entre los conquistadores, dictando las Ordenanzas para la conservación y el buen trato de los indios. Al mismo tiempo envió a Diego de Almagro a visitar la costa y a tomar posesión de ella en nombre del Rey. Pedro de Alvarado tenía que encontrar el litoral hollado por los conquistadores, para que no alegue de no haber sido conquistada, carecer de dueño y sentirse con derechos para establecerse en ella. Mandó a Hernando de Soto perseguir a Quisquis arrinconándolo a los contrafuertes andinos y obligarlo a huir  al Norte. Nombró a Beltrán de Castro Teniente de Gobernador de la ciudad del Cusco, encargando el mando de los 40 vecinos destinados a quedar de guarnición. Francisco Pizarro a fines de marzo (antes de Semana Santa) regresó a la fundación definitiva de Jauja el 26 de marzo de 1534, con miras a ser capital de su Gobierno, lo acompañaba Manco Inca Yupanqui, el nuevo monarca de los quechuas”. Mandó a su lugarteniente Francisco Martín de Alcántara conformar una “comitiva exploradora”, para tomar posesión de los valles de los Andes desde Jauja hasta Huamachuco; pero, gracias al impedimento casual que suscitó antes de llegar a Corongo, y a las previsiones impartidas por Francisco Pizarro desde Jauja, para no seguir hacia el Norte el camino del inca que pasaba por la pampa de Tuctubamba, por el peligro que podrían encontrar en su trayecto, el temor de la noticia de que “un hijo de Atahualpa bajaba desde Quito con un grandísimo ejercito, la mayor parte integrado por caribes antropófagos, para vengar la muerte de su padre”, como para variar la dirección del camino de la “Comitiva de Francisco Martín de Alcántara” que venía de Jauja en el año 1534, pasando por el Callejón de Huaylas (Huaraz), con destino al Norte; como consecuencia de éste desvió girado hacia el lado izquierdo o el Occidente, con gran esfuerzo atravesaron cerros y quebradas, llegando imprevistamente a explorar los distritos del valle interandino del territorio que hoy comprende la provincia de Pallasca, hasta alcanzar la tierra de Huamachuco, en donde el lugarteniente Francisco Martín de Alcántara, constató que la tierra ya se encontraba en posesión de los españoles que dejaron al fundar San Miguel de Piura y la evangelización de los indios estaba a cargo de la orden de los franciscanos, regresando por la costa para dar cuenta a su medio hermano el Gobernador Francisco Pizarro, que se había trasladado a Pachacámac. Mientras tanto Pedro de Alvarado con su expedición entraron a la región de Quito (Ecuador), en donde le había esperado Diego de Almagro unido con Belalcázar, al frente de un ejército integrado por hombres de San Miguel, lograron detener y evitar una batalla, llegando a la transacción de comprarle hombres, caballos y navíos en 100,000 castellanos de oro, el día de Año Nuevo de 1535, Francisco Pizarro le recibió en Pachacámac saludándole con un abrazo de gratitud.    


Los españoles fueron los primeros aventureros buscadores de riquezas como el oro, la plata y el poder, esta necesidad y actitud de los conquistadores dieron lugar al impensado diseño y mestizaje que en este lugar se transformó en un mundo social, que ahora tenemos con gran esfuerzo, siempre inspirado en su progreso y adelanto, infundiendo constantemente el acerbo nativo y acento cultural que los españoles encontraron, a lo largo y ancho de toda la provincia de Pallasca; imponiéndose toda la expresión del carácter cultural dejado y encontrado como su dialecto “Culle”; el mismo que debemos hacer lo posible de su conservación, para no perderse ni borrarse jamás de la mente de las generaciones venideras, todos los hijos de los pueblos de la provincia de Pallasca deben de preservar y cautelar nuestro acerbo cultural y patrimonio social, protegiéndolo con tenacidad excepcional de esperanza, de ver subsistir en los prometedores caminos de aspiraciones y ensueños de la vida de nuestra tierra provinciana.


Que, la incomparable genialidad y cultura de nuestros antepasados de los primeros tiempos de nuestra historia, de su organización nativa, fecunda y conservadora de sus valores, cualidades, decencias y amor perdure por siempre y se impartan o se difundan si es posible por todo el orbe.


Queremos que este trabajo trascienda no sólo en el mundo provincial, sino que también en el mundo universal, y se transforme en la construcción y afloramiento del conocimiento vital de una verdadera cultura ancestral, propagándose por toda la inmensidad de los pueblos gestados en nuestro Departamento. El territorio que hoy ocupa los pueblos de la provincia de Pallasca, es excepcionalmente cautivadora, guarda una esencia incomparable, tienen un paisaje de grandeza y de una historia inconmensurable, a la par de una proyección creadora infinita; la mayoría de los pueblos de la provincia se fundaron en el destino de las faltadas de algún cerro cautelador, que lo enaltece su función social futura, con la fragancia divina de su vegetación típica natural del lugar; pareciendo sus cumbres que sostiene el amplísimo azul cristal del cielo, sobre todos los pueblos que traslucen en el trayecto del valle interandino de la provincia de Pallasca.                    


 


Dr. A. Arnulfo Moreno Ravelo


Autor de la obra         





CAPITULO VIII

ORGANIZACIÓN REPRESIVA ECLESIÁSTICA



  Visitadores y Doctrineros en el territorio peruano
“Para verificar la labor de los evangelizadores y a demás conocer personalmente a su feligresía, varios Arzobispos de Lima visitaron este Valle (de Conchucos): El Iltmo. Don Gonzalo de Ocampo en 1640; el Iltmo. Don Melchor Liñán y Cisneros (18 – 02 -1678 - 29 - 06 – 1708) y el Iltmo. Don Juan Domingo Gonzáles de la Reguera (15 – 02 – 1782 y 08 – 03 - 1805), habiendo llegado a la capital de Conchucos Alto (Huari) donde confirmo 4,202 fieles”.(Ucrania Peruana Llamellín, Rósulo F.Reyes Espinoza, pág. 74).


Debe tenerce presente que “se denomina el valle de Conchucos a la región trasandina, entre el Callejón de Huaylas y la cuenca del Marañón, las provincia de Corongo, Sihuas, Pomabamba, Luzuriaga, Carlos Fermin Fitzcarral, Asunción, Huari y Antonio Raymondi, en el cual habitaron en ese tiempo tribus de estatura robusta, belicosos, de ojos claros, pelos castaños, llevaban como indumentaria en la cabeza una especie de sombrero llamado “chuco”, con una franja que envolvía la frente con dibujos de serpiente, símbolo de su dios “Kon” del que proviene el nombre de Conchucos”.(Heli Escudero). Pero no llegaron al valle interndino de la Provincia de Pallasca, cuyos habitantes habitaban en forma dispersa natural y pacífica, sin contar con alguna organización imperial.        
      
“Eudoxio Ortega, la etimología de Conchucos es la siguiente: Kon que quiere decir “Fuego o Dios del Fuego”, y chuko “Sombrero”. De acuerdo a ello, Conchucos vendría a significar “Sombrero con insignia del dios kon”. Entonces Conchucos vendría de las palabras simples: Kon y Chuku, que significaría, el que lleva en el tocado al Dios Kon; explica que este nombre expresa la forma y el color del tocado que usaban y por el cual se distinguían de las otras tribus del Norte del Perú. El hecho es que Chavín, un pueblo con ideas grandiosas y músculos de granito, fue capaz de edificar un santuario, al que llamó CENTRO DE LA TIERRA. Uno de los Ayllus, provincias y conductores, fueron los “Pincus” probablemente. Durante la expansión del Tahuantinsuyo, Pachacútec al conquistar los Conchucos al mando de su hermano Capac Yupanqui y su hijo Tupac Yupanqui, según Gracilazo de la Vega, que al enviar los apercibimientos acostumbrados a los naturales de una provincia llamada Pincu, a la que respondieron que holgaban mucho recibir el Imperio Inca y sus leyes. Al enviar igual recaudo a otras provincias, pidiéndoles seguir el ejemplo de Pincu (Región San Marcos-Huari), las provincias solicitadas, se revelaron en aceptar nuevas leyes, nuevas costumbres y adorar nuevos dioses, esto es de los incas, respuesta que encadenó una guerra cruel que duró mucho tiempo y que al final, los incas fueron los vencedores obligando a los conchucos a rendirse. En cuanto a la ubicación geográfica de Kollanapinko, en su versión original está ubicada más al norte del actual San Marcos; y que como sostiene Julio C. Tello, probablemente a los fenómenops de la naturaleza, como aluviones, templores o enfermedades, obligaron a la población a desplazarse a otras áreas, pero manteniendo su ámbito geográfico. Incluso, cuando llega la influencia de la Cultura Wari, desde el Sur del Perú, ya en el periodo Formativo Superior, siglos IV y V d.JC. de nuestra era, se mantiene la estructura territorial como se puede observar en la conformación de las comunidades campesinas que aún mantienen su toponimia y allí están Waripampa, Waritampu, Warimayo, Warijamasga en otras (…). Desde esta altura como de todas las “Marcajircas” de Conchucos, se goza de una espléndida vista de 20 leguas a la redonda por la quebrada del Puchka, por el río Huari y las alturas de Huagay Ahuaj. (San Marcos-Huari, pág. 15, 17 y 18) por Oscar Alva Maguiña).             


Durante el virreinato se produjeron numerosas visitas de eclesiásticos por diferentes lugares del Perú, con el ánimo represiva y evangelizadora de efectuar la extirpación de las costumbres tradicionales de culto de los gentiles y esta inquietud ha dado origen a una engorrosa historia de la extirpación. Tanto los Arzobispos de esa época  formaban campañas y encomendaban a visitadores con el fin de extirpar la idolatría de aquellos tiempos con el fin de destruir las religiones andinas los investigadores sostienen que la extirpación fue una represión, como la inquisición para indios, y las periódicas campañas, especialmente durante los años de 1610 y 1660, para destruir el mundo indígena, desde “Lima ejerció su imperio sobre la urbe. Fue su misión amparar y castigar a los herejes que pudiesen contaminar a los cristianos, castigarlos y extirpar sus errores, actuando sobre individuos ya integrados a la cultura hispánica o por lo menos europea. La Extirpación, en cambio, se dirigió a las comunidades rurales no integradas culturalmente y tuvo un proyecto básico negativo y destructivo”. (José Carlos de la Puente Luna-2007, pág.35).


El episcopado de Melchor Liñán de Cisneros (1678-1708) “resaltó los sucesos relativos a la extirpación correspondiente al período posterior al gobierno eclesiástico del arzobispo Villagómez” (José Carlos de la Puente Luna-2007, pág.36)    


“Algunos visitadores específicos entraron en escena. El temprano extirpador Rodrigo Hernández Príncipe, así como sus detalladas descripciones de las idolatrías de Ocros, Ichoca y Recuay (1621-1622) (…) El segundo personaje cuya carrera profesional ha sido importante para la historiografía de la extirpación es Francisco de Ávila. Según la narración oficial sobre la extirpación, el descubrimiento que Ávila realizara en 1609 acerca de la persistencia de las idolatrías en el pueblo de San Damián de Checa, donde era doctrinero, puso en movimiento la primera campaña anti-idolátrica del Siglo XVII. Los indios de la doctrina de San Damián y sus curacas, denunciaron por su labor represora…resultaron ser los conflictos entre el doctrinero, el visitador y los indios” (José Carlos de la Puente Luna-2007, pág.38-39).


“Los intereses económicos inherentes al cargo de doctrinero de indios, así como el control de la mano de obra indígena para beneficio de las empresas económicas de muchos religiosos, el comercio, la fabricación de ropa o la producción de la tierra, empezaron a considerarse temas insoslayables desde esta perspectiva. Tomando algunos casos en que los visitadores de la idolatría sobornaban testigos, tomaban para sí bienes embargados y expropiaban parcelas so pretexto de estar destinadas al culto de las viejas divinidades(..) caracterizó la doctrina de indios como una empresa personal altamente rentable, un núcleo de explotación colonial(…) la presión económica sufrida por los indios implicaba una reacción que se materializaba en una denuncia por abusos – especialmente las exigencias desmedidas de trabajo gratuito- contra el doctrinero o el visitador de turno(..) un religioso poco tolerante para con las prácticas mágico-religiosas no católicas de sus fieles podía sufrir una seria denuncia por parte de los indios, fueran los cargos reales o fabricados. Así, los intereses detrás de esta dinámica propia de la vida colonial- las luchas por el control de la mano de obra- pusieron en movimiento algunas de las acusaciones y contra-acusaciones presentadas ante la justicia arzobispal”. (José C. de la Puente Luna-2007, pág. 40).


“Los indios de la pequeña doctrina de Hacas-corregimiento de Cajatambo- interpusieron contra el célebre visitador de la idolatría Bernardo de Noboa, (..)acerca de cómo los documentos judiciales y la realidad que pretendían describir no siempre coincidían, esto no solo debido a los prejuicios e intereses de los visitadores, sino también a las motivaciones de los indios”.(José C.de la Puente Luna-2007,pág.42).
Como vemos de esta información estas repreciones no llegaron al pueblo de Tauca ni al territorio del  es hoy la provincia de Pallasca.


ESTABLECIMIENTO DE PARROQUIAS.- Los encomenderos no habían cumplido con establecer parroquias en las Encomiendas instaladas en el Callejón de Huaylas y las Vertientes ni menos con sufragar sus necesidades de los párrocos, encargados de enseñar a los indios la doctrina cristiana, en la visita del Corregidor de Huanuco, don Diego de Alvarez, que realizó a la Encomienda de Huaraz en 1558, no encontró a ningún sacerdote, informando al Arzobispo de Lima.


El 4 de agosto de 1559, en el cabildo de Lima se dispuso “recoger a los naturales para que se les adoctrinen y cesen los daños que reciben por vivir en lugares distintos, siendo de parecer del cabildo la conveniencia de hacer dos pueblos en el camino de Trujillo; uno en Huaylas, que estuviese junto a la parroquia de San Sebastián, comisionando al alcalde Jerónimo de Silva para que vea si era conveniente su fundación” (Cabildos de Lima, Tomo IV).


La primera parroquia cristiana con el nombre de “Pueblo de San Sebastián de Huaraz” propuesto por los misioneros franciscanos, fue instalada en 1534, en Huaraz, por el encomendero Sebastián de Torres Morales, pero “por no contar con el suficiente dinero para el pago de dichos clérigos” no fue posible su funcionamiento.


El Corregidor de Huánuco don Diego de Alvarez, fue el principal gestor para la designación y permanencia de los clérigos doctrineros en Huaraz. “Establecida definitivamente la Parroquia, se sucedieron numerosos sacerdotes, cuyos nombres no se encuentran registrados, hasta cuando se produjo la visita del arzobispo de Lima Toribio de Mogrovejo, en el año de 1585, dejando anotado en sus memorias que había encontrado en la parroquia de San Sebastián de Huaraz, al Cura don Diego de Bermúdez; y en su segunda visita, al Licenciado don Leonardo Cortez, desde cuya visita la Parroquia de San Sebastián pasó a ser servida por dos sacerdotes”.(Historia de la Antigua Villa de San Sebastián de Huaraz de Santiago Matos Colchado)   


 


CAPITULO  IX
SUPERTICIONES, HECHICERIAS Y MALEFICIOS.
  
Según un testimonio eclesiastico nos dice: “una mujer llamada Bernarda Huiza Ingar del pueblo de Yánac que vivia en el lugar camino a la laguna de Cocha”, perteneciente a la que hoy es la Provincia de Corongo era una conocida hechicera, “el día 17 de agosto de 1686 comenzó hacer la brujería a un hacendado que vivia en Huataullo del pueblo de Conchudos de apellido Ayala”, el “arreglo” era para quitarlo la vida, cobraba una buena recompensa pagados por sus contrarios, el maleficio consistia “ enterrar junto a su vivienda en donde duerme un muñeco de cera con su forma masculina, envuelto con retazos de su pantalón y otras telas que haya usado el desafortunado, el muñeco era atado con sus cabellos del Ayala, con sus manos en forma de difunto”. Para mayor efectividad del hechizo, el “bulto era atravezado la caveza, espalda, cuerpo y brazos con espinas negras y alfileres bajo tierra con ají y estiércol de animal”, “viajó al lugar y se hizo pasar como compradora de ganado” en cuanto realizó el entierro el tal Ayala, se enfermó, dice: “en su lecho sentía mucho dolor y ardor por todo el cuerpo, se seco en vida” antes de morir un perro del hacendado en forma casual olfateo y escarbó la tiera del enteierro, “descubriendo el bulto enbrujado” todos reconocieron trozos de sus prendas del desafortunado, entonces la cuñada, por que el era viudo, “ordenó que se la destruyera quemando el hallzsgo con fuego” pero sigue el relato, ” fue causa para agravarse, se le retorció el cuerpo, los brazos, el cuello, la boca y aumentaron dolores en cabeza, espalda brazos, comenzó a pronunciar palabras de fantasma y temor”, “todos en esa noche lo rodearon sus familiares no podían hacer nada”, después “con voz ahogado pedia que se le retire a esa mujer que le esta lastimando con espinas”pero es algo curioso cuando se dice al final del manuscrito que “en su agonía identificó a la persona que le produjo la muerte”, a los pocos días murió. Este hecho de brujería movilizó a los moradores de la hacienda y desde esa fecha nunca dieron posada a los forasteros.


He tratado de investigar estos hechos de brujería en todos los archivos y documentos del Archivo de la Región Ancash, en el Archivo Arzobipal de Lima, en todas las causas judiciales hasta el año de 1689, pero no se ha encontrado otros casos similares que se hayan producido en todo el territorio del valle interandino de la que hoy es la Provincia de Pallasca. Me parece que los españoles que llegaron a nuestra provincia, no praticaban la brujería, tampoco los naturales que habitaban el valle interandino no eran personajes con poderes sobrenaturales de hechicerias para hacer daño sino más bien para curar. 


En esta época la bruja Bernarda Huiza Ingar de Yánac (Corongo), se hizo muy conocida por ser efectiva en sus maleficios, después de un año fue contratada para otro trabajo, un minero de las alturas del pueblo de Cabana le hacia competencia en sus negocios, también la contrató, dice en otro documento manuscrito (1686), que “don Justino Vásquez Herrera, contrató los servicios de magía de brujería contra Crecenció Zuñiga, quién encontró en el aposento de su casa, arrinconado en una vieja olla de barro un sapo, con espinas atravesados por todo el cuerpo, a los alrededores de la casa caían estruendos de rayos, con luz de estrellas derramando polvos mágicos de mal olor, la hechicera viajó a Cabana, siguió el camino de la mina llebando un bulto hecho de retazos de trapos y cercana a la mina del desafortunado hizo un hueco en la peña de tierra y enterro dicho bulto, el cual llevaba varios hilos negros atados en forma caprichosa sus piernas,” entonces los “familiares del enfermo acudieron al anexo llamado Huandoval en busca de una anciana india curandera”, después de comunicarle de los hechos sucedidos “convino en curarlo”, al aceptar la anciana asumir la curación los “familiares trasladaron a la india curandera llamada Timotea Heredia Soco al pueblo de Cabana”, al llegar “averiguó lo sucedido y esperó la noche, para esto llevó unos largos cuchillos, hojas cecas de plantas curativas, coqueaba la hoja de coca que le señalaba el sitio del entierro, cuando tiraba al aire desde la distancia el usado cuchillo fue a caer exactamente sobre el hueco en donde estaba el muñeco” embrujado, después de “remangarse las mangas de su monillo o blusa, sudaba a chorros la anciana, sin tocar el cuchillo plantado en el hueco”. Es decir, no podía extraer el cuchillo del lugar por que la tenía atrapado al muñeco, en caso de moverlo se trasladaba el muñeco de lugar y no hubiera sido posible de extraerlo, “la anciana muy ligera antes de irse la noche, ayudado con el segundo cuchillo removía la tierra del hueco, pronunciando palabras no entendibles, hasta atraparlo al muñeco”, una vez que la anciana tuvo el muñeco en la mano, recien pudo “respiro hondo” o sea se sentía satisfecha de su esforzado trabajo. Luego lo llevaron al pueblo, “sin que el enfermo supiera del trabajo de la anciana, con mucho cuidado guardo los cuchillo y el muñeco embrujado en una bolsa de cuero y vigilante de la olla con el sapo”, la curandera espero en secreto, hasta que oscureciera el día, para preferir llevarlo a un lugar solitario que ella elegió las “ruinas de pashas”. (Este lugar era desolado por que habian sido abandonados por sus ocupantes en la época preinca antes de la conquista por los Incas, según se dicen por los motivos de sequias, ambrunas y enfermedades que diezmaron estos lugares, en cuanto llegaron los españoles a fines del año de 1534, ya lo encontraron abandonados como muchos otros lugares del valle interandino del territorio del que hoy comprende la Provincia de Pallasca).


En cuanto llegó la noche, el silencio era su mejor aliado de la curandera, conjuntamente con sus familiares del enfermo, se dirigieron a las “ruinas de pashas”, masticando coca esperaron las doce de la noche y comenzó con su trabajo que consistia con mucho cuidado a sacar las espinas que atravesaban al muñeco embrujado, pronunciando oraciones religiosas, luego soltó los nudos que ataba al bulto, en su interior encontro cabellos, restos de uñas y una lagartija en estado de descomposición, todo fue liberado cuidadosamente por la anciana; luego extrajo el sapo de la olla y también comenzó a sacar las espinas y alfileres que atravezaban el cuerpo del animal, siempre pronunciando sus oraciones en el más completo silencio del lugar; en caso de alguna interferencia “se malograba la sesión de curación”, hasta que terminó de liberar las espinas y alfileres del sapo le “roseo un liquido verdoso” sobre su cuerpo que llevo previamente preparado y dejó caminar hasta perderse entre las piedras y luego lo hizo también esparcir el liquido versodoso sobre las telas descubiertas del bulto y haciendo varias cruces con la mano derecha la anciana respiró mirando al cielo. Inmediatamente ordenó que se regresaran “sin mirar a tras”, en el camino siempre pronunciaba palabras intendibles, hasta llegar a la casa, constataron y verificaron que el enfermo se iba recuperándose de su desconocida enfermedad, con sorpresa pedia bebida y alimentos. La persona que lo cuidaba había escuchado que el enfermo durante la noche sentía dolores en diferentes partes de su cuerpo y luego de un respiro profundo se dio un estiron de relajamiento de sus extremidades, parecía “como si hubiera llegado cansado de un largo viaje”. La anciana pronunciando la frase “demonio sale de esta casa”, “ya fuiste vencido”, “hecho un liquido de olor a ruda y luego esparció chicha por todas partes de la casa, después de agradecer a su Dios, “se agazapó con un manto negro su cabeza, encogiendo su cuerpo, como para ocultarse” dio media vuelta y solicitó, que le regresara a su anexo de Huandoval”. Asi se mejoró el enfermo, cuando por curiosidad le consultaron sobre el caso de la hacienda de Huataullo, contestó que fue un error haber destruido y quemado el muñeco embrujado, en caso de haberlo liberado como ella lo ha hecho, seguramente no hubiera muerto el hacendado. El prestigio de la “curandera de Huandoval se agrandó y se difundió por todo los pueblos” del valle interandino de la que hoy es la Provincia de Pallasca.
          
En un manuscrito del Padre Fray Juan de Monzón, nos narra que cuando llegó a los valles de Pampas (1536-1545) de la que es hoy territorio de la provincia de Pallasca, fue en que conoció a una gran hechisera llamada Arcenía Huayac, era una mujer diminuta, andaba descalza, pero con grandes poderes de idolatría, que procedía de la descendencia de los ayahuacas que correspondía a la que hoy es la provincia de Piura del famoso arte de la brujería, anteriormente había misionado por estos lugares, las costumbres venían desde tiempos en que reinaba el inca Túpac Yupanqui durante el período de 1470 a 1493, dice que al inca se le fue dificultoso someter a los nativos de este lugar, eran hombres recios y valientes su alimentación consistía en que comían algas marinas de nombre “llascas”, obtenidos del mar y de los ríos, con alto contenido nutritivo; recalca que tenía como almacen base en la construcción del tambo de Aypate, especialmente en los sacrificios ofrecido a la Luna, se ingería macibamente después de las lluvias e estación, de éstas canteras procedía la hechicera, era muy popular y temible la cual realizaba maleficios, hechicerías y curanderías con estas mágicas algas que hacia traer de su tierra, utilisándolo especialmente en esta zona de Pallasca, en donde habitaba exigiéndoles comer por cantidades en forma molida para curarles sus enfermedades, se hizo muy conocida por la efectividad de sus trabajos de curación y maleficios en los pueblos de su región misional.  


ACUSACIONES DE HECHICERÍA EN EL VALLE DE TAUCA
Y PROVINCIA DE PALLASCA
En el valle de Tauca y a nivel del valle interandino de la que hoy es la Provincia de Pallasca, he analizado la documentación histrorica existente en los Archivos de la Regional de Ancash y he llegado a demostrar que no existen las acusaciones de hechicería o idolatría hasta la “segunda mitad del siglo XVII”, es decir, con mayor precisión podemos afirmar que hasta el año de 1550, existía familias de los antiguos hechiceros del Imperio a nivel de la Provincia pero no fueron denunciados por las autoridades como en otras zonas del país, que eran base fundamental de los caciques, gobernadores de los repartimientos de muchos lugares del País, esto eran causas de las tenciones y enfrentamientos entre ellos para reafirmar su autoridad.
En nuestra ruta del valle interndino de la que hoy es la Provincia de Pallasca, nunca obtuvo visita alguna de ninguna autoridad del virreynato, como lo tuvo el valle de Jauja, cuando el virrey Francisco de Toledo a comiensos de 1570, visitó el valle de Jauja, pero su “proyecto toledano fracasó” en la solución de estos sucesivos conflictos entre curacas.


En el caso de nuestra Provincia, cuando se enfermaba algun habitante del lugar, eran curados sus dolencias por las personas entendidas en el uso de la medicina natural o folklórica que practicaban los curanderos o los hechiceros, utilizando el poder curativo de las diversas plantas, yerbas y arbustos del lugar, como uno de las plantas que no faltaba en la práctica del curanderismo, hechisería y brujerías, era la hoja de la coca, aguardiente, cigarro o el tabaco; entre los animales se usaban el cuy para ser utilizado en la “sobada” o pasada por encima del cuerpo del enfermo, era como una radiografía para conocer a “ciencia cierta” los males que aquejaba al paciente, según la información histórica en aquellos tiempos existian diversidad de formas de curar a un enfermo de acuerdo a sus dolencias, como también para hacer daño al enemigo, tanto físicos como psiquicos, cuando un enfermo no sanaba con curas herbáceas, entonces acudían a los llamados “brujos”. La coca, aparte de servir para la chacchada en trabajos comunales o particulares, servia de oráculo para predecir o adivinar el tratamienrto a seguir, era pues una consultora imparcial e infalible, para muchos asuntos, como viajes, matrimonios, estudios, trabajo, etc. Hoy muchas canciones que se han compuesto sobre esta hoja de coca:


Hoja verde de la coca
humo blanco del cigarro
adivíname la suerte
compañera de la vida.


Hoja verde de la coca
humo blanco del cigarro
adivíname la suerte
si esta chica me quiere.


Nuestros ancestros padecieron muchas enfermedades letales como el paludismo y verruga, que cobró muchas vidas. Asimismo, el nacimiento del nuevo ser, durante el parto, fueron confiados a las señoras entendidas en la matería llamadas “comadronas”, que practicaron el “parto vertical”; con este método experimentado de esas señoras, predecesoras de las profesiones de obstetrices y médicos ginecólogos,(…) los de la provincia de Pallasca hemos llegado al mundo sin ningún problema; salvo de aquellos, por multiples causas nacieron muertos como sucede en muchos hospitales y postas. Lógicamente a falta de ciencia médica y medicamentos respectivos, muchos han fallecido tempranamente, por falta de intervención quirúgica por un profesional”. (Llamellín, Rosulo Reyes Espinoza, pag. 231 y 232).


Idolo Catequilla.- El cronista agustino Antonio de la Calancha en su obra “Crónicas Agustinianas del Perú” nos relata lo siguiente: “Cabana y Tauca de esta Provincia de Conchucos había un Ídolo celebrado así de los naturales como de los extranjeros y advenedizos llamado “Catequilla”, que era tradición, que por parte de este era de oro; éste era venerado y temido en toda aquella Provincia y al igual en la de Huamachuco donde tuvo su origen. Creció su nombre y extendió su fama (…) Pasó Tupac Inca Yupanqui por Huamachuco con un grueso ejercito, a castigar a un hermano suyo que se había revelado en Quito; convocó a todos los Sacerdotes y Sacerdotisas del Ídolo “Catequilla”, que daba de ordinario oráculos y respuestas, siendo el Demonio el que hablaba en el Ídolo. Tuvieron el ayuno, les ofrecieron el sacrificio, le dedicaron ofrendas, porque les dijese ¿si había de volver victorioso de aquella batalla o morir en ella? Respondió el Demonio en el ídolo: Que moriría sin decir cuando, ni sería vencedor o vencido; sucedió que murió en Quito, tierra que años antes el había fundado y conquistado, dejando por su Gobernador a su hermano a quien volvió a castigar; de esto ganó el gran nombre este ídolo (…) Entró en el reinado Huayna Cápac su hijo que estaba en el Cuzco y bajó a Quito visitando su Reino y pasó por Huamachuco; allí le dijeron, cómo aquel gran ídolo había anunciado a su padre la muerte a cuya causa era tan temido y adorado de todas las Provincias, de donde le venían a consultar y a ofrecer sacrificios, por lo cual estaba tan rico, que tenía un tempo muy suntuoso de piedra labrada…) se indignó tanto el Inca Huayna Cápac, de que a costa de su vida de su padre, hubiese granjeado tan extendidos aplausos y tan grande abundancia de riquezas, envidioso de tal grandeza, mandó poner fuego al templo y todas las riquezas de adorno y vasos del sacrificio. Los hechiceros y Sacerdotes movidos del amor de su ídolo, quisieron sacarle del incendio y tímidos del enojo del Inca temían el propio castigo. Pero venció el amor a los miedos, que la temeridad bárbara de los gentiles, mueve a precipitaciones desesperadas, hurtándoles este brío a la divinidad, que da valentía para emprender fuerzas y engendra resoluciones para conseguir hechos heroicos. Por entre llamas se arrojaron los falsos Sacerdotes (...) y rescataron (…) Sacaron de noche del pueblo de Huamachuco y le trajeron a Cabana pueblo de estos Conchucos donde le hicieron otro templo, y le presentaron muchos dones (…) Este ídolo, luego que entró el Padre Fray Hernando y Padre Pineda trataron de extinguirlo, y hurtando del templo lo escondieron: Amenazas no bastaron, ruegos no le descubrían, ni castigos aprovechaban. El Padre Josef dice (…), que el padre Fray Francisco Cano de quien hemos hablado, lo destruyó el ídolo, pero lo cierto es, que los indios del pueblo de Tauca hurtaron este ídolo, y que aunque se hicieron muchas diligencias para descubrirle en la visita, lo negaron siempre los viejos de Tauca, y que algunos que se hallaron más culpables lo trajeron a Lima, a esta cárcel llamada Santa Cruz. Todos los ídolos antiguos aniquilaron los Padres: Fray Hernando García, Fray Alonso de Espinosa, Fray Juan de Pineda, Fray Francisco Velásquez, Fray Marcos Pérez y Fray Miguel de Carmona, cada uno en sus pueblos (…)”.


En otro pasaje de su obra “Crónicas Agustinianas del Perú”, el agustino Antonio de la Calancha también nos relata: “que en pueblo de Tauca adoraban a los Duendes que ellos llamaban Huaraclla (Waraki) y que aparecía en el árbol de alisos junto al pueblo y sus adoradores oían sus voces. También fueron destruidos estos árboles por los mencionados frailes; pero al retoñar este árbol, nuevamente proseguían la creencia y adoración a este Duende y el árbol” (...) Prosigue relatando al respecto: ”como dice el Padre Pablo Josef en el Capitulo Segundo, hablando de este pueblo (Tauca) y de este punto, para que se advierta, que cuando se destruye un ídolo, no se le deje piedra viva, raíz, ni sus cenizas, ni (menos) vean los indios donde se echan (sus cenizas), que habiendo traído algunos ídolos y huesos a echarlos en este río de Lima (río Rimac), desde Huaylas, cincuenta leguas venían los indios y adoraban el puente de Lima en donde supieron se había echado (al ídolo o a su cenizas); así lo testifica el Padre Pablo Josef (…) y es sin duda lo que decía el Virrey Don Martín Enríquez, que los indios no solamente son unos, sino uno”.
(Nota.-sólo he corregido y he agregado algunas palabras en su ortografía y actualización gramatical, para hacer más comprensible su lectura).


“Asimismo, en este gran Valle (Conchucos), en aquellos tiempos tuvo gran arraigo el dios Wari (Huari). Este dios aparecía a los hombres de distintas formas de acuerdo a la ocasión: se convertía en hombre, en culebra, en viento, que recorría gobernando el mundo andino. Muchos lo confundieron con el gran dios “Kon”, aunque este último tenía más trascendencia y era adorado desde tiempos inmemoriales. También refieren que el dios “Huari”, como castigo a los hombres hizo llover en los Andes en forma torrencial que duró varías semanas causando grandes inundaciones, donde murieron mucha gente que vivían en partes bajas o valles y sólo se salvaron algunos hombres que se trasladaron a las cimas de los cerros, guareciéndose en las cuevas. Los Religiosos trabajaron arduamente para convertir a los indígenas a la religión cristiana (…)” iban haciendo Iglesias, bautizaban niños, catequizaban adultos, y a muchos que bautizaban, los veían después (a los indios) adorando los ídolos, volviéndolos a reducir (lo atraían al pueblo para evangelizarlo), y ellos (los indios) tomaban (lo volvían) a idolatrar; (de) igual a igual perseveraba y con un ganado daban por bien logradas sus fatigas y cobra (recobraban) tan mayores alientos sus deseos, buscándolos en sus borracheras (en los lugares en donde bebían chicha o licor), que éstas (borracheras) en ellos son (eran) cotidianos (costumbre de todos los días), se engrifaban (se molestaban) con los Religiosos, y como si fuera quitarles la vida, se armaban (resistían o rebelaban) defendiendo sus vicios, el traerlos a la Doctrina o a la Misa, era traerlos a la galera (castigo servir remando en una embarcación de guerra) o mazmorras (prisión subterránea) (…) ¡ OH ! cuánto padecieron estos primeros ministros y cuánto trabajaron en las primeras conquistas (…) Grandes batallas tuvieron estos ocho Religiosos y dichosas victorias alcanzaron en veinte y cinco años en ellos y otros que fueron a conversión les predicaron; y por que de algunos se hace (hacían) tratado (tratamiento) particular (…) y solo diré del Padre Fray Juan de Pineda, primer Ministro de los Conchucos, y último Prior de aquella Provincia (Pallasca)…”


HECHICERO VENIDO DEL NORTE.- Del norte vinieron dos grandes hechiceros al distrito de Pallasca, para realizar varias brujerías llamados Juan Cajamarca y Juan de la Cruz, ellos practicaban sus hechicerías en los lugares de las cuevas de los cerros y durante la noche, llevaban vastante hoja de coca y lo esparcian a su alrededor, roceado de la sagrada chicha, extendían una manta colorada, los brujos se amarraban un “llanto” en la caveza, danzaban alrededor de un bulto que contenía, “sango”, en una vasija de plata, una bolsa de huesos humanos, se vestian de pellejos de carnero, masticando la hoja de coca les decía que en caso de morir la persona velada y que pronunciaban su nombre, entoces la coca sea de gusto dulce y en caso de no morir entoces que el gusto de la coca debe ser amarga, estos brujos eran muy temidos en muchas partes del norte tanto en la costa como en los Andes centrales y del sur, por efectividad en la hechiceria en torno doméstico como también en la política y la magia alcanzaba al entorno curacal del centro de los Andes.(Archivo Arzobispal de Lima, leg.5,exp.21-1647-9v.-9lr.)  


HECHICERA DE JAUJA EN SUELO TAUQUINO.- De la villa minera de Huancavelica, ubicada al sur del valle del Mantaro, en la década de 1560, vino Fabián de Carranza, quién tenía poder para descubrir y donar vetas de minas además pertenecía a una compañía minera, (posteriormente su hijo Pedro de Carranza fue notario en el centro del Perú) a explorar las minas del suelo de Tauca, estuvo explorando más o menos por el termino de 26 años, desde que llegaron al suelo de Tauca en 1534, se construyeron las acequias para lavar el oro y la plata, se trazaron los caminos para transportar en acémilas, en uno de sus viajes a Huaraz y Jauja, se conoció con María de Chávez, hija de los primeros españoles residentes de Jauja, quién se había casado con un mercader de Huancavelica y el quien explotaba unas de las minas de ese lugar, cuando tomo conocimiento de las riquezas mineras que existían en Tauca, inmediatamente viajó a verificar, el fue el quien siguió dirigiendo la exploración de muchos lugares de la zona, inclusive amplió su actividad hacia los lugares de Llapo, Bambas, Yupán y Corongo, el sobrino exploró la zona norte de la provincia, la empresa alcanzó gran prestigio y renombre hacia las tierras de Conchucos, Recuay en Ancash y en la zona central del Perú.


Pero resulta, que la envidia se generó entre sus familiares residentes en Jauja por que alcanzó buenos dividendos, entonces, recurrieron a los servicios de hechiceros más famosas como a la madre de Agustina Gonzáles, contaba con una nieta que también era de la descendencia de la brujería, quien conocía a los padres biológicos de Juan Solso otro de los famosos hechiceros descendiente de los primeros españoles que habitaban en el centro del Perú, entonces la española Isabel Álvarez también solicito sus servicios para hacerla daño a Fabián de Carranza, por haber sido uno de sus hijas engañadas con un hijo y se negaba el reconocerlo, en vista de que la hechicería no le alcanzaba sus maleficios a la distancia; entonces acudieron al lugar se su residencia y la contrataron para traerlo a la más famosa hechicera llamada “Sebastiana de Chávez, una mestiza era hija natural de Juan Chávez y de la india Francisca Llucllamasa, famosos hechiceros del centro (..), “conocida como “La beata” vestía el hábito de la orden terciaria franciscana, como otras españolas o criollas del valle de Jauja” (Archivo Arzobispal de Lima, 1589, Hechicerías e Idolatrías, leg. 8, exp.2, 1589,f.135r-138r).


Hija de uno de los primeros españoles del lugar y al venir hacia el Norte, dejaba ver los efectos de sus trabajo de brujería, de quien todos sentían temor, cuando pasó por Huaraz, demostró su habilidad de brujería, una mujer embarazada no podía pasar el río Santa por el caudal de sus aguas, la miró y le dijo: “india cierra tus ojos y corre mordiendo tu pañuelo, hasta que yo te diga que lo abras”, pero la india antes quiso ver por curiosidad y cayo fuertemente de pecho sobre la otra orilla del río, al verla retorciéndose de dolor por la caída, le dijo: “no dudes siéntate y no te dolerá”, efectivamente la india se sentó y dejó de llorar; la gente quedó sorprendida. Otra manifestación de poder sobrenatural lo demostró casi al llegar a las inmediaciones de Corongo, unas vacas le cruzó el camino, con propósito de envestirla, pero bastó que le soplara y las vacas bravas desaparecieron del camino, convirtiéndose en palomas voladoras.


Cuando caminaba parecía que lo hacia sobre el suelo sin rozar el hábito y no tenía sed ni hambre, menos cansancio, era sorprendente”. Cuando llegó al suelo de Tauca, con sus acompañantes se quedó en las orillas del campamento, el ruido que producia el idolo “Katequilla” debajo de la tierra todavía se escuchaba, “como fuertes bramidos de toro desbocado que infundía temor en la gente del valle que le escuchaba, por que cada bramido deslizaba las partes movedizas de la lomada de Angovillca”, la bruja un poco fastidiada “preguntó que cosa era y porque no se callaba”; entonces la gente le contaron la historia pasada del codiciado Idolo de oro, que para no ser llevado a Lima por los frayles, la ocultaron en la cueva trabajada por los primeros españoles que llegaron al lugar; comprendiendo todo la bruja les dijo “no preocuparse yo lo soluciono estos bramidos”; pero antes con voz firme, a sus acompañantes le “mandó llamar a la mujer ofendida y le preguntó si quería ver en persona al ofensor el padre de su hijo y élla con odio le respondió, que prefería ver a su prometido padre de su hijo bajo tierra”; entonces, era de mañana, la bruja de hábito: respiró profundamente todo el aire del valle y luego con sus ojos azules “sobre pasó con la endurecida mirada los cerros y alzó con fuerza los dos brazos con las manos sueltas sobre el aire, pronunciando palabras no comprendidas”; pero, que a medida que bajaba los brazos, “todo el lugar temblaba como temblor, la lomada de (Angovillca) se macisaba y se endurecia en si misma, dejando de deslizarse en su estructura y así mismo, “el bramido constante del idolo “Katequilla” que salia desde la profundidad por la boca de la cueva enterrada, dejaba paulatinamente de producir el bramido, convertido en un silencioso cúmulo de neblina, que se perdía deslizada entre sus peñascos que rodeaba sobre la boca antigua de la cueva minada.


Y al observar por el otro lado, que apresurado se escapaba el jóven prometido de la jóven mujer, padre de su hijo, conjuntamente con su familia, por las inmediaciones del lugar; fue  entonces, que con una mirada lejana, logró localizarlo antes de que descendiera al otro lado de la loma, para no ser vista ni alcanzada; pero lastimosamente que el poder maléfico de la bruja le dio alcance, quedando irremediablemente “petrificado el ofensor, con todo su familia, convertida en una piedra porosa, en cuanto trataban de huir por el cruce de dos caminos del lugar”, la “piedra quedó humeando de su calentura fugaz en el mismo lugar, imperfectamente moldeada y el campo se abrió de sosiego ante la vista y paciencia de todas las personas que se encontraban en el campamento del estrategico paraje”; la famosa bruja del centro del Perú, “sacudió su hábito característico, sin aceptar potaje alguno, arregló sus pertenencias traidas, no aceptó la posada ofrecida, tampoco el agradecimiento por su jamás vista actuación en público y solamente pronunció: “que agradezcan a Dios, por ser su sierva”, quería decir, que Dios le había concedido el poder sobrenatural de hacer las cosas conforme a su voluntad, inmediatamente dispuso su retorno del lugar, por el mismo sitio de entrada, por donde arribó; pero, antes pronunció estas palabras “el anciado y precioso ídolo de oro, nunca lo encontrarán menos bramará, se quedará para siempre bajo tierra”. Y a la jóven mujer que no salia de su sopresa le dijo: “se ha hecho justicia”, “cada vez que paces por junto a esa piedra, deposita sobre ella otra pequeña, como un gesto de caridad y para que sus males no te alcance”, quería decir, para que las energías negativas no fluyan ni menos le persiga, dejando otra piedra pequeña sobre élla, la devolvía en positiva, para presagiarle la buena suerte.  La estadía de la famosa bruja, fue pocas horas en el territorio de Tauca.


El Padre Fray Juan Bautista Dávila, de ese entonces la “creyo peligrosa y salió en defensa de la poca gente que existia, con el crucifijo en mano, levantado en alto, la rechazaba su actitud temeraria, pronunciando oraciones e invocando a Dios, enfatizando “que retire al demonio”, “que ampare a los hijos de Dios”, “que los libre del mal, de las acciones satanicas” y otras tantas expreciones de la fe cristiana. El pueblo se aglomeraba, por estas manifestaciones sobrenaturales jamás vistas, la genta se contagiaba con la crisis del susto que sufrían. La famosa bruja del centro, comprendiendo de no ser grata su visita, menos de su poder sobrenatural decidió luego, con sus dos acompañantes emprender su regreso, con dirección a Corongo, para luego regresar a la sierra central del país. (Archivo Regional de Junín-1584, Protocolos, f.460).


Hasta ese entonces, fue la primera visita de una poderosa hechicera que estuvo en el suelo del nuevo nombre de Tauca. La gente del campamento no se explicaban: porque ni quien había promovido este extraño acontecer, ante la sorpresa de la poca gente del campamento el Padre Fray Juan Bautista Dávila, acudió a su auxilio y en vista de que el montículo de piedra se iba enfriando, no parecia un acto de hechicería, sino como los efectos de un rayo en pleno día, no fue posible el rescate de los restos de la familia calcinada, solamente el Fraile se limitó a plantar una cruz a la altura de la boca de la cueva minada, exactamente en donde se extinguia el humo que formaba el cúmulo de neblina, en el mismo lugar en donde se apagaba el humo, siendo testigos presenciales la gente que los rodeaba; convertiéndose en un lugar sagrado de adoración, en donde la gente acudía permanentemente llevando ramos de flores. Dando lugar a que posteriormente se construyera una capilla pintada de yezo color blanco, como testimonio del hecho histórico sucedido, dándole un significado evangélico de la fe católica, se dispuso que desde esta significativa capilla se haga la entrada de Jesuscristo al pueblo, todos los años de este lugar parte Jesucristo montado en su burro blanco, significando el Domingo de Ramos, pues a traves de los años adquirido mayor importancia religiosa. Actualmente se construyó una capilla más amplia con mejor fachada, integrandose a la fe cristiana.


En el caso, de la piedra porosa e inperfecta, podemos deducir por sus caraterísticas se le demonina la “piedra del rollo”, se ordenó que la gente se retirara del lugar hasta que se enfriara de su calor calcinante la piedra enrollada en si misma, el Padre Fray Juan Bautista Dávila, solo atinó ha ordenar al pueblo que se preserve como para bendecir en nombre de Dios y alejar el mal que le ha producido el demonio y se convierta en obra del Creador de la naturaleza, para ser camino de la felicidad del pueblo.



LA PIEDRA DEL ROLLO DE TAUCA


  Reliquia tradicional de la creencia popular


CURANDERA EN HUALALAY DISTRITO DE TAUCA.- Existia una viejita curandera llamada Benedita Alejos, vivia en su posada del lugar  Cuyumalca junto al cerro de Llactabamba dentro de la jurisdicción de Hualalay; pues su mano era un verdadero termómetro y tan solo con ponersela sobre la frente del paciente rapidamente asintía con un movimiento de cabeza el grado de temperatura o fiebre que tenía el niño o la persona adulta, lo diagnosticaba inmediato y les decía si tenía “mal de ojo”, o porque el cuerpo del paciente quemaba como candela, guardaba en un sitio preferencial su fardel o talego con medicamentos y les daba un jarro de agua tibia, cogía unos cinco granos de maíz negro, otro tanto de blanco,  y unos cuantos de trigo que no pasaba de la media docena, les tiraba de distancia a su boca y les comensaba a triturar con los dientes, hasta convertirlo en una pasta gris, con las masticadas y el calor de la boca les habia calentado la masa, luego de untarle en la frente, las sienes, procedía rápidamente pasando por sobre el estómago, sus extremidades brazos, caderas, canillas, el ombligo. Posteriormente con un huevo del día o recien ovado por la gallina, le hacia una cruz en el aire, luego la sobaba desde la cabeza sin dejar sitio alguno hasta terminar en la punta de los pies, pronunciando oraciones y pidiendo a Dios que sus bendiciones derrame sobre el paciente para mejorarse, inmediatamente el huevo era roto y vertido su contenido en un plato, de cuya clara se advertía aflorar un globo que la demonizaba el “ojo blanco”, esto significaba de haberse sacado o extraído el “mal ojo”, la persona o el niño poco a poco los dolores del estomago o las nauceas o el llanto le iba calmando hasta dormirse, antes le pasaba por la frente agua bendita entonces en forma de cruz, aplicándole  una sobada con hojas de ruda y si tenía agua de ruda una a dos hisopadas en la cabeza del paciente, según la experiencia de la curandera el paciente se había curado de la enfermedad. La curandera les advertía que no se expongan a miradas malignas y que a los niños se les coloque una cinta roja en la muñeca del brado izquierdo, para librarse de los males de terceros.     


RELIGIÓN ANDINA RURAL.- “Juan Camac, indio tullido del pueblo de Jauja, soltero y de veintidós años, trabajaba en equipo al momento de curar. Su ayudante era nada menos que el Apóstol Santiago, Juan relató con mucha naturalidad al visitador cómo había invocado al apóstol durante una sesión a media noche: “Padre mío Santiago ven por cerros por laderas y despeñaderos a descansar a esta tu casa con los resplandores y bizarrías con que vienes siempre”(Juan Camac no hablaba español, por lo que sus declaraciones fueron traducidas del quechua). Llegado el apóstol, “resplandeciente como oropel y ruido de cascabeles”, Juan le preguntó si la enferma a quien atendía sanaría finalmente. Santiago le respondió que “ya le había dicho el modo de curar” y luego partió. Intrigado por las declaraciones del hechicero, el visitador preguntó a Camac cómo había trabado “amistad” con Santiago. El hechicero le contó que un indio de Huamanga, compadeciéndose de su tullimiento, le había mostrado cómo llamarlo para que le enseñara cómo curar y hallar cosas perdidas -dos campos profesionales con mucha demanda- . Quizá sin prever la sentencia que luego recaería sobre él, Juan describió su primer encuentro con cierto detalle. (Archivo Arzobispal de Lima, Hechicerías e Idolatrías, leg. 5, exp. 8, f.139 v. y ss.).


“Muchas cosas se podrían decir en torno de Juan Camac y el Apóstol Santiago: el “resplandor” y los cascabeles en relación con el rayo y el trueno –la divinidad “Illapa” prehispánica- , las características “observables” de la aparición y su analogía con la manera como otras divinidades típicamente andinas se mostraban a los hombres (..), el hecho de que Juan fuera “tullido” –característica que lo asemejaba a otros hombres que gozaban del privilegio del contacto con lo sagrado- , los mecanismos de transmisión de los conocimientos entre hechiceros y, finalmente, la compleja parafernalia de los mismos para invocar, curar y hallar cosas perdidas. Por ahora, basta destacar la armonía que se desprende de las declaraciones de Juan Camac respecto de la ayuda sobrenatural que recibía de Santiago –una figura típica de la devoción popular española- (...) y su clara conjunción con elementos provenientes de una tradición andina más antigua –cuyes, maíz y coca- . A ojos de los contemporáneos, que el apóstol le tendiera una mano a Juan Camac contribuía a la reputación de este como un eficaz hechicero. Juan declaró ante un visitador incrédulo y poco propenso a “intervenir” en las declaraciones de los acusados”.


Es necesario conocer quien fue el Apóstol Santiago, según datos bíblicos nos dice que Jeús se encontraba caminando por la ribera del mar de Galilea, conoció a los hermanos pescadores Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, seguidores de Jesús, para diferenciarlo le llamaba Santiago el Mayor y Santiago el Menor o Alfeo. Santiago era un jóven Hebreo por ser activo y decidido le llamban “el hijo del trueno”, después de la crucifixión de Jesús permaneció en Jerusalén, como Apóstol se embarcó hacia la península Ibérica (España) predicando la doctrina evangélica de Cristo, en ese tiempo se encontraba dominado por paganos del Imperio Romano. En año 44 regresó a Jerusalén, la persecución continuaba, Herodes Agripa, nieto de Herodes El Grande, mandó decapitar a Santiago el Mayor, sus discípulos Atanasio y Teodoro, desde Jafa llevaron su cuerpo en una barca hasta llegar a Flavio (Padrón), de aquí en una carreta jalada por una yunta de toros lo trasladaron al monte “Liberum donum”, (Compostela), en donde sepultaron al Apóstol Santiago. En el año 810, trataron de ubicar su sepultura, un ermitaño vio una estrella que reflejaba e indicó al párroco el lugar, en donde hallaron el cadáver del Apóstol Santiago. En el siglo IX, Alfonso II El Grande, construyó una Basílica, llamando a la zona Compostela.        


En realidad en los pueblos rurales del valle de Mantaro los Frayles dominicos trataron de implantar las costumbres españolas con respecto a la imagen la hicieron su patrón del pueblo como por ejemplo en el pueblo de Sapallanga, en donde existian grandes cantidades de ganado, en cuanto terminaron aparentemente las guerras civiles entre los españoles, acostumbraron a los indios reunires en los campos un día antes del 25 de Julio, en las visperas de conmemorarse el día de “Santiago”, los curacas de ese tiempo durante estas fiestas repartían a la población asistente, mates de chicha mesclado con agua ardiente de los cañaverales, asi como también potajes preparados en los campos, pachamancas, patasca y huevos batidos como ponches, al dia siguiente o sea el día de la proseción en el pueblo bailaban grupos danzantes y todo el pueblo, ante la imagen del apóstol Santiago, los grupos hacen sonar las “tinyas” (pequeños tamborcitos), que al son de la musíca bailan, los indios mastican la hoja de coca, reparten muchas flores sivestres traidas de las alturas, llamadas “wilawila”, “cuchichupán”, crecen en las punas; al día siguiente marcan al ganado de los dueños de los obrajes o hacendados, con hilos o cintas de colores, para diferenciarse de los demás ganados de otros obrajes, estas actividades las realizan con musica, solista o en conjunto, que pueden ser saxos, clarinetes, violínes, y arpas, el “Taita Shanti”, que viene hacer el apóstol Santiago, conocido en todo el valle del Mantaro, como un santo varón, no solo en este lugar sino que alcanzado gran popularidad en los pueblos andinos del centro, los sacerdotes presidían las procesiones y les bendecian a todos sus ganados, para multiplicarse y que no enfermen, para esto acostumbran el ritual llamado “la herranza” o la “señalacuy” (acto de marcar el ganado con cintas o hilos de colores, cada curaca tenía su color determinado que nadie podía usar sin su permiso), en este acto la gente piden a los “apus o wamanis”, que eran sus dioses prehistóricos, que asociaban con esta festividad, que llegaban al extremo de acudir a los cementerios para recordar a los difuntos con alegría, porque piensan que se encuentran bajo la protección del Santo, es una costumbre muy arraigada en estos pueblos, que creen en la inmortalidad, la música preferida es el ritmo llamado “shakatán” consiste en un sapateo acompañado de un “guapeo wanka”, en el cual las mujeres le dicen palabras desafiantes como “ya no puedes”, “ya no jalan”, “ya no sirves”, “ya no suben”, acompañados de silbidos y continuas carcajadas de ¡ajajay! o de ¡ayayay!, tienen el propósito de alentador a los hombres; ésta costumbre pastoril se ha enraizado en la zona del centro del Perú.        


“Otros casos también muestran la fusión de elementos de distintas tradiciones hasta el punto de hacerse casi indistinguibles -¿lo eran en la mente de los creyentes?-. Destaca el caso de María de la Cruz y de Agustina Gonzáles. A ambas se les acusó de querer atraer el amor con un muñeco de sebo combinado con los cabellos de la víctima –llamado “huacanqui” en la documentación de la época- . Estando presa, una de las hechiceras le confesó a una mujer española cómo deshacer el “huacanqui”. La hechicera dijo que los cabellos estaban atados con una cinta verde, “La cual dijo que estaba añudada que llaman en la lengua general “Ynsisca”. Para deshacer el nudo de amor, era preciso usar una medalla de la Virgen de Copacabana –que la hechicera guardaba en su pecho-, a la cual se le debía prender una vela. Adicionalmente, había que proveerse de los algodones con que ungían la imagen de Cristo durante el Viernes Santo, pero “después del descendimiento”. Con dichos algodones había que tocar el lienzo de la Santísima Trinidad y, tras esta acción, en ellos se pegaría el “polvo” del lienzo. Luego de remojar los algodones en agua, había que dar a beber el líquido al amante embrujado para deshacer el hechizo. (Archivo Arzobispal de Lima, Hechicerías e Idolatrías, leg.5, exp. 8, f.360r, 362r.).


“El contrahechizo era, en este caso muy complejo. ¿De quién aprendió la hechicera indígena tales remedios para los males de amor, los mismos que incluían el recurso a los poderes de Cristo y de la Trinidad? La documentación no permite responder concluyentemente a esta pregunta, pero se puede sugerir que, en su esquema básico, el contrahechizo se trasmitió, al menos parcialmente, desde España hacia América a través de la devoción cristiana popular”. (..) “el uso, con fines curativos, del aceite de las lámparas que alumbraban el santuario de Monsalud (provincia de Guadalajara). En Monsalud se elaboraba un “pan bendito” cuyas virtudes sanadoras se activaban al ser untado con dicho aceite. El remedio de Agustina Gonzáles fue escuchado por una española y una india; ambas parecían concordar en que su efectividad estaba fuera de dudas”.


“Antes que prestar elementos que pudiéramos atribuir claramente a una religión “indígena” organizada, los expedientes de Jauja contienen más bien prácticas mágico-religiosas “mestizas” de corte popular. Así, si se compara la región de Jauja con otras zonas del virreinato del Perú, se le puede caracterizar como una sociedad intermedia, una “zona puente”(..). Jauja se ubica en algún punto del espectro que cubre desde lo que otros investigadores han identificado como la brujería mestiza urbana de Lima o de la costa norte, hasta aquello que se conoce sobre la brujería rural, más “indígena”, de zonas como Cajatambo o Huarochirí”. “La práctica de la hechicería era un oficio rentable y una fuente alternativa de prestigio para determinados indios del común. Algunos hechiceros no siempre fueron identificados como “indígenas”, contando entre sus clientes a miembros de otros grupos sociales que confiaban en la eficacia de sus poderes, mestizos por naturaleza. Se trataba de personajes tenidos en gran estima. Sus hechizos imbricaban o sobrepuestas unas en otras, de manera muy compleja, tradiciones nativas y peninsulares”.(José Carlos de la Puente Luna-2007, Los curacas hechiceros de Jauja, pág. 85-86-87).                      
    
“La experiencia de Juan Camac no era única en su tipo. Agustina Gonzáles, también hechicera de Jauja, pidió a una paciente que cortara un poco de cabello con el fin de curarla. Agustina dijo que lo pondría a los pies de una imagen de Santa Elena, alumbrando los cabellos con una vela de cera. El licenciado Juan Balbín denunció al visitador de la idolatría que en una ocasión, mientras se desempeñaba como cura interino de Santiago de Chongos, echó de menos la estatua de La Muerte que se guardaba en la sacristía, junto con otros objetos empleados en la celebración de la Semana Santa. Balbín pudo averiguar cómo los indios los tomaban de continuo y los llevaban a sus casas. En especial, se enteró de que Agustina Gonzáles, hechicera, había hecho lo propio y puesto delante de la estatua un paño negro y dos velas”.  (Archivo Arzobispal de Lima, Hechicerías e Idolatrías, leg. 5, exp.8, f.288v, 322r.) 


CAPITULO  X
FUNDACIONES DE PUEBLOS EN LA PROVINCIA DE PALLASCA


Fundación de ciudades en los territorios de ultramar.- En la época colonial, el proceso de “Reducción de indignas” comenzó en época del Virrey don Andrés Hurtado de Mendoza Marqués de Cañete. En cuanto la Corona Española tomo conocimiento de la fundación de ciudades en los territorios de ultramar por los conquistadores el Rey Felipe II, mediante Real Cedula  del 28 de diciembre de 1569, dispuso la continuidad de la fundación de nuevos pueblos, llegando al Perú a fines del año de 1570, el Virrey don Francisco de Toledo, ordenó su cumplimiento a “partir de los primeros meses de 1571, iniciándose en la Región de Huánuco, con proyección a los valles del Mantaro, Huaylas y Conchucos, hasta las zonas de Huacrachuco y Huamachuco”(Historia de la Antigua Villa de San Sebastián de Huaraz, de Santiago Matos Colchado).


En 1571, “entraron en Conchucos los religiosos de la O.S.A a predicar los Santos Evangelios a los seis mayores pueblos llamados San Juan de Pallasca, Santo Domingo de Tauca, San Pedro y San Pablo de Piscobamba, San Pedro de Corongo, San Agustín de Huandoval y Apóstol Santiago de Cabana: Pa. Fr. Juan de Pineda, Primer Ministro Vicario de Pallasca, sabía bien la lengua general del Perú, P. fr. Francisco Velásquez Vicario de San Juan de Sillabamba, P. fr. Miguel de Carmona, quien trajo el mayor tesoro de santas reliquias que ha tenido el Perú, concedidos por el Papa Gregorio XIII, a quien pide para las iglesias del Perú jubileos, reliquias y privilegios. Estando el Santo Padre con dolor de quijada y muelas, le sugirió para su curación la yerba peruana del tabaco. “Estos ocho ministros capitanes del Evangelio, cada uno Alférez del estandarte y la bandera de la Cruz, acometieron la trabajosa empresa” (Antonio de la Calancha-638) (Cronología breve de Corongo, Arcángel De la Cruz Peláez).


Mediante “Las Ordenanzas de Toledo” se designó comisiones de visitadores conformados por españoles civiles, militares y sacerdotes, en otros fueron mixtos; para la Región Huánuco, a la que perteneció inicialmente los Conchucos y Huaylas, el Visitador General oficial fue el español Capitán de Caballería don Alonso de Santoyo, integrado por un representante de la Iglesia Católica, el sacerdote Bartolomé Martínez, acreditado por el Obispado de Lima con titulo de “Visitador Eclesiástico”, ambos partieron de la ciudad de Huánuco a mediados de 1572, todo el año recorrieron las cuencas altas del Mantaro, Perené, Huallaga y Marañón, continuando por la Región de los Conchucos fundando los pueblos de Llata, Huánucopampa, Uco, Llamellín, Huari, San Luis, Piscobamba, Corongo, Pallasca, La Pampa y muchos otros poblados de menor rango, “mediante la modalidad de reducciones de indios con carácter obligatorio”(Santiago Matos Colchado).       


El Padre Antonio de la Calancha, agustino (1638), nos grafica la situación de los indios antes de producirse las Reducciones: “Solo algunos pueblos, cabezas de provincias, estaban en forma de población hasta que el Virrey Marqués de Cañete don Andrés Hurtado hizo algunas Reducciones de familias esparcidas y fueron pocas, porque duró su gobierno poco más de un año…Los demás indios habitaban en los campos, quebradas, retiros y montañas, diez en esta parte y veinte en aquella, sin pueblo, sin templo y sin adoctrinamiento propio. Andaban los Religiosos de las Ordenes de familia en familia, buscándolos en quebradas y en los montes, predicando hoy en ésta, mañana en aquella, pasando insoportables trabajos, por no tener casa en que vivir y que a veces les faltaba albergue en que descansar”. “A mediados del siglo XVI, el Virrey del Perú don Francisco de Toledo, después de recorrer y conocer mejor la realidad de la población virreynal, dictó una Ordenanza llamada “ REDUCCIÓN DE INDIOS”, mediante la cual se obligó a reducirse en pueblos la masa indígena dispersa, con la finalidad de facilitar su evangelización, catequización, suministrar sacramentos y establecer censos que permitan un mejor control para hacer efectivo el cobro de tributos que estaban obligados hacerlo y de esta manera tener un control  e impedir que continúen con prácticas de tradiciones incas, y consideraron que era un peligro para la estabilidad y seguridad del sistema colonial; reducidos en un solo lugar podría ser controlado todo su actividad, vivienda, etc. y mas fácil para utilizarlos en trabajos personales en beneficio del encomendero sin paga o ser enviados a los obrajes y minas”(Ucrania Peruana LLamellin de Rosulo F.Reyes Espinoza, pág. 59 y 60).


Agusto Alba Herrera en su obra Reseña Histórica de Ancash, nos relata una serie de corregimientos de Conchucos y nos asevera que los pueblos del Departamento de Ancash “frueron fundados por el sistema de reducciones entre 1572 a 1573, es decir eran pueblos para indios donde sería fácil adoctrinarlos y cobrarles tributo”.


“Para la fundación de la ciudad de Huaraz, los visitadores tuvieron  que cumplir las siguientes disposiciones: Facilitar el adoctrinamiento de los indios en la santa fe católica para que con más comodidad se les pueda suministrar los sacramentos “y sean mantenidos en justicia y vivan políticamente como personas de razón y como los demás vasallos de su Majestad”. Para cuyo efecto se dispuso “que los indios que viven dispersos y derramados, se reduzcan en pueblos en trazado y orden, en partes sanas y buen templo. Sin embargo los verdaderos objetivos fueron: 1).- Que estando la población indígena distribuida por todo el territorio en sus respectivos ayllus, dificultaba el cobro del tributo; y 2).- Que la presencia de los ayllus permite que las tradiciones incas se mantuvieran vigentes, constituyendo un peligro para el sistema colonial. Teniendo en consideración estas recomendaciones irreversibles emanadas de la autoridad virreinal en mérito a la Real Cédula del 28 de diciembre  de 1569, Alonso de Santoyo Valverde decidió fundar un solo pueblo en base a los asientos de las dos encomiendas Huaraz y Llaguarás (…) como para que pueda ser sede de una nueva administración política regional del Virreinato, independientemente la de León de Huánuco, que ya había sido reducida con anterioridad. Después de un previo reconocimiento y estudio de la zona (...) verificando personalmente las ventajas que ofrecía el lugar para la fundación de acuerdo a los objetivos a futuro, Alonso de Santoyo Valverde procedió a la medición a cordel y el trazado de calles rectas, aunque estrechas; el sitio que debía de ocupar la Plaza de Armas, el templo principal y el cementerio hacia el oriente de la plaza. La Casa del Cabildo (Municipio), el Tambo (mercado) y la cárcel hacia lado occidente. Asimismo (…) los barrios (...) debía estar separados por una calle principal denominada “Calle Real”…Las calles fueron trazadas de Este a Oeste  y de Norte a Sur, siguiendo el curso del río Quilcay y los de Este a Oeste. La ceremonia de fundación del pueblo, fue producida en la fecha festiva del patrón San Sebastián, el 20 de enero de 1574 con una misa celebrada por el Visitador Eclesiástico y el Párroco del lugar, en el mismo sitio que más tarde fuera edificado la Iglesia Matriz. El reparto de solares se hizo…auténticos nativos del lugar, después a los forasteros, por último a los habitantes de las punas y dedicados al pastoreo. Pasado algunos dias y concluido el reparto de solares, los fundadores procedieron a la designación del primer Cabildo de Indios de la Doctrina de Huaraz (…) había resistencia en los ayllus (…) por temor a perder el dominio de sus tierras de cultivo y pastizales para sus ganados al trasladarse a muy lejos de sus viviendas. En las instrucciones impuestas por el Virrey Francisco de Toledo, la amenaza de utilizar la fuerza a los que se resistieran a cumplir el mandato, a los que les otorgaron un breve término a cada indio de la repartición (pueblo)para que pasasen a vivir y morar en los pueblos en donde mandó reducir, apercibiéndoles que pasado el término se les derribaría las casas antiguas y serían castigados, dando encargo a los caciques principales para que les hagan pasar y edificar sus casas dentro de dicho término, bajo pena de suspensión de sus derechos de cacicazgos”. Este era el estilo que los españoles utilizaron para fundar ciudades y pueblos en el Perú, en cumplimiento de una orden real y virreinal.”(Huaylas y Conchucos en la Historia Regional, Santiago Matos Colchado)(Ucrania Peruana, R. Reyes Espinoza, pág. 60, 61,62)              
  
FUNDACION DEL PUEBLO DE  TAUCA
En los archivos de la Iglesia de Tauca se han conservado los bandos cristianos o parroquiales y el acta en viejos papeles sin darles importancia de su valor histórico, pues aquí transcribo el texto integro del bando cristiano, ordenado por el Padre Fray Juan Bautista Dávila y pregonado por el antiguo sacristán Gregorio Torres, llamando a los habitantes de ese entonces a celebrarse una misa previa a la ceremonia de fundación del pueblo; así como también el texto original del acta de fundación, procedente de los archivos de la Iglesia de Tauca, transferido al Concejo Municipal mediante el Oficio Parroquial Nº 003 de fecha 24 de noviembre de 1899, firmado por el mismo sacerdote, de ese entonces, al Consejo Municipal de Tauca, en cuyo texto se decía: “Señor Alcalde.- Este Ministerio Santo dando cumplimiento a leyes y al deseo más rendidos del primer Excelentísimo Obispo Monseñor Francisco Salas Soto de la Diócesis de Huaraz y a los de otra suerte desearían los vecinos de este pueblo, remito tan merecidos documentos hallados en el archivo parroquial que mayor pedido le corresponden a su autoridad, no es crecida las espensas ni el concurso de feligreses para conservar, he tomado la acertada idea de alcanzar a su Municipalidad, que será el mejor consuelo espiritual para su archivo y conservación.- Mayor honra y gloria suya que guarde.- P. Luis J. Ángeles”. Sin embargo, en cuanto el Alcalde de ese entonces recibió el oficio parroquial, adjunto a dos cajones de cartón amarrados con “huasquilla” (soga delgada de penca) conteniendo diversos amarilleados y apolillados documentos, maltratados y en total desordenamiento, sin la menor importancia alguna ordenó que la guardarán debajo del anaquel de los “archivos municipales”, que tenía la Municipalidad, en éste lugar, tal como llegó reposó intacto ésta documentación por varias décadas; sin que nadie se preocupara de la valiosa información que guardaba éstos envejecidos cartones, en la parte exterior de la caja más grande con letras grandes se leía “Caja de Depósitos y Consignaciones” y la caja mediana era enbase de “leche gloria” de esa época; como ya lo hemos explicado en la parte de la introducción de este libro; pues en uno de estos cartones se guardaban entre otros tantos viejos documentos los que transcribo literalmente, dejando aclarado que se ha respetado la redacción original del acta, solamente se ha agregado entre paréntesis algunas definiciones y correcciones de palabras, para hacerse más entendible.


BANDO PARROQUIAL.- “Bando Parroquial, urgente, urgente, se llama a todos los habitantes del valle y de los alrededores a reunirse en la falda de Caquia, junto a la cantera en donde se ha plantado un tronco de sauco, el día 16 de Mayo del presente, a horas 10.30 de la mañana, en donde se realizará la Santa Misa por el Visitador Eclesiástico don Bartolomé Martínez, previo a la ceremonia de fundación del pueblo de Santo Domingo, después del acto litúrgico y de la ceremonia se ofrecerá a la comitiva visitante, algún potaje del lugar, como papas con ají, cancha, ocas, tamales y chicha, que serán preparadas por las señoras integrantes del rezo del Santo Rosario; se pide a los oyentes no faltar a esta importante ceremonia, siendo obligatoria sus presencias, por tratarse de un acto de interés comunal”, firmado por el Padre Fray Juan Bautista Dávila, cura de la Parroquia.


ACTA DE FUNDACIÓN
“Acta de Fundación del pueblo de Santo Domingo de Tauca.- Mayo 16 de 1573.- En el nombre de Dios Nuestro Señor y de la Virgen Santísima María, el Capitán Alonso de Santoyo, Visitador General de los pueblos de Huánuco, Huaylas y Conchucos, en compañía del Visitador Eclesiástico don Bartolomé Martínez; en cumplimiento de la misión encomendada por su Majestad el Virrey del Perú don Francisco de Toledo, en Audiencia pública del lugar de Santo Domingo de Tauca. Por cuanto, en presencia de los moradores de españoles, mestizos e indios de la juredicción (jurisdicción) del valle, convocados como bien público, en uso de sacramentos, doctrina espiritual y administración de la real justicia, conviene mucho poblarse de indios, por ser sitio muy cómodo de estaciones, días templados y noches suaves, no hay vientos impetuosos, sus tierras aledañas producen abundante comida, maíz, trigo, cebada, alverjas, leña, semillas y agua para el sustento de la vida humana, amén de pasto para el ganado, suplican hacer dicha población, con varios número de testigos y por mi visto con los demás tocantes, teniendo consideración a lo susodicho; por lo cual, en nombre de su Majestad, por los poderes y comisión de su persona Real tenemos licencia, para señalar por sitio con el favor de Dios, con espada en alta de la Real justicia, frente al Crucifico DECLARO FUNDADO el pueblo Santo Domingo de TAUCA, bajo la advocación de Santo Domingo de Guzmán, para ello os mando y hago entrega, en su contorno derramados que obligados acudir a la dicha población, se reduzcan y pueblen en la parte y sitio donde estén más cómodas y aparejadas, tomando las necesarias para este efecto, en otras cómodas y realengas (amplias), siendo ansí (a sí) que el bien común se debe preferir al particular y en ellas acomodaréis a los pobladores por el mejor orden y manera que os pareciere convenir, señalando solares y sitios donde puedan hacer y edificar sus casas de vivienda y primero y antes todas cosas el sitio conveniente para la iglesia mayor, casa del Cabildo (Municipio), cárcel, plaza, tambo (mercado) y cementerio, todo ello en forma de pueblo y con buen orden, le señalaréis y amojonaréis por términos y juredición (jurisdicción); para que agora (ahora) y de aquí en adelante, entre tanto como pueblo, la difieran y amparen en justicia del beneficio de molino, hornos de teja y ladrillo y calera (horno donde se calcina la piedra caliza) para el servicio de la población, daréis título de los solares que repartiereis a las personas y por la misma forma señalaréis a los indios que hubieren de acudir por el orden que yo diere a servir a la población, para que de esta manera vaya siempre en adelante y en aumento y no a menos; proveyendo y ordenando en todo, posesión y otros actos que habéis de hacer, lo que más os pareciere convenir y se acostumbra y suele hacer en semejantes poblaciones; luego nombraréis Alcalde y Regidores, y los demás oficiales (gobernador sustituia al comisario de policía del pueblo) que son necesarios para la administración de la justicia y buen gobierno de la población, guardando en todo de esta condición, sin llevar por ello salario alguno; tocante a la población compeliéndole a ello por todo rigor de derecho y procedáis en todo lo que aquí se os encargo y mando, os doy poder tan bastante cual de derecho en tal caso se requiere, con libre y general administración, mando a todas y cualesquier jueces y justicias y a las demás personas de cualquier calidad, estado y condición que sean, no vayan ni vengan contra la forma de esta mi Provisión en manera alguna, ni por ninguna causa ni razón que sea, para la execución (ejecución) de ella os den y hagan dar todo el favor y ayuda que el pueblo les pidiereis, so las penas que en nombre de Su Majestad, en que desde luego les doy por condenados lo contrario.- Dada en Santo Domingo de Tauca, a los 16 días del mes de Mayo de 1573 años”. -


Firmados por: “el Capitán de Caballería don Alonso de Santoyo (Valverde), Visitador General de los pueblos de Huánuco, Huaylas y Conchucos, representante del Virrey del Perú y como representante de la Iglesia Católica el sacerdote don Bartolomé Martínez, acreditado por el Obispo de Lima, con el título de Visitador Eclesiástico. Por mandato de su Majestad el Señor Virrey del Perú don Francisco de Toledo. Leído el suso dado para que sepan y entiendan lo contenido en el título, siendo testigos: el Padre Fray Hernando de García, Vicario de la Doctrina de Conchucos; el Padre Fray Juan de Pineda, Primer Ministro Vicario de Pallasca; Padre Fray Francisco Velásquez, Vicario de San Juan de Sillabamba; Padre Fray Miguel Carmona, cura evangelizador de San Pedro de Piscobamba; Padre Fray Juan Bautista, cura catequizador de San Pedro de Corongo y el Padre Fray Juan Bautista Dávila, cura doctrinero de indios de Santo Domingo de Tauca y de San Marcos de Llapo”.


PRIMER ALCALDE DEL VALLE DE TAUCA.- Después de la fundación del pueblo de Santo Domingo de Tauca, el 16 de mayo del año 1573, acto que consistia: en el lugar plano plantaban un tronco de algún árbol, en este caso, dice el bando un “tronco de sauco”, siempre acostumbraban usar de picota clavada en el centro del lugar plano, en donde iban acondicionar la plaza de armas del pueblo, el capitán Alonso de Santoyo, voceando a los cuatro vientos: “por el mandato de su Magestad el Señor Virrey del Perú y no existiendo oposición alguna; declaro fundada el pueblo de Santo Domingo de Tauca”, luego desenfundando su espada que llevaba al cinto, procedíó a darle varios tajos al tronco y arrastrando con fuerza el arma sobre la tierra, de izquierda a derecha y viceversa, levantó en alto la espada, dando vivas al virrey, aplaudian los asistente; éste hecho representaba el acto fundacional del pueblo, después le ofrecieron alimentos a los asistentes; al día siguiente el gobernador interino don Aquilino de Tapia Cerna (hijo del capitán Jerónimo de Tapia, el primer gobernador interino designado el día domingo 5 de enero de 1536, que por su fallecimiento, en forma hereditaria asumió el cargo su hijo mayor de familia), convocó a los “vecinos, residentes o estantes del pueblo”, señalándoles que hace “treinta y nueve años, que la agrupación de españoles llegaron a este valle al mando del lugarteniente Francisco Martín de Alcántara en año 1534, quién delegó su mando en mi padre que vino conduciendo a españoles y mestizos, y demás gente han venido bajo la administración de un gobernador interino sucesorio”; pero que en cumplimiento del acta de fundación del pueblo de Santo Domingo de Tauca, les he citado con ayuda del Padre Fray Juan Bautista Dávila, para que en este cabildo (17-5-1573) se elija al Alcalde y demás autoridades del pueblo de Santo Domingo recien fundado. De cuyas votaciones resultaron elegidos: como Alcalde provisional el anciano don Ciriaco Rosales López, como gobernador don Nicolás Chávez Cortez, como alguacil don Atanasio Agreda Collantes, autoridades necesarias para la administración de justicia y buen gobierno de la población de Santo Domingo de Tauca; dejando libre la potestad al alcalde provisional, para designar en el transcurso del tiempo, a sus correspondientes Regidores como sus inmediatos colaboradores, en este aspecto no encontramos en el manuscrito, referencias de designaciones al parecer, fueron admitidos en acto privado indistintamente en fechas sucesivas, no tenemos la idea del número de colaboradores admitidos. Fueron juramentados por el gobernador interino don Aquilino de Tapia Cerna, entregándoles a cada uno sus “varas de justicia”, consistente en un tallo de “huarauya” de un metro y medio, por ser liso natural y de flor amarilla, que irradia luz del amanecer, significando alegría y fortuna sin asperezas en la vida institucional. Este aspecto protocolar es tan simbólico y natural, que sugiero a las autoridades actuales del pueblo de Tauca, se rescate esta significativa modalidad ciudadana, que el pueblo debe otorgarles a cada uno de sus autoridades éste admirable distintivo de autoridad, para que los ostente como divisa en los actos públicos y privados que les toque desempeñar.


El primer objetivo de sus autoridades fue realizar el trazo del perímetro de la plaza de armas, de 50 metros lineales de ancho, por 80 metros lineales de largo, quedando 5 metros a sus extremos, para disponer de una acequia de 0.20 centimetros de ancho, para el desague de las lluvias, con una vereda de un metro con 70 centimetros de ancho y el resto para el corredor o pasadizo con sus árcos o pilares para sostener los balcones, de donde podrían contemplar los festejos, corridas de toros, diversos acontecimientos a celebrarse y fiestas populares o patronales, al estilo de la Plaza Mayor de Madrid de España y luego se procedió a diseñar las calles y a entregar las parcelas o lotes, para edificar los locales públicos y comunales, como las viviendas de la vecindad, con obligatorio compromiso del uso del tejado, por expresa recomendación de sus fundadores y asesorado por el Padre Fray Juan Bautista Dávila.     


En este caso, la dinamica del poder entre los miembros de las autoridades nativas en el valle de Tauca, por que más eran españoles, mestizos que indios. En los testimonios de los curatos nos revelan que no existió en el valle de Tauca “niveles más altos de la jerarquia nativa”, ni tampoco española o mestiza “en el esquema virreinal establecido para el gobierno de un repartimiento de indios”, por que el valle en un gran periodo fue casi ignorado por las altas autoridades del virreinato, motivo a las guerras civiles, además por su baja población y aislamiento geográfico, pasaba por inadvertido como muchos otros valles interandinos de los Andes; ya que, los viajes por la sierra lo hacian siguiendo el trayecto del camino del inca o el Cápac Ñan y por la costa por el mar de Norte a Sur y viceversa, nunca fue en forma trasversal por lo inaccesible de su geografía.


                                   HIMNO A TAUCA


¡Oh! mi Tauca, tierra bendecida
vibrante corazón de historía,
deleitante posada de la vida
cristalino cielo azul de Angollca.


Tu espléndida cultura ancestral
propició la conquista de esperanza,
caminaron el destino natural
explorando el fecundo valle de grandeza.


Crusaron grandioso suelo del infinito
anónimo pasaste a la historía,
unificaste el vasto mundo andino
con libertad naciente de gloría.


Traspucieron lomadas amanecidas
con generoso desafío del viento,
en noble gesto del esfuerso de subidas
suscribieron real triunfo natural divino.


 


Partitura del Himno de Tauca, autor de la letra: Dr.Arnulfo Moreno Ravelo y de la música: el cantautor, guitarrista, arreglista y musico Kike Fuentes. 



ESCUDO DE ARMAS DE TAUCA
(Heráldica evocador del mensaje de esperanza)
Autor: Dr. Alipio Arnulfo Moreno Ravelo
Diagramado: Hélwis César Moreno Bardales



ESTANDARTE DEL DISTRITO DE TAUCA, PROVINCIA DE PALLASCA-ANCHASH
Autor: Dr. Alipio Arnulfo Moreno Ravelo (Remitido a la Municipalidad de Tauca el 15 - 12 - 2006)
          (Emblema representativa del distrito de Tauca)






FUNDACION DEL PUEBLO DE LLAPO
Dentro de la documentación y archivo cedido por la Iglesia Matriz de Tauca a la Municipalidad de Tauca, también se encuentra el acta de fundación del pueblo de Llapo y otros testimonios de reparto de tierras, como referente a construcciones de obras comunales; en este caso solamente me voy a limitar a transcribir literalmente el tenor del acta:


“Fundación del pueblo de Llapo.- En el nombre de Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, tres personas y un solo Dios verdadero, en quien debemos creer y adorar, tomando por intercesora a la esclarecida y soberana Virgen María Nuestra Señora, para alcanzar misericordia y merced, tener buen fin y subceso (suceso) en lo que se pretende a gloria de Dios y provecho del beneficio público y común, el Capitán Alonso de Santoyo, Visitador General de los pueblos de Huánuco, Huaylas y Conchucos, en compañía del Visitador Eclesiástico don Bartolomé Martínez, por comisión de su Majestad el Virrey del Perú don Francisco de Toledo, estando en Audiencia pública convocada al 18 días del mes de Mayo de 1573, en el paraje llamado por los indios Llapo. Por cuanto, en presencia de los moradores de españoles, mestizos e indios del lugar, en uso de sacramentos y doctrina espiritual que su Merced manda que pueblen, y nos parece que el sitio y tierra es tal cual conviene, por ser la parte más cómoda y preferida y de mejor temple que hay en el lugar y por tener todos los demás requisitos necesarios para población, dejo que señalaran y señalo por sitio para con el favor en Dios Nuestro Señor y con vara alta declaro FUNDADO el pueblo de San Marcos de Llapo, tomo por abogado y patrón a San Marcos, en su nombre y protección, en presencia de las personas y estando, como dicho es, todos juntos con el dicho poblador, con la solemnidad que se requiere de derecho, debajo de los linderos señalados por la una parte de lomada que los indios llaman (…), y por la otra, tomada su derecera (izquierda) desde la mesma (misma) ladera hasta llegar a una cascada de agua, que está en la cuesta de dicha tierra y pasando del (de el) por la mesma (misma) derecera (izquierda) hasta un mojón de lomada grande donde hay mucha piedra sacada, y de la otra hacia el refajo (falda) de la estancia desocupada, que hay otras variedades de plantaciones del lugar, en el cual sitio se darán los solares en que labren y edifiquen sus casas las personas que en él se poblaren y protesta de hacer la población y traza luego en este dicho día como pueblo, la plaza, Iglesia, casa del Cabildo (Municipio), cárcel y cementerio; y ansí (a sí) lo ordeno, estando en el asiento y paraje se nombre Alcalde y Regidores y otros oficiales (gobernador sustuia al comisario de policia del pueblo) para la administración de dicho pueblo, dejo que, conformándose la población en nombre de su Majestad del Virrey, se establece el pueblo en el dicho sitio y lugar susoreferido (susodicho), se manda y le tiene señalado, porque de esta manera se a de llamar de hoy en adelante y le señala por términos y juredición (jurisdicción), en virtud del dicho titulo se libra y exenta este dicho pueblo de la juredición (jurisdicción) de la otra cualquiera población, para que sobre ella no tenga ni puedan tener dependencia. Dado en San Marcos de Llapo, a los 18 días del mes de Mayo de 1573 años”.


Firmados por el “Capitán Alonso de Santoyo (Valverde), Visitador General de los pueblos de Huánuco, Huaylas y Conchucos, representante del Virrey del Perú y como representante del Clero el sacerdote don Bartolomé Martínez, acreditado por el Obispo de Lima, con el título de Visitador Eclesiástico. Por mandato de su Majestad el Señor Virrey del Perú don Francisco de Toledo. Leído el suso dado para que sepan y entiendan lo contenido en el título, siendo testigos: el Padre Fray Hernando de García, Vicario de la Doctrina de Conchucos; el Padre Fray Juan de Pineda, Primer Ministro Vicario de Pallasca; Padre Fray Francisco Velásquez, Vicario de San Juan de Sillabamba; Padre Fray Miguel Carmona, cura evangelizador de San Pedro de Piscobamba; Padre Fray Juan Bautista, cura catequizador de San Pedro de Corongo y el Padre Fray Juan Bautista Dávila, cura doctrinero de indios de Santo Domingo de Tauca y de San Marcos de Llapo”.


Nota.- se ha respetado la originalidad del acta, solamente se ha agregado entre paréntesis algunas definiciones y significados de palabras, para hacer más comprensible. 


Después de “fundar este pueblo de Llapo, la comitiva continúo su inmediato camino saliendo con destino a fundar el pueblo de Corongo, acompañado de su cura catequizador, en cumplimiento de la Ordenaza dictada por el virrey Toledo en el año anterior (1572), prosiguiendo por el Callejón de Huaylas”, es probable que la fundación española de Corongo, se haya producido en la audiencia pública convocada por el Padre Fray Juan Bautista, como su evangelizador para ese mismo día 18 del mes de Mayo de 1573; por lo que podemos afirmar que no fue “obra del Licenciado García de Castro en 1565”, por resultar increíble que se haya realizado antes de la Ordenanza dictada por el virrey don Francisco de Toledo, en el año de 1572; debemos recordar que  la ordenanza fue obligatoria de la reducción de los naturales, tuvo por objeto práctico reunir en pocos pueblos debidamente determinados la escasa población indígena que se encontraban dispersas en los diferentes lugares del territorio del Perú, especialmente en los valles interandinos de los Andes, “a fin de facilitar su adoctrinamiento y gobierno”. Es decir, que hasta ese tiempo todavía existía extensos valles aislados geográficamente que eran totalmente desconocidos, y sus habitantes vivian tan libres, alejados y dispersos, que les resultaba imposible de cobrarles los tributos o levantar un ceso para evangelizarlos o administrarlos en sus lugares; por eso, don Francisco de Toledo, durante su largo Virreinato (1569-1581), la llevó a su perfección su proyecto de fundar los pueblos para aglutinar a sus dispersos naturales.


Después de haberse fundado los “pueblos de Llata, Huánucopampa, Uco, Llamellin, Huari, San Luis, Piscobamba, Pallasca, Huandoval, Cabana, Tauca, Llapo, Corongo, La Pampa y muchos otros poblados de menor rango, todos ellos mediante la modalidad de reducciones de indios con carácter obligatorio; por los visitadores el Capitán Alonso de Santoyo, con el apoyo del Visitador Eclesiástico Bartolomé Martinez y los curas de las Parroquias de la zona que respaldaron la creación de los pueblos” en 1573; según copia del cargo del informe eclesiástico que hace el Padre Fray Juan Bautista Dávila, al Convento de Santo Domingo de Huaylas, le dice: “en todos los pueblos de las reducciones de indios se han practicado la misma modalidad de obligación (…) en el caso del pueblo (Tauca) de mi evangelio, se llamó a la gente temprano, en donde se dio inicio con la celebración de una misa a cargo del Visitador Eclesiástico Bartolomé Martinez y auxiliado por mi parte como cura titular del lugar, en el mismo sitio en donde se dispuso la edificación de la Iglesia Matriz, concluida la Santa Misa y dado lectura del acta huvo aclamaciones, antes de concluir la ceremonía de fundación, fue instalado el primer cabildo español e Indios, a indicación expresa de las mismas autoridades fundadoras y también de mi parte como cura del lugar, en donde se eligieron a su primer alcalde, gobernador y demás autoridades (…) luego de los actos oficiales de fundación con los Visitadores, mas con el directo asesoramiento de mi persona, procedimos ha efectuar el trazado del sitio en donde debería ocupar la Plaza de Armas, con el apoyo de los presentes, procedimos a delinearla de 500 metros lineales de ancho, por 800 metros de largo, con un área de 400,000 m2, señalando una acequia de 0.25 cm. de ancho a su alrededor, para canalizar las aguas de las lluvias, con una vereda adicional de 1.50 cm. de gotera, luego pasamos al reparto de los solares; primero a los españoles, luego a los mestizos, despues a los forasteros, por último a los habitantes indios de las partes bajas del valle, de las quebradas altas dedicadas a la agricultura de tubérculos, los dedicados al pastoreo de auquenidos, a los obrajes y artesanía, también se destino un sitio al templo principal, la casa de cabildo (Municipio), el tambo (albergue o posada) (mercado), la cárcel hacia el lado Este, la del cementerio ubicado a buena distancia quedando al frente Este de la plaza; los grupos de españoles hacia los alrededores de la plaza, los demás mestizos e indios hacia el lado de las parcialidades que formarán los barrios, luego se trazaron las ocho calles longitudinales principales hacia los cuatro puntos cardinales: Norte, Este, Sur y Oeste, siguiendo el cursos de los vientos y de las aguas, luego siete calles transversales formando las primeras parcialidades necesarias para la administración de justicia y buen gobierno de la población”, cada casa era obligatorio tener su huerta de flores con plantas aromáticas y ornamentales.              


Téngase presente este importante artículo recolectado que el “Capitán Alonso Santoyo Valverde, en compañía del Fraile Hernando García, en 1573. Se menciona que saliendo de la ciudad de Huánuco pasaron fundando los pueblos de Bolognesi, Huaraz, Chacas, Piscobamba, Pomabamba, etc.”(..) “A mi modo de interpretar, la presencia del capitán Santoyo y de algunos religiosos en cada reducción de la región de Conchucos y del Callejón de Huaylas, obedecería a la Ordenanza dictada por el virrey Toledo en 1572, a fin de que estuvieran bajo la advocación de un Santo o Patrono para hacer más viable la evangelización de la masa indígena. De allí que estas reducciones o pueblos recibieran el nombre de San Pedro y San Pablo de Piscobamba, San Juan Bautista de Pomabamba, y asi sucesivamente”. (Revista Pumakayan, Año 1, Nº 4, Huaraz, noviembre 2009, pág. 15)  


Debe tenerse presente que “en 1542 se instaló el Corregimiento de Conchucos, que posteriormente fue adscrito al Cabildo de la ciudad de León de Huánuco. En 1561 llegaron a Conchucos los frailes de la 8va. Congregación Religiosa de los Agustinos, quienes constituyeron la fundación española de San Juan Bautista de Pomabamba, a la cabeza de esta orden estuvo Fray Hernando García (Vicario). La fundación oficial se llevó a cabo durante el Gobierno de don Francisco de Toledo (Quinto Virrey del Perú) que delegó sus poderes a Alonso Santoyo Valverde, para que viajara desde Huánuco hasta Pomabamba a fin de presenciar la Ceremonia de Bendición y Fundación Española y del Nuevo Pueblo”. (Historía Pomabamba).
  
En una carta fechada en 1636, el religioso P. Julio W. de Aranda Mojicasso, evangelizador del pueblo de Pomabamba, le dice a su amigo el cura del pueblo de Santo Domingo de Tauca, “que en uno de sus andanzas de investigación ha encontrado documentos de fundación de varios pueblos españoles de la provincias de Siguas, Pallasca, Corongo, y otros tantos en el Convento de Santo Domingo de Yungay, entre ellos también el de Pomabamba, Piscobamba, y otros como por ejemplo el de Sihuas fue el 5 de agosto de 1543, fundado por el Capitán de Caballería Gómez Arias de Ávila, se extendió el acta de fundación el mesmo (mismo) día, entregándose al cura de susodicha iglesia para su guarda correspondiente”, esta mensaje es de gran importancia lo transcribo por algún caso les interece a los investigadores e historiadores de las diferentes provincias que se mencionan.


Los naturales dispersos a los alrededores del pueblo de Tauca.- Al fundarse el pueblo de Santo Domingo de Tauca, se obligaban a los indios que se trasladaran a ocupar su correspondiente lote urbano dispuesto y reservado con fines de poblar el nuevo pueblo en obediencia de las órdenes que había dispuesto, el Virrey Toledo, antes de recurrir a la fuerza; pero los naturales no todos estaban con ánimo de dejar su antigua vivienda, muchos de los naturales se resistian a cumplir el mandato, a pesar que les concedieron sierto término “para que pasasen a vivir y morar en los pueblos donde se mandaban a reducir, apercibiéndose que pasado el término se les derribarían las casas antiguas y serían castigados dando encargo a los caciques principales para que les hagan pasar y edificar sus casas dentro de dicho término, so pena de suspensión de sus derechos de cacicazgos”, la resistencia a las ordenes de las autoridades en el pueblo de Tauca y en la provincia de Pallasca, no fue tan dramatica, a pesar que los naturales añoraban sus lugares acostumbrados por hacerles producir con sus trabajo agrícola más inmediato a sus chacras, por que tendrían sus tierras de sembrios más distante; por esta razón que en la historia de los pueblos de la provincia se justifica que muchos optaron por tener sus viviendas tanto en el nuevo pueblo, como seguir manteniendo sus viviendas rústicas en los lugares que los españoles los encontraron habitando.


En el caso de Tauca y Llapo sus respectivos Alcaldes fueron los llamados con ayuda de las personas entendidas en el trazo de cordeles, se procedió a su progresibo diseñó de las calles y los correspondientes lotes urbanos del pueblo conforme iban convenciendo a los habitantes de las lejanías, y en el caso de las reparticiones de las tierras tanto en las alturas como en las partes bajas fueron realizados por los Jueces de Fuero, designado para la región de Conchucos y de la provincia de Pallasca, por haberles autorizado con todos los poderes necesarios.     


ANIVERSARIO DEL DISTRITO DE PALLASCA
De acuerdo a la información obtenida de un sermón del año 1664, dado por el Bachiller Cristóbal Tello Sotomayor cura de la doctrina de San Pedro de Corongo, nos relata que con el proposito de conmemorar los 130 años de haber ocupado pacíficamente el territorio del valle hoy territorio de la provincia de Pallasca por la Comitiva exploradora, el dia 16 de diciembre de 1534, al mando del lugarteniente Francisco Martín de Alcántara, el medio hermano materno de Francisco Pizarro, hijo de Francisca Gonzáles, La Ropera; en su paso hacia el lugar y pueblo de Huamachuco, en donde se quedaron algunos españoles con el motivo de explorar sus valles, en la primera semana del mes de diciembre llegaron los descendientes de los españoles que integraron dicha Comitiva exploradora, acompañados de don Nicolás de Córdoba, don Baltasar Cangaguala, don Juan Mateo y don Baltasar Ticsi Cangaguala, caciques del repartimiento de Luringuanca y otros más hijos y mestizos de españoles del centro del virreinato, como también los gobernadores del repartimiento de Atunjauja don Juan Cusichaqui y don Salvador Cusichaqui, primos hermanos, que acompañan a la delegación, trajeron fletamento de una recua de 30 mulas de camino, con un cargamento de trigo y de maíz para el pueblo, además de 43 cabezas de ganado vacuno y 54 cabezas de ganado ovejuno, para la crianza en los verdes sitios de pastos del valle de Pallasca, por haberlos acogido pacíficamente y haberles brindado sus fructiferas y fértiles tierras, como la exploración de su riqueza de oro del río de Tablachaca, fueron recibidos por los naturales y españoles con música de andaritas y quenas, mas con el anuncio acostumbrado. Pero las autoridades virreinales lo interpretaron mal como una especie de subversión, por lo que Comisionaron al Dr. Diego Vergara y Agiar, para realizar las investigaciones del caso, pasando en visita por Corongo llegó hasta los lugares del obraje de la Estancia de Urcón y luego pasó por otros parajes que no se presisan; después de un año “en octubre de 1665, fueron apresados en la cárcel de Concepción”, con el pretexto “por incumplimiento de tributos y mitas de Huancavelica”, estos hacendados “indios principales” aparecieron como unos rebeldes de no entregar al corregidor las cantidades faltantes “para completar la tasa”, en realidad forzaron unos problemas internos del repartimiento para configurar delitos y comenzar a perseguirlos con el ánimo de frenar se propague las ideas de rebelión por cualquier otros lugares, ya que en el centro del país se vivian en tensas situaciones de las guerras civiles entre españoles, indios y mestizos contra las autoridades virreinales. Después de varias décadas desde la Conquista en que existía una larga tradición en todos los valles interandinos en los cuales se celebraban los aniversarios de los pueblos y otras actividades sociales que acudían tanto los españoles como los mestizos e indios en recuerdo de haber llegado sus antecesores al Perú, quedaron prohibidos a partir de haberse emergido la rebelión de 1666 a 1667 del cacique “don Salvador Cusichaqui, que pretendía legitimar su autoridad y su prestigio para gobernar el curacazgo de Atunjauja” del valle de Jauja. (Estracto obtenido del sermón dibulgado del cura de la doctrina de Corongo, Br. Cristóbal Tello Sotomayor).


Ejecutado el caudillo Tupac Amaru II, la corona española prohibió la circulación y lectura de los Comentarios Reales, porque sin duda “excitaba la conciencia de nacionalidad”. “Tupac Amaru II quien encabezó el movimiento más descomunal y heróico de rebelión, que estremeciera hasta su médula a la más grande potencia del orbe, como era España en el siglo XVIII, fue sabiamente influenciado por otro libro, cual es: los Comentarios Reales del Inca Gracilazo de la Vega, de quien fue asiduo, atónito y ensimismado lector”. (José Durand refiriéndose al gran movimiento  de reinvindicación que encabezó el Cacique de Tunga Suca).


 


CAPITULO XI
CONSECUENCIAS SOCIALES Y ECONÓMICAS.
            
LAS GUERRAS CIVILES DE LOS CONQUISTADORES
Primera Guerra Civil (1537-1538) entre Francisco Pizarro y Diego de Almagro.-
José A. Del Busto, comenta que: “Diego de Almagro regresa de Chile fracasado y pensó resarcirse capturando el Cusco. Se aproximo a la Ciudad Imperial y la tomó el 8 de abril de 1537, haciéndose recibir como gobernador y tomando presos a Hernando y Gonzalo Pizarro. Como supo Almagro que Alonso de Alvarado subía desde Lima para luchar contra Manco Inca, salió a su encuentro y lo derrotó en el puente de Abancay el 12 de julio de ese año. Alvarado fue llevado prisionero al Cusco. En su intento de desplazar a Manco Inca, Almagro coronó a su hermano Paullo. A estas alturas Almagro apetecía Lima y aseguraba que caía dentro de los dominios de su gobernación de Nueva Toledo. Entonces fue que bajó a la costa y fundó la villa de Almagro, en el valle de Chincha (agosto de 1537). Pero pronto le llegaron malas noticias: Alonso de Alvarado y Gonzalo Pizarro habían escapado de su prisión del Cusco y marchaban hacia Lima. Recién entonces pensó Almagro en matar a Hernando Pizarro, como se lo aconsejaba desde hacía tiempo Rodrigo Ordóñez, pero no lo hizo por las cartas que le escribiera Francisco Pizarro. Pese a sus enfrentamientos, había aún una fuerte amistad entre los dos viejos socios. Pizarro y Almagro decidieron entablar conversaciones en el pueblo de Mala, entre Lima y Chincha, bajo el arbitraje de fray Francisco de Bobadilla, comendador de los mercedarios y amigo de los socios. Bobadilla falló entonces, inclinándose a los Pizarro, para que Almagro abandonara el Cusco y libertara a Hermando Pizarro. Francisco Pizarro, entendiendo que el fallo lo favorecía, decidió que Almagro conservara el Cusco hasta que el rey decidiera lo definitivo. Almagro soltó a Hernando Pizarro, pero este lejos de irse a España como se había pactado, tomó el mando de las tropas pizarristas y subió a la sierra con el pretexto de combatir a Manco Inca. Almagro entendió lo peligroso de esta medida y también subió a la sierra a defender la Ciudad Imperial. Los hechiceros indios vaticinaron que había una batalla entre Hernando Pizarro y Diego de Almagro. El 6 de abril de 1538 en Las Salinas, hoy San Sebastián, cerca del Cusco. Venció Hernando y Almagro quedó prisionero. Francisco Pizarro, que estaba en Lima, marchó a la sierra para fortalecer a los suyos y evitar la muerte de Almagro, pero Hernando (a los tres meses) se adelantó y ajustició a Diego de Almagro (tenía aproximadamente 60 años). Le dio muerte de garrote y luego lo degolló. Fue en el Cusco el 8 de julio de 1538. Al día siguiente, el cuerpo del adelantado fue enterrado bajo el altar mayor de la iglesia de La Merced. Cuando Francisco Pizarro se enteró de la muerte de Almagro sufrió fuerte depresión. Se sentía culpable por no haber acudido a tiempo para salvar a su amigo y socio.      


Guillermo Alvarez, O.P. nos relata que: “El obispo Fr. Vicente Valverde en aquellos días se encontraba en Lima, recién llegado de España, a donde había ido a gestionar misioneros para evangelizar el Perú. Al enterarse de la situación de Almagro, inmediatamente se apersonó e intercedió ante Francisco Pizarro para que le perdonara la vida y se le dejara en libertad, en mérito a la vieja hermandad que los unía. En su carta al Rey del 20 de marzo de 1539, asi se lo da entender:”Estando yo en Lima entendiendo que se me diere gente, vino la nueva de como Hernando Pizarro había desbaratado la gente de D. Diego de Almagro, junto al Cuzco, y como había pretendido al Adelantado D. Diego de Almagro, y tomado la ciudad del Cuzco. Y luego fuí al Gobernador, y delante de los oficiales de V. M. le dije, en la iglesia de Lima, que mirase cuando de servicio era de Dios y del Rey que pasasen semejantes cosas; que enviase luego por la posta a mandar a  Hernando Pizarro que soltase luego al Adelantado y le enviase a su gobernación; y que le mandase que no consintiese que se hiciese agravio ninguno ni violencia a la gente del Adelantado. Y él me respondió que no le hablase de soltarlo, que no le había de soltar”. “Y visto ésto, le dije que enviase a mandar que se le hiciese buen tratamiento, y que pues las cosas no era fácil sino ardua, tener preso a su Gobernador, que me parecía que no se debía tratar por terceras personas; que él, en persona, se debía partir luego para el Cusco y soltar al Adelantado, confederarse con él, y hacer lo que convenía al servicio de Dios y de V. M. y que por ir él, de quien yo tenía confianza que miraría mucho lo que convenía al Adelantado, como a persona con quien había tenido tan larga hermandad, yo me partía juntamente con él; más que, en partiéndose él y teniendo noticia que la tierra estaba algo más segura, yo me partiría luego”. (Lisson, La Iglesia de España en el Perú. Archivo General de Indias, Sevilla).


Al parecer Francisco Pizarro aceptó el consejo de Fr. Vicente Valverde, pero lo hizo con tanta morosidad y malicia que dio tiempo a su hermano Hernando Pizarro, para que le mandara cortar la cabeza al viejo Diego de Almagro, el 8 de julio de 1538.
Informado el Rey de la anarquia imperante, comisionó al Licenciado Cristóbal Vaca de Castro, para resolver el diferendo de la posesión del Cusco. Los almagristas, conocedores de los pormenores de las instruccionesque traía el comisionado real y que no favorecía a sus intereses, resolvieronacabar con la vida de Francisco Pizarro. Aprovechando del viaje de Hernando Pizarro a España, y que Gonzalo Pizarro andaba ocupado en la conquista del país de la Canela (Ecuador) y en el descubrimiento del río del Amazonas, los almagristas dirigidos por Juan Herrada asesinaron a Francisco Pizarro de una estocada, en Lima, el 26 de Junio de 1541”.


SEGUNDA GUERRA CIVIL (1541-1542). Almagro El Mozo contra Vaca de Castro.-
El historiador José A. Del Busto relata: “Diego de Almagro “El Mozo”, hijo del socio de Francisco Pizarro, nació en Panamá en 1522. En 1535 estaba en Lima pero no fue a Chile con su padre. Se le juntó posteriomente  con el refuerzo que le llevó el capitán Ruy Díaz, reuniéndose padre e hijo en Aconcagua. Luego de participar en el resto de aquella desventurada empresa, regresó al Perú por Tacna y Arequipa, asistió a la toma del Cusco, prisión de Hernando y Gonzalo Pizarro, y a otros hechos menores, quedando en esa ciudad cuando las conversaciones de Mala y también para la batalla de Las Salinas. Luego de la victoria pizarrista, Hernando Pizarro lo remitió a Lima con Alonso de Alvarado, pero en Jauja toparon al marqués Francisco Pizarro, quien dio muestras de aprecio por el muchacho y le aseguró que su progenitor no moriría. Pero Hernando mató al Adelantado y el mozuelo quedó con los amigos de su padre en Lima, en una casa de la Calle de los Judios, comiendo maíz y quemando leña de la chacra de Collique que les dejó el escribano Domingo de la Presa. Todos se sentían caballeros, pero para salir a la calle no tenían sino una sola capa. Los Calleros de la Capa juraron entonces matar al marqués  Pizarro, más se cuidaron de que no interviniera directamente Almagro “El Mozo”, por consejo de su ayo Juan de Herrada (que reemplazó a Diego de Alvarado, ausente y envenenado en Valladolid). Los almagristas mataron al marqués Pizarro (26 de junio de 1541), pretextando que quería asesinar a Almagro “El Mozo”, y a continuación lo invistieron gobernador del Perú, uniendo así a Nueva Castilla y a Nueva Toledo. Pese a todo, el que gobernaba la situación era Juan de Herrada. Los rebeldes nombraron teniente de gobernador en el Cusco a Gabriel de Rojas y enviaron a García de Alvarado a Trujillo y Piura por hombres, armas y caballos. La rebelión era un hecho. A todo esto, Perálvarez Holguín se alzó por el rey en el Cusco y Alonso de Alvarado en Chachapoyas. Almagro “El Mozo” reaccionó castigando pizarristas, se hizo sentir hombre fuerte y nombró a Juan de Herrada su general; capitanes de jinetes a Cristóbal de Sotelo, a Juan Tello y a García de Alvarado, y de infantes a Diego de Hoces, Juan de Olea, Martíncote y a un fulano De Cárdenas, asi como alférez a Gonzalo Pereira. Con su ejército de 100 arcabuceros, 150 piqueros y 300 jinetes dejó Lima y pasó a Huarochirí, donde enfermó Juan de Herrada y fue reemplazado por García de Alvarado. Sin embargo, a este último le quitó el cargo en Jauja para tenerlo en su persona y nombró maestre de campo a Cristóbal de Sotelo. De Jauja siguió a Huamanga, despachando a García de Alvarado a Arequipa por hombres, caballos y armas; mientras él, con el grueso de la tropa, continuó al Cusco, entrando en la ciudad entre salvas de arcabucería, igual que en Huamanga. En el Cusco se enteró de que Cristóbal Vaca de Castro, el juez de comisión, se había juntado a Perálvarez Holguín y a Alonso de Alvarado. Almagro reunió inmediatamente a sus tropas y les leyó la provisión real que lo hacia  gobernador de Nueva Toledo y, además, la cláusula del testamento de su padre por la que le dejaba tal gobernación. En eso regresó García de Alvarado de Arequipa y mató a Cristóbal de Sotelo que estaba enfermo en la cama, dando luego en decir que Almagro “El Mozo” lo haría su general porque le temía.Pero en un banquete que ofreció Pedro de San Millán, García de Alvarado fue apuñalado por el propio Almagro, olvidándose todo en aras de la situación. Almagro partió del Cusco en pos de Vaca de Castro. Llevó consigo 250 jinetes, 250 peones y 200 arcabuceros. En Vilcashuamán, el 4 de setiembre de 1542, escribió una carta a Vaca de Castro acusándolo de pizarrista y diciéndole que él solo pretendía defender su gobernación. El encuentro fue al sur de Huamanga, en las lomas de Chupas, el 16 de setiembre de 1542, Fue la batalla más sangrienta que se dio entre los conquistadores. (…). La victoria se inclinó por los realistas y Almagro “El Mozo”, para no caer prisionero, tuvo que huir. Huyó con Diego Méndez a Yucay, pero alcanzados por Rodrigo Salazar “El Corcovado”, fueron cargados de cadenas y presentados a Vaca de Castro. Este, en la celda, le increpó su locura de rebelarse contra el rey, pero Almagro le respondió que no se había alzado contra la Corona, sino que había tomado las armas para defender su gobernación. Se le puso preso en casa de Gabriel de Rojas. Allí se le procesó y condenó a muerte; apeló al rey, pero se le denegó el derecho. Habiendo confesado y comulgado, marchó con serenidad al patíbulo. Pidió ser enterrado junto a su padre y se le concedió. No quiso dejarse vendar los ojos para que actuara el verdugo, pero lo obligaron a ello. Fue degollado y su cadáver expuesto a la vergüenza pública. Luego se le enterró en la iglesia de La Merced, debajo del altar mayor, al lado de los restos de su progenitor. Al momento de su muerte, Diego de Almagro “El Mozo”, tenía 20 años. Fue hijo bastardo mestizo del Adelantado Almagro y de la india panameña  Ana Martinez. Creció en Panamá, sabía leer, escribir y montar a caballo. Fue el único mestizo que comandó un ejército de 700 soldados”.(Conquista y Virreynato, pag. 64,66 y 67).               


Guillermo Alvarez, O.P. al respecto nos dice: “A su llegada a Popayán (Colombia) Vaca de Castro se enteró de la muerte del Gobernador Francisco Pizarro, inmediatamente escribió una carta al provincial dominico Fr. Tomás de San Martín, dándole poder para que tomara el gobierno de la ciudad. “sepan cuantos esta carta vieren como yo el licenciado Cristóbal  Vaca de Castro, (…) Capitán General de las provincia de la nueva Castilla, e nuevo Reino de Toledo llamado Perú, por su majestad, etc. Otorgo e conozco por este presente que doy, e otorgo todo mi poder cumplido, libre, llano e bastante, según que yo le hé, y tengo de S. M. e de derecho, que en tal caso se requiere, a vos el regente Fr. Tomás de San Martín, e al señor obispo del Cusco, Fr. Vicente de Valverde, e a Gómez de Alvarado, e a Francisco de Barrionuevo, e a Francisco Carreño (…), para que en nombre de S. M. y mío podáis tomar en vos las varas de la justicia que en la dicha ciudad hubiere, y las dar y entregar en el dicho nombre (…) para que tengan a carga la justicia y administren a la dicha ciudad en su términos de jurisdicción y a todas las justicias y alguaciles que podáis tomar juramento”.(Lsson, La Iglesia de España en el Perú. Archivo General de Indias, Sevilla, 1943, pag. 199 ss). Siguiendo estas instrucciones del licenciado Vaca de Castro, el Cabildo de la Ciudad de Lima se reunió sigilosamente en el convento de Santo Domingo y nombró por su teniente a Francisco de Barrionuevo, según se lee en el acta del cabildo del día 20 de noviembre de 1541: “…y este día el M. R. P. Maestro Fr.Tomás de San Martín, provincial, presentó una carta poder del muy ilustre señor licenciado Cristóbal Vaca de Castro, y justamente un traslado de una cédula de S. M., y el poder de dicho señor Presidente, es para pedir que le reciban por Gobernador y Capitán General de la Provincia y para que tome la posesión el dicho Padre Mtro “ (Fr. Tomás de San Martín). “Recibió el cabildo por Teniente a Francisco de Barrionuevo y tomado juramento dio por fiador Cristóbal de Burgos y fueron testigos, el vicario provincial, Fr. Francisco Martínez, O. P. y Francisco Carreño”. (Melendez, TVI, t. I, p. 105). El provincial Fr. Tomás de San Martín, con el bien entendido propósito de animar a la gente, de llamar a la paz y concordia a los almagristas y cuantos le seguían por temor, invocando la lealtad al Comisionado real, envió por todas las ciudades del país, a sus hermanos de hábito: Fr. Francisco Toscazo, Fr. Domingo de Santo Tomás y Fr. Juan Olías. El mismo provincial, en compañía de Fr. Martín Esquivel fue al encuentro del Presidente Vaca de Castro, en Huamanga, para informarle de su actuación. El 16 de setiembre de 1542, en la batalla de Chupas, Vaca de Castro derrotó a los almagristas, y Diego de Almagro, “El Mozo”, pagó su audacia con su vida”.    


TERCERA GUERRA CIVIL (1544-1548). Guerra de los encomenderos contra el Virrey Blasco Nuñez de Vela.- El historiador José A. Del Busto nos detalla que: “En virtud de las llamadas Leyes Nuevas de 1542, que tuvieron validez para todas las Indias Occidentales, el Perú fue convertido en virreinato, el más extenso de América (Barcelona, 20 de noviembre de 1542). Se nombró su primer virrey a Blasco Núñez Vela, natural de Ávila, veedor general de las Guardias de Castilla y corregidor de Málaga. Con él se nombró a la primera Real Audiencia de Lima, integrada por los oidores Diego Vásquez de Cepeda, Pedro Ortiz de Zárate, Pablo Lisón de Tejada y Juan Álvarez. Todos se embarcaron en Sanlúcar a inicios de noviembre de 1543, arribando a Nombre de Dios el 10 de enero de 1544, llegando por separado a Panamá y también al Perú, donde se notó un franco distanciamiento entre el virrey y los letrados. Núñez Vela, con criterio militar, quería aplicar con rigor las Leyes Nuevas. Los oidores, en su afán de ganar popularidad, se inclinaban a defender los derechos de los encomenderos, quienes se sentían vulnerados por las Leyes Nuevas. Se dieron situaciones muy tensas y los oidores, en Lima, terminaron tomando prisionero al virrey (18 de setiembre de 1544), deportándolo finalmente a España. Pero sucedió que el oidor Juan Álvarez, encargado de su conducción, lo libertó en el mar de Tumbes (7 de octubre), bajando el gobernante a tierra y subiendo a Quito con miras a levantar un ejército en Popayán. Sabía ya que su lucha sería no contra la Real Audiencia de Lima, sino contra Gonzalo Pizarro, que representaba a todos los encomenderos del Perú, y contaba con la anuencia  de los oidores. Gonzalo Pizarro bajó a Lima desde el Cusco. Entrando en la Ciudad de los Reyes el 28 de octubre de 1544. Allí los oidores, entre jubilosos y temerosos, lo recibieron por gobernador del Perú. Gonzalo respondió nombrando sus tenientes de gobernador: Alonso de Toro en el Cusco; Francisco de Almendras en Charcas; Pedro de Fuentes en Arequipa; Hernando de Alvarado en Trujillo; Jerónimo de Villegas en Piura; y Gonzalo Díaz de Pineda en Quito. Gonzalo Pizarro gozó del fervor popular, sus hombres lo llamaban el “Gran Gonzalo” y a su alzamiento la “Gran Rebelión”. El caudillo hizo a Hernando de Bachicao capitán general de la mar, y al frente de una pequeña armada compuesta por dos barcos capturados a sus dueños, lo envió a Panamá. Allí, el 15 de enero 1545, tomó 28 naves, robó mercaderías, impuso cupos, reclutó gente y retornó a Guayaquil. El virrey, mientras tanto, al frente de su ejército avanzó desde Quito a Piura y de allí a Túcume, pero retornó a Quito dudando de sus fuerzas. Gonzalo partió por mar hasta Trujillo y desembarcó para combatirlo, pero ya no estaba el gobernante. Entonces fue que subió a Quito y lo encontró. La batalla fue muy recia. Se dio en los campos de Iñaquito, el 18 de enero de 1546. El virrey Blasco Nuñez fue hecho prisionero y decapitado en pleno campo de batalla; fue enterrado su cuerpo en la ermita de Santa Prisca. A todo esto, Diego Centeno y Lope de Mendoza se alzaron en la Plata (16 de junio de 1545), asesinaron a Francisco de Almendras y con 180 hombres salieron a tomar el Cusco, pero como en Chucuito se enteraron de la muerte del virrey, retrocedieron a Desaguadero y luego a los territorios de los indios chichas. En el camino desertaron muchos centenistas, pero a los que quedaron subió a combatirlos Alonso de Toro, derrotándolos en Paria (23 de abril de 1546). Huyó Centeno a la sierra de Condesuyos y Lope de Mendoza, también fugitivo, se juntó a la hueste de Nicolás de Heredia, que salia de Tucumán. Pero ambos fueron derrotados en Pocona por Francisco de Carvajal, maestre de campo de Gonzalo Pizarro, en agosto del año dicho (antes citado), terminando decapitados Mendoza y Heredia. Gonzalo Pizarro, que había vuelto a Lima, abandonó la capital temiendo deserciones y marchó por tierra a Arequipa, subió a Huarina y derrotó allí a Diego Centeno, que se había rehecho. La batalla de Huarina fue el 20 de octubre de 1547”.


“En España, mientra tanto, ocurrían otras cosas. El príncipe Felipe, hijo del emperador y futuro Felipe II, reunió a sus colaboradores en la Junta de Valladolid y allí todos decidieron recuperar el Perú. Nombraron para ello a Pedro de la Gasca, clérigo inteligente y astuto, bachiller en ambos derechos, licenciado en Teología, canónigo de Salamanca, vicario de Alcalá, inquisidor y visitador de los tribunales de Valencia. Fue una acertada elección. Gasca zarpó de Sanlúcar el 26 de mayo de 1546, llegó a Nombre de Dios el 27 de julio y entró en Panamá el 13 de agosto, obteniendo allí la rendición de la flota gonzalista –la que había tenido Bachicao- de manos de su capítan general Pedro Alonso de Hinojosa. Con esta armada y muchos hombres Gasca partió al Perú. Pasó a Tumbes, siguiendo por Trujillo, Huaylas y Jauja, donde se enteró de la derrota de Huarina. Siguió a Humanga y Andahuaylas, se aproximó al Cusco. Tenía ya un numeroso ejército de 700 arcabuseros, 500 piqueros y 400 jinetes. La batalla se dio en Jaquijahuana, en la pampa de Anta, el 9 de abril de 1548, y significó el desbarate de los gonzalistas. Gonzalo Pizarro fue preso igual que su maestre de campo Francisco de Carvajal, apodado “El Demonio de los Andes” en razón de sus crueldades, asimismo los demás capitanes rebeldes. Todos fueron decapitados al siguiente amanecer. El cadáver del “Gran Gonzalo” fue llevado al Cusco y enterrado de limosna bajo el altar mayor de la iglesia de La Merced, donde ya estaban Almagro “El Viejo y Almagro “El Mozo”. Los que no cabían en todo el Perú, tuvieron que compartir la estrecha cripta debajo del altar mayor, donde hasta hoy descansan. Lo que siguió fue muy difícil porque La Gasca hubo de premiar a los vencedores; para hacerlo no alcanzaban todas las encomiendas del Perú. Se retiró al pueblo de Huainarima y ahí hizo el reparto de las nuevas encomiendas, todas bastante pequeñas, pues los vencedores eran muchos. La Gasca no volvió al Cuzco, prefirió seguir a Lima. Allí entregó el poder a la Real Audiencia y él se embarcó para España en el Callao el 27 de enero de 1550. Llevó al emperador y a su hijo el Perú recuperado y 3.771 barras de plata perulera. El emperador y su hijo acordaron recompensarlo y lo hicieron obispo de Palencia y en 1562, obispo de Sigüenza. Murió en Valladolid el 13 de noviembre de 1567 y está enterrado en la iglesia de la Magdalena”.(José A.Del Busto, Conquista Virreynato, p. 67, 69). 


Según Guillermo Alvares, O.P. relata lo siguiente  “La situación del Perú en estos años era caótica. Reinaba la arbitrariedad en los gobernadores, y los abusos en los encomenderos precipitaban la despoblación del país. Había, pues, la necesidad urgente de poner remedio a los abusos. “Los religiosos de Santo Domingo  - escribe Meléndez– instaban mucho para implantar la justicia, fundamento de todo bien y también se instaba para que el Real Consejo de Indias nombrara Virrey que ejecutase las órdenes que iba proveyendo, para reformar dichos excesos que, como dicho, referían los frailes dominicos, poniendo al Rey en consciencia. El breve remedio de ellos y el efecto que tuvo esta consciencia fue nombrar a Blasco Nuñez de Vela por Virrey “, dice Meléndez. “El rey Carlos V en 1542 promulgó las Nuevas Leyes de Indias, en virtud de las cuales ordenaba:
            - “Que se quitasen las encomiendas a los que habían caído en conmiso de perderlas por malos tratamientos a los Indios y estorbo de su enseñanza en la fe”.
            - “Que se incorporasen (los indios) en la corona real como los demás vasallos”.
            - “Que no se cargasen (a los Indios) ni llevasen por fuerza a las minas y pesquerías de perlas”.
            - “Que se pusiese medida a los tributos, y otras cosas de mucha consecuencia “.
“Los dominicos habían conseguido del Consejo de Indias estas disposiciones que, evidentemente, iban en detrimento de los intereses de los encomenderos. La cédula real del 1° de mayo de 1543, así, lo da a entender: “Como veréis, dice el Rey  a Fr. Tomás de San Martín, todo va enderezado al servicio de Dios y conservación, libertad y buena gobernación de los Indios, que es lo que vos y los otros Religiosos de vuestra Orden, según estamos bien informados, hasta ahora tanto habéis deseado y procurado “. “Este honroso reconocimiento comprometió a los dominicos en una misión aún más delicada, como tener que “trabajar con toda diligencia, cuanto en vos fuere, que estas nuestras leyes se guarden y cumplan, encargando siempre a los nuestros Virreyes, Presidente y Oidores y a todas las otras Justicias, que en estas partes hubiere, que así lo hagan y avisándoles, cuando supiereis que no se guardan en algunas provincias o pueblos, para que lo remedien y provean“(Melendez, TVI,t.I, p. 103 y ss).


“Las Nuevas Leyes de Indias desataron la rebeldía de los encomenderos, particularmente de Gonzalo Pizarro, dueño y señor de muchas propiedades y encomiendas en Cusco y Charcas. “Dándose todos por aniquilados y teniéndose ya por destruídos los poseedores de las encomiendas, antes ricos a sudores y sangre de los Indios, olvidados del vasallaje, cuyo es obedecer,(…) alborotaron el reino y trataban de resistir al virrey “,(Meléndez).


“En estas circunstancias, (el Provincial de los Dominicos) Fr. Tomás de San Martín emprendió una gira por las principales ciudades del país, para apaciguar los ánimos y hacer tomar conciencia a los encomenderos revoltosos, de la bondad de las nuevas leyes. Pero, la rebeldía pudo más que la palabra persuasiva de Fr. Tomás. Para calmar el alboroto fue llamado también el dominico Fr. Gerónimo de Loayza, primer obispo de Lima, y, con el consejo de ambos, el Virrey “proveyó auto” suspendiendo la aplicación de las nuevas leyes, por dos años, hasta que el Consejo de Indias determinara la mejor, despachó con este auto, a las Provincias de arriba (Cusco y Charcas), al obispo Fr. Gerónimo y a nuestro Provincial (…). Mas las cosas corrieron de manera que creciendo la rebelión prevaleció la malicia y entre infinitas revueltas vino a morir el Virrey a manos de los quejosos”, en la batalla de Añaquito (Quito, Ecuador), el 18 de enero de 1546.
Esta victoria unió más a los encomenderos, el maestre de campo, Francisco de Carvajal, el “demonio de los Andes”, aconsejo a Gonzalo Pizarro que se proclamara rey: “Debéis declararos rey de esta tierra conquistada por vuestras armas y las de vuestros hermanos. Harto mejor son vuestros títulos que el de los reyes de España. ¿En que cláusula de su testamento les legó Adán el Imperio de los Incas?”. (José Bonilla Amado, Perú colonial). “Gonzalo Pizarro se proclamó e hizose reconocer como Gobernador del Perú”.


“En esta faena acompañó al Provincial Fr. Pedro de Ulloa, quién tuvo la desgracia de caer en manos de los encomenderos. Le trataron tan mal “que si el Prior de nuestro convento del Rosario de Lima, que era ya, el P. Fr. Domingo de Santo Tomás, y el Capitán Martín de Robles, no se opusieron para que, le quitaran la vida; pero encerráronle en un sótano sin luz, a donde le tuvieron catorce días con grilletes y cadenas, y el sótano era una cisterna junto a una alverca de agua, que estaba llena de sapos y otras sabandijas ponzoñozas” (Melendez, t.I, p.115). Otra víctima de la furia de los encomenderos fue Fr. Francisco de San Miguel. Comisionado por La Gasca para anunciar la paz y llevar por los pueblos, valles y ciudades del reino, los testimonios de perdones, revocaciones de ordenanzas y cartas para sacerdotes y personas principales; estando de camino de Piura a Lima, “tuvo noticia que le buscaban muchos mal contentos y desconfiados del perdón del Presidente para quitarle las vida”(Melendez, t. I, p. 117). Burlando los proyectos sanguinarios de los encomenderos, se refugió en un cerro del valle de Olmos (Piura), donde permaneció oculto por espacio de un año, providencialmente socorrido por un indio bienhechor. El 9 de abril de 1548, La Gasca se enfrentó a Gonzalo Pizarro en el valle de Sacsahuana o Jaquijahuana, a cuatro leguas del Cusco y, sin disparar un mosquete, obtuvo la victoria a causa de la deserción de los soldados de Gonzalo Pizarro que se pasaron al ejército real hasta dejarlo casi solo. Ante este hecho inesperado, Pizarro y su maestre de campo Francisco Carvajal, se entregaron. Tras un breve juicio de guerra, fueron ajusticiados. Un hecho inesperado de esta larga jornada de pacificación fue que, estando “en el pueblo de Huaynarimac, a doce leguas del Cusco, el obispo de Lima, Fr. Jerónimo de Loayza, recibió los despachos del Rey y del Papa en que le hacían el primer Arzobispo de Lima”. El hecho fue proclamado y celebrado en el Cusco, el 24 de agosto de 1548, y la homilía la predicó Fr. Tomás de San Martín”. (S.J. Ruben Vargas Ugarte, Historia General del Perú.t. II, p. 29).          


CUARTA GUERRA CIVIL (1553-1554). Los encomenderos descontentos contra la Audiencia de Lima.- En este último alzamiento encomendero, el historiador José A. Del Busto escribe: “Precedida por los motines de Luis de Vargas en Lima; de Miranda, Barrio Nuevo y Melgarejo en el Cusco; y de Sebastián de Castilla en La Plata, la guerra de Francisco Hernández se desarrolló en 1553 y 1554. La boda del conquistador Alonso de Loaiza con María de Castilla, realizada en el Cusco el 12 de noviembre de 1553, fue el principio de la rebelión. Luego del sacramento hubo vino, viandas, luces y danza en la casa del contrayente. Se sintieron golpes en la puerta y entró Francisco Hernández Girón con armadura, capa negra y espada desenvainada. El corregidor Gil Ramírez Dávalos huyó con las mujeres al fondo de la casa, alguien tiró del mantel, cayeron los candelabros, reinó la oscuridad, hubo ruido de espadas y ayes de heridos, varios invitados escaparon por los techos. Al encenderse nuevamente las velas, estaban muertos el capitán Juan Alonso Palomino y el mercader Morales. El corregidor se entregó con garantías. Girón salió a la plaza, pasó revista a sus hombres y apostó centinelas en los caminos, pero ya habían huido Gracilazo, Jerónimo Costilla, Antonio de Quiñones, Alonso de Mesa, Juan de Pancorvo, Vasco de Guevara y otros vecinos del Cusco quienes, viajando a mata caballo, noticiaron a la Audiencia de Lima, pues no había virrey por haber muerto Antonio de Mendoza. El día 13 lo pasó Girón escribiendo cartas a los diversos cabildos del Perú y a personas importantes, criticando la revocación del servicio personal y las retasas de las encomiendas. Aparecieron también unas medallas acuñadas por los alzados donde se decía en latín: “Y los pobres serán saciados”. El ejército gironista conoció entonces por maestre de campo al licenciado Diego de Alvarado, por capitanes de jinetes a Tomás Vásquez y a Rodrigo de Pineda, y por capitanes de infantes a Nuño Mendiola, Juan de Piedrahita y Diego Gavilán, por sargento mayor a Diego de Villavicencio y por alférez a Albertos de Orduña. El 17 de noviembre Francisco Hernández fue investido procurador general y justicia mayor del Perú. Premunido de ambos títulos, salió con su ejército para Lima el 4 de enero de 1554. Enterado Alonso de Alvarado, que estaba castigando castillistas en Charcas, alzó la bandera por el rey en Potosí. Nombró maestre de campo a su cuñado Martín de Avendaño, prometió perdón a los culpados y salió de Potosí con 1,200 hombres el 29 de enero de 1554. La Audiencia, mientras tanto, se acobardó y revocó la prohibición del servicio personal, pero esto lo hizo el 5 de diciembre de 1553 y para entonces los gironistas ya tenían Huamanga desde hacía dos días, por lo que luego escondieron la revocación y dijeron que era falsa. El ejército de la Audiencia se formó a toda prisa en Lima. Tuvo por maestre de campo a Pablo de Meneses y dio el mando de la armada a Jerónimo de Silva. Aspiraron a ser capitán general oidor Hernando de Santillán y al arzobispo Jerónimo de Loayza. La Audiencia ofrecía perdones políticos, pero nadie quería ser perdonado por La Audiencia. Girón entró a Huamanga el 27 de enero de 1554 y el 28 del mes siguiente tomó Jauja. Ciertos cuerpos de avanzada que enviaron los oidores desde Lima, con Lope Martín  y Jerónimo Costilla, fueron derrotados aparatosamente. El ejército rebelde se mostraba indetenible. El Domingo de Ramos, 17 de marzo, Girón bajó por Sisicaya y Cieneguilla pero, lejos de tomar la capital, se encastilló en las ruinas de Pachacámac. Los oidores pasaron su ejército de Ate a Surco y se aprestaron asediarlo o a perseguirlo.Una noche, Diego de Silva desertó y contó que Girón quería enviar contra los leales un tropel de toros con antorchas encendidas en las astas. Los oidores cobraron más confianza, los toros no llegaron a salir, Girón era muy superticioso y temía que uno de los suyos le diera una puñalada. Por eso vivía refugiado en el antiguo Templo del Sol y dormía en lo alto de una tapia. Sus astrólogos le habían aconsejado no entrar en Lima y él les obedecía con la credibilidad del inseguro. Tuvo nocturnas pesadillas y la mañana del 23 de marzo decidió partir sin dar batalla. Estaba deprimido, sufría de neurosis. El héroe se derrumbó. Su ejército continuó al sur. Pasó por chilca, Mala y Asia, se encastilló en la fortaleza del Huarco, pasó por Chincha y Pisco, se escondió con sus 536 soldados  en las hoyas de Villacurí y, saliendo por sorpresa, derrotó a Pablo de Meneses el domingo de Cuasimodo, 31 de marzo. Al tiempo que Meneses llegaba derrotado a Lima, La Audiencia había quitado el mando al oidor Santillán y al arzobispo Loayza. Meneses, pese a su derrota, fue investido capitán general. A todo esto, Alonso de Alvarado entró al Cusco el 30 de marzo de 1554 y siguió a Parinacochas. Girón subió a la sierra desde Nasca y ambos ejércitos se encontraron en Chuquinga, junto al río Pachachaca, el 21 de mayo. Francisco Hernández ganó la batalla y Alvarado huyó a Lima derrotado. Cuando llegó a la capital había perdido el juicio: estaba loco. La Audiencia dejó Lima y subió a Jauja, Huamanga y Cusco. Girón, que estaba en Yucay, siguiendo la opinión de sus estrelleros pasó ante el Cusco sin combatir. Llevaba 700 soldados, 470 de los cuales eran arcabuceros, también llevaba 280 negros de guerra. Se detuvo en Pucará, lugar de ruinas sagradas, y se encastilló en ellas. El ejército leal lo alcanzó y el 8 de octubre de 1554 le dio batalla. Los gironistas abandonaron a su caudillo y desertaron en cantidad. Pucará fue una victoria para la Audiencia y Girón tuvo que huir a caballo con pocos leales. Bajó a la costa y en Acarí quiso capturar un barco, pero imposibilitado de hacerlo siguió a Chincha y volvió a la serranía subiendo por Lunahuaná. Así llegó a las ruinas de Jauja, la Hatun Jauja de los incas. Allí se parapetó, pero de sus cincuenta soldados desertaron casi todos. Salió entonces con yelmo, cota y espada, estaba poseído por la desesperación. Fue totalmente rodeado por Juan Tello de Sotomayor y Miguel de la Serna. Entonces, Gómez Arias Dávila vecino de Huánuco, lo aferró por la cintura y Hernán Pantoja lo tomó del yelmo. Girón no tuvo más remedio que rendirse y quedó en calidad  de prisionero. Entró asi a Lima el 4 de diciembre de 1554, día de Santa Bárbara. Se le confinó en la casa del fiscal Juan Fernández, se le tomó su declaración y fue condenado a muerte. Fue decapitado el 7 de diciembre y su cabeza  -junto con las de Gonzalo Pizarro y Francisco de Carvajal- fue colgada en la picota limeña, en el interior de una jaula”. (J.A. Del Busto, Conquista y Virreinato, p. 69, 70).                                            


Guillermo Alvarez, O.P. escribe “En el repartimiento de las encomiendas, La Gasca no pudo satisfacer a cuantos le habían apoyado y dado la victoria de Sacsahuana, creando de esta manera el descontento y la rebelión. El Virrey Antonio de Mendoza que le sucedió en el cargo, a finales de 1551, decretó la prohibición de los trabajos forzados de los indios; lo cual exasperó aún más a los descontentos; pues, estaban acostumbrados a explotar a los indios, desconociendo todos sus derechos. Hasta aquel día, los indios vivían sometidos a toda clase de extorsiones e injustamente se les exigía los más humillantes servicios. Muchísimos pagaron con su vida y sus bienes el precio de las guerras civiles; porque, de uno y de otro bando, se aprovechaban de ellos, como si fueran bestias de carga, y para enfrentarlos hermanos contra hermanos. El decreto del Virrey Mendoza, del 22 de febrero de 1549, señala los puntos clave que lo motivaron: “porque arrancan a los naturales de sus tierras, se les obliga a ir cargados con todo su avío y el mantenimiento que han de menester, y se les impide el que puedan ser adoctrinados y enseñados en las cosas de la fe” (Ruben Vargas Ugarte S.J., o. c. p. 29). La carta del 1° de julio de 1550 de Fr. Domingo de Santo Tomás es la más dolorosa revelación  de lo dicho. Desafortunadamente, la muerte del virrey Mendoza impidió que se ejecutara lo decretado. No obstante, los encomenderos descontentos aprovecharon la circunstancia y se levantaron en armas, capitaneados por Francisco Hernández Girón y Vasco de Guevara y declararon la guerra civil a la Audiencia de Lima que había asumido el Gobierno. La Audiencia a fin de desactivar la rebelión, derogó el controvertido decreto; pero todo fue en vano. Los encomenderos prefirieron el camino de la guerra y guerra tuvieron. Después de la victoria de los sediciosos en las pampas de Villacuri (cerca de Chincha) y Chiquinga (Nazca), fueron derrotados en Pucará (Huamanga) el 1° de octubre de 1554. La participación del Arzobispo, D. Fr. Gerónimo de Loayza, en la lucha contra los encomenderos descontentos fue indudablemente decisiva. La Audiencia de Lima, después de deliberar y consultar sobre la persona o personas que habían de dirigir la ofensiva contra el ejército de los encomenderos, acordó que fueran el Arzobispo Loayza y el licenciado Hernando de Santillán, oidor de la misma Audiencia”.


Meléndez comenta el caso diciendo: “Giron, conociendo que en solo el Arzobispo consistía la fuerza del bando del Rey, hallándose en Huamanga, a ochenta leguas de Lima, con su gente, trató de buscar medios para poder atraer a su opinión al Arzobispo, porque conseguido esto, le parecía que no le restaba cosa para ser dueño del Reino”. Y para lograr su propósito le escribió una carta, por intermedio del clérigo Francisco Huamanes de Ayala, que en su parte final dice: “y en lo que V. S. se determinarse, me avise con el P. Ayala, con toda brevedad; porque si V. S. no me avisa, entenderé que no me quieren por servidor” (Melendez, TVI, t. I, pp.496 ss).La derrota de Hernández  Girón se puede atribuir a no haber contado con el apoyo de los indios, por que éstos estaban de parte del Arzobispo, en quien veían un padre solícito y su más enérgico defensor frente a los encomenderos. Dice Melendez: “Le apreciaban, por los muchos bienes que hacía a los indios (…) tanto era lo que los indios amaban y estimaban al Arzobispo, por sus buenas obras”. No era para menos. Para la sistencia y curación de los indios, el Arzobispo Loayza hizo construir el Hospital de Santa Ana (Barrios Altos, Lima) donde pasó los últimos días de su existencia. “Lleno de buenas obras le cogió la última enfermedad, en el cuarto que había hecho en el mismo hospital, para vivir con sus pobres; pastor entre sus ovejas y padre haciendo sombra a aquellos sus pobres hijos” (Melendez, TVI, t. I, pp. 496 ss.). Es difícil comprender, a la distancia de siglos, el papel pacificador de los dominicos en el Perú del siglo XVI. Las palabras de Vargas Ugarte, referidas a Fr. Jerónimo de Loayza, bien se pueden aplicar a los otros dominicos que, como él y con él, tuvieron mucho que ver en este delicado asunto: Fr. Gerónimo de Loayza, dice, tuvo que adoptar el papel de pacificador, exigido por las circunstancias y no pudo negarse; pues, supo conducirse con tino y dirección notables” (Ruben Vargas Ugarte, S.J. Historia de la Iglesia en el Perú (1511-1568), tomo I, p. 187). Para los dominicos estos hechos, profundamente humanos, fueron verdaderos casos de conciencia, ante los cuales no podían sustraerse y , a conciencia plena, prestaron su colaboración a favor de la vida, de la justicia y de la paz”. (Guillermo Alvarez, Rev.Peruana de Historia Eclesiastica, p. 41 al 50).                                              


He tratado de hacer varías citas históricas y eclesiasticas con el propósito de realizar un analisis profundo, sustancioso, real y verídico de la vida política, religiosa, cultural y social del valle interandino, que hoy denominamos la Provincia de Pallasca, del Departamento de Ancash, desde fines de abril de 1532 que llegaron los conquistadores con su gobernador Francisco Pizarro a Tumbes, pasando al valle de Tangarará en donde el 16 de mayo de 1532, fundó San Miguel de Piura, luego se dirigieron a Cajamaca, llegando 15 de noviembre de 1532 y al siguiente día 16 de noviembre del mismo año, que fue capturado Atahualpa, después de nueve meses de estar como prisionero, fue juzgado y condenado a muerte, el día sábado 26 de julio de 1533, a su paso por el valle del Mantaro, Francisco Pizarro fundó la ciudad de Jauja, luego el lunes 23 de marzo de 1534, fundó la ciudad del Cusco, después fundó Lima, el lunes 18 de enero de 1535; al poco tiempo los viajes a España se hacian en barcos que navegaban en el Pacífico, la vida social, política, económica y cultural, sólo se desarrollo en los ambitos de los lugares limitativamente determinados, hasta la Cuarta Guerra civil (1553-1554), que fue el último alzamiento encomendero de Francisco Hernández Girón contra la Audiencia de Lima, el mismo que fuera decapitado el 7 de diciembre del año de 1554. Durante ésta época muchos lugares de la costa, de la sierra y de la selva del Perú, permanecieron intactos, libres, en todos sus aspectos, su vida política, económica, social y cultural, ignoraba de lo que sucedía a sus alrededores, la vida en las alturas, punas, jalcas, en los valles interandinos continuaban tal cual como tenían instituidos sus vidas y sus costumbres tradicionales, agrícolas, ganaderas y otros en forma natural, unitaria, familiar y dispersa, como lo habían realizado en la época preincaica, incaica y del Imperio del Tahauantinsuyo. De acuerdo a los estudios de renombrados historiadores la provincia de Pallasca, no dependió ni conformó ningún “Florecimiento del reino autónomo de los Conchudos” en ningún tiempo, tampoco tuvo algún sometimiento ni dominio específico realizado por el Inca Pachacútec, por ser un valle interandino de poca significación para el Imperio de los Incas, como otros tantos valle de los Andes y de la selva, que permanecieron geográficamente aislados por ubicarse en lugares accidentados de poca comunicación vial y que sus pocos habitantes jamás fueron censados por el Imperio, por que supervivian en forma natural y dispersa libre y voluntariamente a elección de cada familia y alejados de la administración imperial, concervando sus propios y características modalidades y formas de existencia en la vida de cada valle o altura en donde decidian habitarlo, comunicándose con sus propias señales y manifestación comunicativas de cada individuo, dando lugar a su original dominio del dialecto o su lenguaje lugareño.    


Los restos arquelogicos como se le llamaba a las ruinas, fortalezas, lugares  sagradas o de utilización de los hechiceros, en cuanto llegaron los conquistadores encontraron que éstos lugares hacia mucho tiempo que habían sido abandonados desde la época preinca, por ejemplo las ruinas de Machu Picchu, de Pachacámac, antiguo Templo del Sol, fortaleza del Huarco, ruinas sagradas de Pucará, ruinas de Jauja, la de Hatun Jauja de los incas, citado en 1554 (José Del Busto, p. 70), y muchos otros relacionados en el transcurso de la historia, como también las ruinas de Pashas de Cabana, Iglesiebamba en Chuquique, Cushi en Alaypampa, La Galgada en el río Tablachaca, según los especialistas datan de aproximadamente de 2,000 años antes de Cristo y quedan dentro de la jurisdicción de Tauca, y otros ruinas o vestigios arqueológicos existentes a lo largo del valle interandino de la que hoy conforma el territorio de la provincia de Pallasca, que se mencionan en las cartas y en los sermones de los primeros frayles que misionaron por estos parajes, etc. (manuscrito soldado Sebastián Mesa de Enciso, 1534), y en otros lugares que sería largo enunciarlo, que por la gran extención territorial muchos lugares del Imperio del Tahuantinsuyo, era física y materialmente imposible el control político, económico y social, por motivo del accidentado suelo geográfico que presentaba el enorme Imperio del Tahuantinsuyo, según se ha podido demostrar los estudiosos de los famosos historiadores, que tanto el Inca, como sus emisarios y ejércitos, se movilizaban y ejercian su dominio político, económico y social a traves de los caminos del inca o el llamado Cápac ñan, que se extendía por todo el Imperio, tanto por la costa como por la sierra, de todos los pueblos y asentamientos humanos que se encontraban en el camino y a sus margenes, según a su importancia y estrategia y a los lugares en donde habitaban las poblaciones de mayor densidad humana, con el fin de engrosar sus ejércitos reales del Inca; sin embargo, en los lugares de escasos recursos económicos y humanos no tenían la importancia existencal en la vida política y económica del Imperio de los Incas; por cuya razón, muchos lugares de los Andes y de la selva siempre han permanecido habitando en forma natural, conservando sus propios dialectos, costumbres, y modos de supervivenmcia en forma dispersa en muchos lugares del Perú.              


Los escasos misioneros llegados al Perú, no tuvieron las facilidades que necesitavan para realizar su trabajo de evangelización en el Perú, las órdenes y congregaciones religiosas desque que arribaron al Perú, comensaron a enseñar “los alcances, metodos y profundidad del mensaje evangélico” no solo en el Perú si no también a nivel de América, los pocos evangelizadores y doctrineros “realizaron una auténtica obra de transformación en las costumbres, modos de pensar, de vivir y de creer de los naturales del continente”. Después de haberse pacificado la tercera guerra civil, se inició las acciones pastorales y culturales, el Arzobispo Fr. Jerónimo de Loayza convocó el primer Concilio Provincial, en 1552, no tuvo trascendencia por la ausencia de los obispos de Tierra Firme, Nicaragua, Cusco, Quito y Popasyán. El segundo Concilio Provincial de 1565, participaron los obispos de Quito, de la Plata, de Chile y del Cusco. El tercer Concilio Provincial convocado por su sucesor Toribio de Mogrovejo en 1583, se autorizó ordenar sacerdotes a los indios y criollos idóneos. En 1548 de Lima viajó a España el Provincial Fr. Tomás de San Martín, para solicitar al Rey Carlos V, que en el Convento de Santo Domingo de Lima, se instituya el Estudio General Dominicano, Se autorizó su fundación por cédula del 12 de mayo de 1551 firmado en Valladolid. Para futuros dominicos. Consiguiéndose que los capitulares aprobaran la creación de la cátedra de Sagrada Escritura y nombrándose lector de dicha cátedra al Fr. Domingo de Santo Tomás. También Fr. Tomás de San Martín participó en el Capítulo General de Salamanca en España. Después de 24 años de fundación, pasó a ser la Real Universidad de San Marcos de Lima.


Con estas informaciones históricas dejo debidamente aclarado y sustentado los lugares y áreas territoriales en donde evangelizaron las órdenes religiosas, y que Fray Domingo de Santo Tomás, desde que llegó (1540) al Perú, desempeñó importantes cargos, fue Prior del Convento del Rosario de Lima y cátedratico de Estudios Generales dentro de la Orden Dominicana; del mismo modo Fray Pedro de Ulloa desde que llegó (1536) al Perú y que por desgracia cayo en manos de los encomenderos quienes lo encadenaron y lo encerraron en un sótano era una  sisterna en donde le quitaron la vida en 1542, por lo que ambos frayles jamás llegaron a Tauca ni al territorio de la provincia de Pallasca.     


EPIDEMIAS QUE ARRASARON EL MUNDO
De acuerdo a lo que nos enseña la história de la humanidad, la Biblia nos relata que existieron epidemias y pestes que arrasaron los Imperios más poderosos, las civilizaciones más florecientes del mundo, en forma enteras han desaparecido y sucumbido al embate mortal de la variedad de microbios y bacterias, que inundaron los rincones más alejados de la tierra. En el planeta tanto las epidemias y las pestes, fueron los más mortíferos, que los ejercitos y las armas. La Biblia y la historia nos hace conocer el desastre y la mortandad “que significó para la humanidad la epidemía de peste negra que devastó Europa en ladead Medía, lo cierto es que desde la Antigüedad se conoce el impacto que los virus y las epidemias causaban sobre el enemigo. Moisés, cuenta la Biblia, somete la voluntad del faraón con una plaga que acaba con la vida de todos los primogénitos de Egipto. Pero no es el único caso. Se dice que Julio César no dudaba en catapultar cadáveres contra los pueblos que sitiaba, primer antecedente de las guerras bacteriológicas de ahora. Pero, en rigor, las epidemias que verdaderamente han causado cambios sociales y económicos trascendentales son aquellas que aparecieron de improviso y que, luego de extinguirse, transformaron por completo las sociedades donde se produjeron.  Según nos explica el doctor Uriel García, patólogo y ex ministro de Salud del Perú, cuando ocurrió la conquista de América, el impacto de las enfermedades que trajeron fue tan grande que eso explica por qué un puñado de soldados acabó con civilizaciones como la maya e inca. En todo caso, el intercambio fue mutuo. “Así como hubo un intercambio de cultura y alimentos, también hubo uno de enfermedades. De aquí ellos se llevaron la sífilis”, explica.(…) Noble David Cook, por ejemplo, ha contabilizado que tan solo en el transcurso de apenas 11 años, entre 1524 y 1635, la población indígena fue diezmada por 23 epidemias (viruelas, sarampión, tifus, gripe) que la redujeron en casi 90%. Otro caso similar es el ya citado de la peste bubónica del año 1347 que asoló Europa y acabó con la vida de 25 millones de personas. La recuperación demográfica fue tan lenta y costosa que explica en gran medida por qué duró tanto aquella época. Pero, además, el terror que causó la enfermedad fue tan grande que fue considerada un castigo divino y desde entonces, ante cualquier plaga o enfermedad, por pequeña que fuese la Iglesia ofrecía los remedios y respuestas necesarios. Se hizo poderosa e influyente”.


“La gripe, o influenza, es otra de las epidemias que a lo largo de la historia universal han causado verdaderos estragos y configurado el mundo moderno, y que han propiciado avances médicos en su afán por combatirlas. Cuando en el 2000 una epidemia de gripe mandó a la cama a millones de europeos, el mundo temió que se tratase otra vez de una epidemia como la de 1918-19, la famosa gripe española que, en las postrimerías de la Primera Guerra Mundial, acabó con la vida de 40 millones de personas. Desde la Edad Media una epidemia no producía semejante mortandad. Dato curioso que permite ver cómo se comportan las autoridades frente a un brote epidémico lo constituye el hecho de que, aunque todo el mundo la conoce como española, lo cierto es que su origen estruvo en Estados Unidos y de ahí pasó al Viejo Continente, donde el enemigo invisible comenzó a aniquilar ejércitos enteros. La censura sobre la enfermedad, que en boletines e informes oficiales los países beligerantes impusieron, hizo que solo en España, que era neutral, la prensa se diera un festín informativo de modo que todos empezaron a llamarla española. Sin embargo, explica Uriel García, los virus son organismos vivos y, por lo tanto, siguen mutando, lo que produce otras varieantes igual de mortales. Después de la española sobrevino, en 1957, la gripe asiática, que acabó con un millón de personas en Oriente. Otra, la gripe de Hong Kong, terminó con la vida de 700,000 personas en 1968. Y en 1977, una gripe rusa, que la censura soviética escondió muy bien, acabó con un número de víctimas que hasta hoy desconocemos (hubo otra gripe rusa, la de fines del siglo XIX, que dejó un millón de muertos, nos cuenta García). En ese sentido, la epidemia que ahora preocupa a Europa es una prueba más de esa “movilidad” de virus y bacterias que han influido en nuestros destinos, ya sea que nos enfermemos o no. Si no, pregúnteselo a los agricultores españoles, a quienes se los acuso en un principio de exportar pepinos a Alemania contaminados con la bacteria “E”.coli enterohemorrágica”. En la Novela “Castigo divino”, Francois Gourcez cuenta la historia de la epidemia de viruela que azotó Francia en 1713, la más mortal de su historia (decenas de miles murieron) y la del descubrimiento de una nueva forma de combatirla que generaba reticencia en todos pese a su comprobada eficacia: la vacuna. Esta consistía en prevenir la viruela inoculándose otra, en este caso la viruela de la vaca, de ahí su nombre. Desde la iglesia hasta los científicos se oponían. El papa León XIII advirtió: “Quienquiera que procede a vacunar deja de ser hijo de Dios: la viruela es un castigo querido por Dios; la vacunación, un desafío contra el cielo”. Los segundosestaban convencidos de que la vacunatransmitía la sífilis, el cáncer, el escorbuto y la lepra. El tiempo le dio la razón a Edgard Jenner, su descubridor”.                    


Los enemigos de la humanidad es “el cólera, difteria, fiebre amarilla, gripe, paludismo, peste bubónica, sífilis, tifus, tuberculosis, y viruela son las diez peores enfermedades que el hombre ha debido enfrentar. “Aunque la Biblia, específicamente el Libro del Apocalipsis, habla de cuatro jinetes que anunciarán la llegada del juicio final, la humanidad ha luchado desde el inicio de los tiempos con diez de ellos y con nombre propio: las diez enfermedades más mortales que ha enfrentado el hombre. De estas, solo la viruela ha sido eliminada en el mundo. Otras dos enfermedades igual de mortales, la polio y el sarampión, se encuentran todavía en vías de erradicarse. La presencia de todas ellas se puede rastrear en muchas fuentes y documentos históricos. Homero se refiere a la plaga que diezmó al ejército griego que sitiaba Troya. Y Tucidides cuenta espléndidamente la palga de tifus que asoló Atenas en el siglo V a.C. y que acabó con la vida de Pericles. Más cercano a nuestro tiempo, la plaga de fiebre amarilla y malaria que causó una alta mortandad entre los miles de trabajadores del Canal de Panamá está presente en la tradición oral de los panameños y en muchas novelas. (Jorge Moreno Matos, Internacional, Lima, domingo 5 de junio 2011, pág. 5 y 6)


Con este estudio glosado he tratado de demostrar, que en el continente americano tanto en México como en el Perú, en donde se desarrollo el Tahuantinsuyo, también fueron arrasados en aquel tiempo con las epidemias mortales que dejó grandes pueblos exterminados de sus habitantes, con el cual por estas circunstancias se cortó toda continuidad de sus vidas; como por ejemplo el sitio arqueológico de la ciudadela de Machu Picchu descubierto en el Cusco, en donde al parecer se quedaron desabitados por estas plagas naturales que causaron la muerte masiva de su gente, como también se suman las plagas, sequías y ambrunas que padecieron en el antiguo Perú; en cuanto, los pueblos preincas se veían atacados con estas plagas, sus habitantes se veían obligados vivos hacerse enterrar con sus tesoros y sus sirvientes, como en el caso del Hombre de Cipan en el norte y otras tantas ciudadelas que se estan descubriendo; desde el campo médico e histórico los patólogos e historiadores desde mucho tiempo han dedicado sus vidas al estudio e investigación de estas distintas epidemias de pestes ocurridas  en el antíguo Perú; por esta razón, podemos afirmar con certeza lo que nos dice en su diario el soldado de Alonso de Molina, Sebastián Mesa de Enciso, cuando nos dice: que las pocas ruinas arqueológicas encontradas en el territorio de lo que ahora son los distritos de Llapo, Tauca, Cabana, Conchucos y otros, en cuanto arribaron en 1534, lo encontraron abandonados sin rastros de seres vivientes, solamente los naturales que vivian diseminados en el valle, hoy el tiempo y las investigaciones nos confirman y nos demuestran que las epidemias, plagas, terremotos, sequias y ambrunas, fueron la causa de haber originado estos desastres que han padecido nuestros antepasados en el antiguo Perú.
    
EL PRIMER BENEFACTOR DEL PERU
El primer benfactor del Perú fue un cacique principal del valle de Jauja que hizo las gestiones necesarias para obtener fondos para su repartimiento. “En 1666, el cacique principal de Ananguanca don Carlos Apolaya, pidió que se cobrara 4, 572 pesos de la caja de rentas y censos de Lima a nombre de los indios pobres de su repartimiento”. (ARJ. Protocolos Notariales, t.9 (Juan Francisco de Pineda) [1666], f. 597r.). Este personaje dio muestra y lección al mundo andino que las comunidades en los diferentes lugares del Perú sufrian escaces y que las tierras del centro en esas épocas eran las que mejor producian en abundancia el trigo y el maíz, además coca, ají, frutales, legumbres y otros más como pastales para el ganado, las zonas del centro valle de Mantaro hacia la montaña y el sur los valles del Cusco, eran las que mejor producían y además los españoles y mestizos se encontraban la mayor cantidad concentrados en estas tierras fecundas de arboledas nativas.   


SEQUIA EN EL VALLE DE PALLASCA
De acuerdo al testimonio vertido en un discurso dominical escrito por el Cura don Juan de Llanos de San Juan de Pallasca, se dirije a sus feligreses diciendoles que “tengan paciencia que la sequía que viene sufriendo las tierras de los pueblos del valle será superado”, he “impartido ordenanzas a todos los pueblos de Pallasca, Sihuas, Conchucos, Pampas, Huandoval, Cabana, Tauca y Llapo, para que se avoquen a elevar plegarias al Todo Poderoso, para que mande las lluvias y puedan regar los campos de las zona y haga reverdecer los cerros de pastos y aumenten las aguas de los riachuelos, evitarán que se muera sus animales y abrá productos para vencer el hambre”, y continúa diciendo: “tengan fe en el Señor, el es nuestro padre nos dara los alimentos y no dejara que su ganado se mueran”, casi al final dice: “que ha comunicado a las autoridades Eglesiásticas y todabía no tienen respuestas, esperemos unos días, también a los hacendados del centro, pasado mañana tendremos novedades esperemos”, efectivamente el 4 de enero de 1594, encabezado por don Felipe Guacrapaucar, cacique y segunda persona del repartimiento de Luringuanca, apoyado por otros hacendados españoles remitieron una gran cantidad de trigo y maíz, varias cabezas de ganado ovejuno, de ganado de cerda, para el pueblo de Pallasca y ahí se repartieron a los demás lugares, para aplacar la ambruna de sus pueblos, este gesto llegó a oidos del virrey y ordenó que a él y a otros también les otorgaran en el mes de mayo de 1594, el “reconocimiento del usufructo de estos bienes comunales inmuebles a través de las famosas composiciones de tierras al Rey”, consistia la composición de un conjunto considerable de “propiedades” en el repartimiento.


En forma similar, dias después un grupo de hacendados españoles apoyado por Juan Guaynalaya, cacique principal del repartimiento de Ananguanca y Jerónimo Guacrapaucar, cacique principal de Luringuanca y otros hacendados españoles y mestizos también se hizo presente  con un gran cargamento de productos de trigo, maíz, legumbres y otros comestibles, con 60 cabezas de ganado ovejuno, y 25 cabezas de ganado vacuno, descargandose en el pueblo de Cabana, de donde se repartrió para el pueblo de Huandoval, Tauca, Llapo y otros pueblos del valle, estos esfuerzos también fueron reconocidos “a través de las famosas composicionesde tierras al Rey”, esto fue dado a conocer a la comunidad por cada Sacerdote que conducian las según se dice:”el pueblo debe agradecer este valioso aporte a la solidaridad de las comunidades realizados por nuestros hermanos en cristo el Salvador”.


De acuerdo a estas informaciones puedo decir, que recien sabemos con exactitud los meses y época en que los pueblos del valle del que hoy es la Provincia de Pallasca, tuvo una escaces de alimentos motivado por la ausencia de las lluvias de la temporada y recien sabemos que las comunicades vecinas que pudieron brindarnos su apoyo y solidaridad en los momentos que más lo necesitabamos, es digno de un reconocimiento y agradecimiento a estas comunidades que nunca sufrieron sequias menos ambrunas, por las riquezas en ganado y variedad de alimentos que producía su fértiles tierras.             


Gratuidad de los servicios religiosos (1589).- El “Santo Prelado quiso que cada población de mil habitantes tuviese su Doctrinero o Cura, por la necesidad  de evangelizarlos y catequizarlos. (…) Para el sustento del Cura-Doctrinero estaba prevista una pensión anual de 300 a 400 pesos ensayados, que provenían de los tributos que pagaban los 300 o 400 indios tributarios que había en cada población de mil habitantes. Ellos se los daban al Encomendero, y éste al Doctrinero” (Santiago Márquez Zorrilla). Gracias a Dios, que este aspecto no funcionó en nuestra provincia de Pallasca; por dos razones: uno, por no existir poblaciones con mil habitantes; y dos, porque el Encomendero designado, jamás llegó a este lugar por su aislamiento geográfico (nunca quisieron escalar o conocer las Cordilleras Blanca (Nevada) y Negra), ni ha efectivisar el pago de tributos por los indios; todo esto se debe a que los frailes administraban y se encontraban más cerca de los naturales, que habitaban en la más completa libertad, bajo la tutela y administración de su fraile que a toda costa los defendian. En este caso, “el cura no debía cobrar a los indígenas por la administración de los sacramentos. Podía si recibir estipendios de misas, una parte del diezmo y lo que espontáneamente daban los feligreses. La gratuidad de los servicios religiosos se debía a motivo de caridad y ejemplaridad a favor de los nativos y a causa de la pobreza de ellos”. (Santiago Márquez Zorrilla). Este principio humano fue ampliamente practicado por todos los frailes que les correspondió evangelizar nuestro territorio que hoy es la provincia de Pallasca.


“Hablando del estado de misería material de los indios (de otras provincias) en aquellos tiempos, el Santo Toribio de Mogrovejo, escribiendo a Felipe II, desde Andajes, Provincia de Cajatambo, el 13 de mayo de 1589, decía lo siguiente: “La miseria, pobreza y calamidad en que estos infelices están puestos es tanta que si no es viéndola en persona no se puede ni deja entender”. Y acerca del contraste entre la vida de los Corregidores y la de los pobres indios, continuaba: “A ellos (los Corregidores) les sobran posadas, y los pobres (los indios) no tienen dónde ampararse”. El Santo Pastor procuraba que sus Curas estuvieran dotados de lo humanamente necesario para su honesta sustentación; por eso procuró que cada Doctrina o Parroquia tuviera su Casa-Convento donde vivir y una huerta-corral lo suficientemente grande para el cultivo de hortalizas y productos de panllevar; y cuando el Rey, el Virrey y los Corregidores pretendian escamotear los derechos que legítimamente correspondian a los Curas, él los defendía como la leona defiende a sus cachorros”. (Santiago Márquez Zorrilla).      


GRIANZA DEL GANADO.- De acuerdo al informe del rodeo se anotan, que el día 17 de marzo de 1582, se han contabilizado que en el pueblo de Tauca, “además de las tierras y pastos”, de varias chacras de trigo y otro tanto del maíz, también existian gran cantidad de “aves y carneros de Castilla, puercos y algunas vacas”, también “poseían” llamas y alpacas, muy poco destinado “para el transporte”más era cuidado “por su carne y por su lana”, en este caso, tanto los españoles como los indios criaban “el mucho ganado mayor y menor que poseían”en su administración diaria. El valle tenia muchos parajes de pastos, el ganado generalmente “se asentaba en los “cerros” altos  y comarcanos”, a lo largo del valle se ocupaban “en las cordilleras de la costa y de los Andes, a 10 y 5 leguas de distancia respectivamente”, existian muchos pastores, “así como muchos carneros de la tierra”, (Ramirez-1597:320-323) de aquí podemos deducir, que los productos y animales producidos y criados en las alturas o en los valles interndinos, se les calificaban en las ciudades de la costa, como procedentes de la “tierra”, pero los mestizos y criollos lo pronunciaban como traidos de la “sierra”. “Es problable que, en un inicio, los indios se beficiaban de las donaciones de ganado hechas por sus encomenderos”. Como es el caso que, según Guaman Poma de Ayala, “el capitán Cristóbal Peña, encomendero de Luringuanca, dejó a sus indios parte de su  hacienda”.  


CUANDO LLEGO LA IMPLEMENTACIÓN DE OBRAJES A TAUCA.- En una carta de fecha 22 de marzo de 1538, dirigido al Padre Fray Juan Bautista Dávalos, por Martín de Alcántara, el medio hermano de Francisco Pizarro, le informa que se encuentra residiendo en Jauja, y que recuerda como integrante de la Comitiva exploradora de la recepción que le dieron al lugarteniente Francisco Martín de Alcántara, en lugar de Hualalay y que aún “no olvida de la agradable comida que les ofrecieron”, de la “belleza de sus parajes”, “del amanecer”, y de tantas otras atenciones recibidas, así como de la posesión que hicieron del nuevo lugar llamado Tauca, y que le comuniquen que necesitan para sus campos, le ofrece apoyar en su capilla religiosa, en semillas, en ganado, porque cuenta con la influencia de los Curacas del valle del Mantaro, y con algunos otros de los que integraron la “Comitiva exploradora”; los cuales se quedaron a residir en Jauja y sus alrededores; éstas circunstancias de ofrecimienmto fue el nexo y la oportunidad más importante, para el Padre Fray Juan Bautista Dávila, que hasta ese entonces ya había adoptado el nombre reducido como “Padre Juan”, este hecho novedoso, el religioso hizo público en un bando parroquial y en un sermón de la misa del día domingo, conforme alegremente le manifiesta al contestar la carta, y entonces aprovecha el solicitarle que le obsequie a sus feligreses de Santo Domingo de Tauca, lo siguientes pedidos: una recua de 10 mulas de camino, para transportar bienes en dichos animales, 10 caballos amansados para cabalgar, 10 cabezas de vacuno hembras y un macho, 10 cabezas de ganado ovejuno de “castilla” o de “raza” para la crianza, y una ara o piedra consagrada para celebrar el sacrificio de la misa en la Capilla. Pasaron un tiempo de un mes y los pedidos fueron atendidos. Lastimosamente que a los tres años fueron asesinados conjuntamente con el marqués su medio hermano Francisco Pizarro Gonzáles, en su residencia en la ciudad de Lima, a mediodía del domingo 26 de junio de 1541.
Con esta información de la carta, podemos afirmar que en ésta época llegó por primera vez el ganado vacuno, el ganado ovejuno, para la crianza; en caso del caballo ya había llegado con la Comitiva exploradora dirigido por el lugarteniente Francisco Martín de Alcántara, con estos pedidos queda demostrado que oficlmente se generaron o se iniciaron los llamados obrajes y la crianza de este ganado por primera vez en el territorio del pueblo de Santo Domingo de Tauca.


PRIMERA SENTENCIA DE LITIGIO SUCESORIO EN EL PERU
“El acceso definitivo de don Carlos Limaylla al cargo de cacique principal y gobernador del repartimientote Luringuanca durante la difícil década de 1570 se vio favorecido, en última instancia, por tres factores: su condición de hijo mayor, las opiniones del corregidor y de los oidores de la Audiencia y, sobre todo, el antecedente documental de su reconocimiento como sucesor por Diez de San Miguel. Los argumentos de don Antonio Suniguacra y de don Juan Mangoguacra, litigantes contra don Carlos, no convencieron a las autoridades. Asi, entre 1570 y 1582, don Carlos se beneficio de la imposición del modelo hispano de sucesión para él y sus descendientes directos durante el resto del siglo XVI y prácticamente todo el siglo XVII. Esta relativa seguridad en el cargo no significó el fin de las batallas legales por el próspero curacazgo de Luringuanca, ni siquiera en lo que quedaba del siglo XVI”. “En agosto de 1586, cuando don Jerónimo Limaylla, hijo de don Carlos, recibió la posesión del cacicazgo que había pertenecido a su padre, la historia de disputas se repetió una vez más. A pesar de los esfuerzos del virrey Toledo y de su visitador por amenguar los litigios entre curacas, estos serían constantes a lo largo del periodo colonial”. (Los curacas hechiceros de Jauja, José de la Puente, pág.153).
Con esta información demuestro que en el territorio de la provincia de Pallasca no se producia estos problemas judiciales, por no existir litigios entre los pobladores del valle, los pocos españoles que arribaron a estos valles norteños eran pacíficos con los naturales.


NO REGISTRA LITIGIOS EN LA PROVINCIA DE PALLASCA
El territorio del valle interandino que hoy ocupa la Provincia de Pallasca, durante el periodo de vida desde el año 1534, en que es ocupado pacíficamente por los españoles, no registra ningún pleito entre sus habitantes, por cuanto no existia cacicazgos, como por ejemplo, en el centro del pais durante “las décadas que median entre 1550 y 1580 fueron un periodo muy convulsionado”, “la resolución de los pleitos por cacicazgos que el visitador toledano Jerónimo de Silva emprendió en 1570 hizo peligrar la continuidad de los Apoalaya en el curacazgo”, los conflictos fue por legitimidades, menos mal estos problemas no se presentó en el territorio de la provincia de Pallasca, según testimonios manuscritos que se glosan en este trabajo, cuando llegan los españoles no estaban organizados se encontraban dispersos, las anteriores organizaciones prehistóricos habian abandonado y desaparecido en muchos lugares; por esta razón, no existió en todo el valle interandino ningún enfrentamiento ni resistencia contra los españoles que los poblaron. Después de mucho tiempo posterior en cuanto se conformaron las respectivas comunidades, recien comenso sus convenidas pacificas limitaciones y las posisiones de hechos por sus nuevas autoridades comunales sin producirse mayores problemas por las extensas tierras. Por eso, “los sucesos en torno a la Visita General en el valle de Jauja debe concebirse, desde el punto de vista  de la sucesión curacal, como el resultado del periodo de transformación abierto hacia 1532 y, especialmente, de las iniciales tensiones y reacomodos de la elite nativa del valle en torno de los curacargos”.  “La opinión de visitadores, corregidores y oidores para sancionar el reconocimiento de determinados caciques principales fue determinante”. Para reodenar  “en la nueva estructura de poder nativo que venía cristalizándose en los repartimientos de indios”. “Así, aquellos que no fueron designados caciques principales ocuparían posiciones intermedias como segundas personas, gobernadores interinos y principales de pueblos y parcialidades. Estos personajes representarían, a la larga, una seria amenaza para la frágil posición de los curacas principales de Jauja”. (José de la Puente: pag. 161).  
Se ha hecho afirmaciones generales que es necesario profundizar las investigaciones de Susan Ramirez (2002 {1996}: 83),  “ha enfatizado que, por lo menos para la costa norte, los cambios de Toledo en la década de 1570 no fueron un punto de partida necesariamente. La reorganización del virrey “ya era tardía”, pues “muchas de las tradiciones en las cuales basó sus planes eran fundamentalmente distintas de lo que habían sido medio siglo antes”. Según la autora, las transformaciones en las cuatro décadas anteriores cambiaron la “base de legitimidad”, y el papel del curaca andino. De forma similar, Noack (2001:199-200) nos presenta la creación de un nuevo “paisaje político” en los primeros años de la Conquista, marcado por el reordenamiento de la relación de prestigio e importancia entre las autoridades de las siete “guarangas” de Cajamarca, aunque la impresión dejada en los documentos posteriores fuera la de que se trataba de una organización prehispánica. Los cambios en las relaciones de poder implicaron la “construcción de prestigio” de una “guaranga” sobre las otras, teñida por el esplendor prehispánico”. Es decir, vivian en “en su ley antigua”,
En el caso de la provincia de Pallasca siguieron conservando sus mismas costumbres y tradiciones los nativos de sus lugares, porque vivian en su propia ley antigua de sus ancestros prehispánicos. 


ORGANIZACIÓN DE LA COMUNIDAD DE INDIOS Y EL JUEZ DE AGUAS
En cuanto llegaron a repartirse las tierras y como la intromisión de los españoles y mestizos en las tierras y pastos tanto de las partes bajas como de las alturas desde fines del siglo XVI el Padre Juan Bautista Dávila de la Capilla Santo Domingo de Tauca en todos sus sermones dominicales se quejaba por la intromisión arbitraria a las tierras y pastos de las comunidades de indios no solo en el valle de Tauca, sino que también en los demás lugares del territorio de la provincia de Pallasca, fue entonces que un domingo dice el bando, después de la misa, con la presencia de los pobladores y el gobernador, a iniciativa del cura, se trato de conformar una comisión que se encargarían de cuidar estas intromisiones, disponer el sembrado de semillas de los lugares de tierras de temporada y el “uso de los sitios y pastos”, inclusive también se “encargaría a repartir las aguas para el regadío de las siembras” y los días que les correspondían “hacer uso del líquido de la jalcas”, para no producirse los roces entre los nativos y españoles, entonces fue el día domingo 12 de junio de 1539, se designa la primera Comisión que conformaría la llamada “Comunidad de Indios”, conformado de un anciano agricultor: Cipriano Toribio Inca y dos jóvenes ronderos de apoyo: Baulio Torobeo Quispe y Timotea Reyes Yanac, los cuales fueron juramentado por el gobernador, recibiendo la vara de mando, tallado en palo de huarauya con una cinta color amarilla atada en un extremo, para portarlo como símbolo de autoridad en la “distribución y cordelado de los andenes” de terreno, semejante al gobernador del pueblo, prometiendo cumplir por el cargo concedido, para la repartición de los andenes de cultivo de temporada, siendo sembrada con las “semillas donadas al curato de Santo Domingo”, por un período de un año de gestión, con esa condición recibía el mando; en igual forma para el reparto de las aguas designaron, también a un anciano agricultor: Dionisio Cerna Huanqui, como el primer Administrador de Aguas, juramentado por el gobernador del pueblo, recibiendo la vara de mando más larga, semejante a un largo bastón de palo de huarauya, tallado y atado en el extremo superior de una cinta de color verde significando el verdor del campo, para portarlo como símbolo de autoridad en la distribución del agua en el valle, para el regadío de las sementeras, dejando a su cargo designar a las personas coordinadoras “de sus conocidos y que goce de su confianza” designándoles como Juez de Aguas, tomandoles el juramento de estilo, comprometiéndose que se encargarían del reparto de las aguas a los regantes de la zona del valle, de las acequias principales, como también de las relimpias de las mismas,  encontradas por los españoles en uso de los nativos y de las relimpias de las acequias, así consta en el bando pregonado. (Exp. Nº 02-Archivos Parroquiales transferidos al Municipio, pág.65). El Padre Fray Juan Bautista Dávila, cura del pueblo de Santo Domingo de Tauca, el día 13 de junio de 1539, según reza en una citación parroquial. Paraque convoque a reunión en la plaza de armas del pueblo a todos los Jueces de Aguas, según su importancia y además a todos los regantes del valle de Tauca, para realizar la celebración de la fiesta “Corpus Christi”, en coordinación con los dirigentes de la Comunidad de indios y los ronderos del reparto de las tierras; fue entonces, que por primera vez se instituye la fiesta y el baile de los Jueces de Aguas en el pueblo de Santo Domingo de Tauca, convirtiéndose en una de las estampas folclóricas más importante de la zona, conformado por los Jueces y vigilantes de agua de cada paraje, en donde existian represas de riego y la toma de regadío, eran los lugares en donde se repartían las aguas, para los diferentes lugares de los sembríos del valle de Tauca. La fiesta se inició en la Capilla, los usuarios de agua  o los regantes, improvisaron cazuelas y pailas para el preparado de alimento de los jueces y regantes que asistieron, los jueces de agua comenzaron a “desplazarse bailando las canciones y en tonalidades de los cajeros” o chirocos, que con ritmo cadencioso golpean el suelo con la vara de mando acompañado del pie derecho a izquierdo, el cura les habia preparado una canción que en voz alta cantaban:
                       
        El agua es la vida
                             Jesucrito el camino,
                                        del campo la dicha
                                        al Santísimo Sacramento.


Los nativos bebian la chicha y masticaban la hoja de coca, desfilaban bailando en dos columnas, bestidos de pantalón de bayeta natural cordoncillao ya sea de lana blanco con azul o blanco con abano, sostenido con una ancha faja de “labores con colores encendidos”, llebando un saco del mismo color, con sus pies protegidos de sus llanques con correas, en la cabeza protegido de un sombrero tejido de junco; mientras que otros portaban en los brazos plantas de maíz de riego, (las mujeres que acompañaban llevaban flores rojas sobre las orejas y en el sombrero), una alforja con productos agrícolas colgaba de su hombro derecho, mientras con la vara de mando marcaban el paso cadencioso, mientras que a tras llevaban en hombros una figura de especie de barco que también marcaban el mismo paso cadencioso de los jueces, hecho con el tallo, flor y hojas de maiz, del cual colgan los choclos con panca y amarrados colgaban los chiclayos verdes, frutas, yerbas y flores de distintos colores, el cura les decía: que “esto significaba el mar y que el mar representaba el agua y la lluvia, y el agua era la vida del campo fértil del agricultor”. El administrador de aguas machaba al centro y delante de la figura del barco, se preparó ése día, para acatar lo manifestado por el Padre Fray Juan Bautista Dávila, el quién dirigió la canción y disponía la marcha y el uso como sería su participación en este día celebratorio de Corpus Christi, con asistencia de los usuarios de agua.  
En necesario conocer en que consiste esta celebración, el pueblo le designaba ocupar el cargo de Administrador de aguas, el cual se preparaba para la celebración que infaltablemente se hace en España, pero antes, déjeme explicarle:
“Corpus Christi quiere decir en  latín, "Cuerpo de Cristo"en España es la Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo o "Cuerpo del Señor", es una fiesta de la Iglesia católica destinada a celebrar la Eucaristía, es Jesucristo en el Santísimo Sacramento. La celebración se llevará a cabo el siguiente jueves al octavo domingo después del Domingo de Resurrección, es decir, 60 días después del Domingo de Resurrección; formalmente es el jueves que sigue al noveno domingo siguiente a la primera luna llena de primavera del hemisferio norte. En 1208 la religiosa Juliana de Cornillon promovió la idea celebrar una festividad en honor del cuerpo y la sangre de Cristo presente en la Eucaristía. Por primera vez se celebró en 1246. En el año 1263, mientras un sacerdote celebraba la misa en la iglesia de la localidad de Bolsena, (Italia), al romper la hostia consagrada, brotó sangre.1 Este hecho milagroso, muy difundido y celebrado, dio un impulso definitivo al establecimiento como fiesta litúrgica del Corpus Christi. Fue instituida el 8 de septiembre de 1264 por el papa Urbano IV, mediante la bula Transiturus hoc mundo. A Santo Tomás de Aquino se le encarga difundirla con su obra Oficio y Misa del Corpus, además de componer himnos eucarísticos para la fiesta, como el Pange Lingua. En el concilio del Vienne de 1311Clemente V dará las normas para regular el cortejo procesional en el interior de los templos, e incluso indicará el lugar que debieran ocupar las autoridades que quisieran añadirse al desfile. En el año 1316Juan XXII introduce la Octava y exposición del Santísimo Sacramento. Pero el gran espaldarazo vendrá dado por el papa Nicolás V, cuando en la festividad del Corpus Christi del año 1447, sale procesionalmente con la Hostia Santa por las calles de Roma. En muchos lugares es una fiesta de especial relevancia y en varios países es un día festivo oficial (ciertas partes de EspañaAustria, partes de AlemaniaHungría y SuizaBrasilRepública DominicanaBoliviaColombiaCroaciaPoloniaTrinidad y TobagoPortugalPerúVenezuela y Ecuador). Las celebraciones del Corpus suelen incluir una procesión en la que el mismo Cuerpo de Cristo, se exhibe en una custodia. Dicho popular: Tres jueves hay en el año que relucen más que el sol: Jueves Santo, Corpus Christi y el día de la Ascensión.(Wikipedia, la enciclopedia libre).              
LOS PISHTACOS.- En cuanto se produjo la explotación minera a nivel de todo el territorio de Tauca, entonces se comenzó a usar implementos que requería el engrase de las herramientas, fue entonces que aparecieron el terror de los “Pishtacos”, eran personas valientes, no tenían compasión, cínicas e ignoradas que se dedicaban a extraer la grasa de los seres humanos para posteriormente obtener el aceite para las maquinas y herramientas que requerían de este elemento, estas personas actuaban solapadamente por las alturas o las punas y quebradas, fue entonces que cerca del camino que iba hacia el pueblo de Corongo, se instalaron a la salida del río Pacollana junto a la quebrada del mismo nombre, en el lugar descampado como para llegar al alto de Cuzmaca, en dirección de venida de Corongo a Tauca. Estas personas se escondían entre las ramas típicas del lugar, para que desprevenidamente atraparan a sus victimas inocentes, para extraerles la grasa de sus cuerpos y obtener el costoso aceite humano, éstos operaban en familia por muchos años, jamás fueron descubiertos por que eran temibles ya que eran prácticamente una descendencia de familias españolas, luego mestizos que lo hicieron a nivel de los diferentes lugares del país, que hoy se cuenta como una leyenda increible, sus actuaciones lo realizaba en forma individual difícil de descubrirse, la grasa humana lo obtenían de asesinados inocentes, los pishtacos tanto de día como en la noche acechaban en los lugares desolados a decapitar a sus victimas de cualquier sexo, especialmente de hombres jóvenes de contexturas entre ni muy gorda ni muy flaca, no de niños, sus victimas tenían que encontrarse desprevenidos pasando por el camino, ellos cuidaban de no ser vistos ni alertados, para que sus victimas no se asustaran, en caso contrario, el cuerpo de la persona se inundaba de sangre y esa grasa humana, ya no servía, la grasa tenía que ser totalmente blanca sin impurezas, para lo cual utilizaban una cuchilla de acero muy filuda en forma de una hoz, tenían que tener mucha habilidad y agilidad para decapitar a sus victimas, en primer lugar el pishtaco esperaba a la persona desprevenida en silencio, luego de improviso le decapitaba y le arrastraba a un extremo del camino para no ser advertido, inmediatamente lo subían hacia arriba por un estrecho caminito hasta llegar a una piedra grande, bajo esta piedra se encontraba una cavidad como cueva, en donde ocultaba al decapitado, luego de despojarlo de sus prendas, tenían que desangrar el cadáver, una vez que perdía todo la sangre, le seccionaban las extremidades, baceaban los intestinos y los órganos del cuerpo para luego colgarlos de una soga de cabuya o de un alambre en la parte alta existía una argolla de fierro empotrada en la piedra, luego encendían unas velas gruesas, con su calor que producían al cuerpo del cadáver se escurría o se extraía la grasa para obtener el aceite para maquinas, las victimas eran casi en su mayoría arrieros y trabajadores que venían o que regresaban de haber laborado en las minas que se explotaban en las vertientes del valle de Tauca, o venía de Corongo, esta actividad criminal secreta se trasmitía de generación en generación, hasta la fecha existe la argolla empotrada bajo la piedra grande oculta dentro de unos arbustos típicos del lugar. Los hijos de Tauca, pueden habilitarlos éste lugar como un lugar turístico de la época de la Colonia, para demostrar veracidad de los hechos y calificar hasta dónde llegaban los exploradores de las empresas mineras.               


CHORRO CANTADOR.- Según la información obtenida de un bando religioso voceado al pueblo se dice, “que con el fin de no dar oportunidad a las desapariciones de las personas que los ven asomar venir por el camino de la altura y que al descender no llegaban al pueblo desaparecían de este mundo, se comunica que todos al llega junto al chorro, empiecen alertarse silbando y cantando, para que los pishtacos no puedan atentar contra de su vida y les dejaran pasar sin problema alguno por el camino de la salida del río y en la parte silenciosa de la vertiente”, pues desde esa fecha del bando religioso del Padre Fray Juan Bautista Dávila la mencionada caída de agua de la quebradita tomó el nombre de “CHORRO CANTADOR”. Porque los lugares temibles eran el cerro del Bronce y también el lugar de Matacancha que comprendía la quebrada bulliciosa por la caida de las aguas del río de Pacollana.  


En muchas partes del territorio nacional se instalaron cerca de los caminos y en los lugares más silenciosos como las quebradas, para poder sorprender a sus desprevenidos e inocentes victimas, en uno de mis viajes realizados por el Callejón de Huaylas conocí a un viejo campesino de Cátac de Huaraz que me narraba que para atravesar los parajes ya sea de la puna o de la provincia eran siempre de herradura unas veces se caminaba a pie y en otras a lomo de burro o de caballo, me llevo a conocer un lugar llamado “Qora”, que se ubicaba junto a un río queda sus aguas al Río Santa formado de varios cerros, en uno de ellos existía una cueva en el cual se observaba en la parte alta una argolla con signos carcomidos por el oxido apreciándose que hace un buen tiempo de su abandono, en esta cueva me señalaba el acompañante en la época de la colonia los pistachos colgaban el cuerpo de las personas adultas que habían degollado cruelmente sin piedad alguna con un instrumento cortante llamado “alpánquer” que seccionaba a gran velocidad decapitando la cabeza del cuerpo, inmediatamente recogía el cuerpo de la victima y la trasladaban a la cueva en donde la colgaban sobre una fogata que al calor del fuego goteaba la grasa por el cuello del cuerpo humano colgado sobre una vasija grande llamado “perol”, esta grasa era utilizado para las máquinas industriales de las minas, aviones, y otros implementos que requerían de una alta lubricación, inclusive también eran empleados para la construcción de los puentes, de los molinos hidráulicos, en esa época era una industria muy cotizada la obtención de la grasa humana, por estos lugares caminaban en compañía de dos, tres o más personas, muchos cuando viajaban se protegían el cuello con ponchos o alforjas de consistencia en donde el arma del pishtaco no podía seccionar el cuello y en cuanto rebotaba contra los peñascos y las piedras generaba un ruido de caída de metal y además producía una fugas chispada de luces característicos al relámpago del tiempo.                  


CAPITULO  XII
INTERCAMBIO CULTURAL


ANCESTRAL COMPORTAMIENTO DE LOS HABITANTES
DE LA PROVINCIA DE PALLASCA
Revisando la historia de los pueblos de la provincia de Pallasca, se aprecia en toda su intensidad, que desde tiempos inmemoriales tienen un comportamiento especial digno de seguir conservandolos en este valle interandino, durante mis viajes por esos lares he podido observar que tienen un alto sentido del comportamiento enmarcado dentro de un principio ancestral de la moral, parecen que todos los padres o familias hayan sido instruidos , educados y modlados dentro del marco de los ineludibles valores morales que trasa, que norma verticalmente de lo que las familias y los hijos puedan diferenciar como dos caminos entre lo bueno y lo malo antes de emprender o tomar alguna decisión en sus vidas o en sus normas de conductas y este aspecto es el que modela realmente el comportamiento humano para saber diferenciar cuando estan actuando en el campo de lo correcto o estan equivocados en el campo de lo incorrecto. Pues estos comportamientos generales de las familias y ciudadanos de toda la provincia no solo nos ayuda , nos facilita a fijar, señalar o establecer normas de conducta, sino que también nos encamina a tomar serias determinaciones de sabias decisiones. Estos principios es digno de tomarse como ejemplo, para la aplicación de conducta en otros pueblos del Perú, o llevarse su aplicación a otros ámbitos más planificados como para los desempeños de los cargos estatales o también serían de gran provecho en caso de aplicarse en los campos empresariales.


En todos los pueblos de la provincia he podido advertir que este valor ético tiene mucha importancia hasta en los partidarios que conducen los predios y obtienen las cosechas, las transacciones entre el dueño del predio o de la chacra y el partidario, arrendatario o simplemente el “peón”, realizan transacciones muy equilibras y justas que mantienen a todos dentro de una atmósfera de satisfacción sana y de relaciones pueblerinas de un nivel cordial e imprescindible de gran moral, y esto se dan de manera continua desde hace muchos milenios, desde los tiempos preincas, por esta razón, en todos los ambitos de la zona se aprecia que existe entre los actos contractuales verbales una densidad altamente de confianza y estos “tratos” de los lugareños es suficientemente dable y aceptable dentro de la sociedad para que se pueda viabilizar, concretar y realizarse entre las gentes de los grupos sociales.


En realidad los grupos sociales o los pueblos que no conocen ni practican estos principios de los valores de la moralidad o modernamente diremos la ética, generarían una difusa desconfianza y se enfangarían en muchos errores, sería un caos, no sabrían “que todas las personas somos iguales”, y que todos las personas “tenemos un mismo derecho al trato respetuoso”, las sociedades o los pueblos de la provincia que desde su niñez no lo han enseñado ni menos se les ha “interiorizado el juicio lógico: no debo hacer a los otros lo que no querría para mi”, no podrían apreciar ni practicar ese hermoso terreno que nos enseñaron sobre la cortesía.


DOCUMENTOS INEDITOS.- Es conveniente glosar esta documentación inedita, que es la única en el pais que hasta ahora no ha sida conocida, nos dará una clara idea del aislamiento de todo el territorio que hoy conforma la provincia de Pallasca, no solo en la época del Imperio Inca sino que también en la época del virreinato: “En lo que atañe a las fuentes, este capítulo combina documentación inédita con una lectura alternativa de tres documentos publicados del siglo XVI. La redacción de estos documentos involucró directamente a los curacas del valle. Analizando desde la perspectiva novedosa de la sucesión curacal y de la consolidación del esquema que reguló la estructura jerárquica de la elite andina colonial de Jauja, estos testimonios narran una historia desconocida hasta ahora. El primer documento son las conocidas informaciones de los curacas huancas sobre sus servicios en la conquista y pacificación del Perú, dadas a conocer por Espinosa Soriano, “En esencia, las Probanzas huancas están compuestas por dos grupos de documentos. El primer conjunto corresponde a cuatro Memorias breves redactadas en junio de 1558 en nombre de los tres curacas principales del valle de Jauja. En ellas se da cuenta de los hombres, las mujeres y los bienes entregados a los conquistadores en el lapso que media desde la estancia de Francisco Pizarro en Cajamarca (1532-1533) hasta el develamiento de la rebelión de Francisco Hernández-Girón (1554). El segundo conjunto documental está conformado por dos informaciones de servicios. La primera, redactada entre junio y agosto de 1560, corresponde a los servicios de don Jerónimo Guacrapaucar, cacique principal de Luringuanca y de los indios de su parcialidad. La segunda, elaborada entre setiembre y octubre de 1561, da cuenta de los servicios de Cusichaqui, antiguo señor étnico del curacazgo de Atunjauja, y de los de su hijo y otros curacas, en la conquista y pacificación del reino.Cubriendo el mismo lapso (c.1532-1554), aunque más prolijas que las memorias de 1558, estas dos informaciones de servicios mencionan con mucho detalle los bienes, guerreros, indios cargadores e indias de servicio entregados por los curacas Guacrapaucar y Cusichaqui. Incluyen las declaraciones de numerosos testigos, en su mayoría no indígenas, que corroboran las narraciones acerca de las acciones a favor de la Corona durante los azarosos años iniciales de la presencia castellana en los Andes”. El análisis se concentra en las motivaciones de sus principales gestores y en el contexto interno de producción de la documentación –la elite de los tres curacazgos dominantes del valle- antes que en su evidente finalidad externa-obtener un conjunto de privilegios como recompensa del monarca-. Esta visión parte de la idea de que estos documentos nos hablan tanto de la época inaugurada con la Conquista como del periodo en torno de 1560, cuando fueron redactadas. Considerando tales narrativas como discursos sobre el poder y como estrategias de adaptación desplegadas por los señores étnicos de Jauja”.(…) El argumento central es que tales probanzas se dejan leer no solo como un intento de los curacas de Jauja por testimoniar su obvia colaboración durante la conquista de los Andes, sino también como una temprana tentativa  de individuos particulares muy interesados en afianzar su posición como los curacas de mayor autoridad bajo las nuevas pautas impuestas por la administración colonial”. Por esta razón, después de 10 años durante la Visita General del virrey Toledo, consiguieron el reconocimiento oficial  como caciques principales y gobernadores de los tres repartimientos principales del valle.


“El segundo documento que sustenta este capítulo fue redactado en la crucial coyuntura de la visita de Toledo. Se trata de las llamadas “Informaciones” sobre el gobierno nativo de la provincia de Jauja antes y durante el dominio inca. Los informantes de 1570 declararon acerca de varios temas; los de índole política y sucesoria interesaron especialmente al virrey. (Las Informaciones fueron publicadas por Roberto Levillier y dice: En carta a Felipe II desde el Cuzco, fechado el 1° de marzo de 1572, Toledo escribió sobre sus “Averiguaciones” que: “mandé hacer y se ha hecho una información con número de cien testigos de estos naturales de los más viejos y ancianos y de mejor entendimiento que se han podido hallar de los cuales muchos son caciques y principales y otros de la descendencia de los Ingas que hubo en esta tierra y los demás indios viejos de quien se entendió que con más claridad y razón la podrían dar”), en cambio las informaciones levantada en Jauja fue de personas subordinadas.


“Muy diferente (…), en 1582, cuando algunos curacas y principales de Jauja fueran convocados ante el corregidor Andrés Vega, en el pueblo de Santa Ana de Sicos (…) la “Descripción”, (…) los declarantes no eran curacas de mediana o baja jerarquía sino caciques principales y segundas personas, lo que nos señala que una reorganización del poder, una redefinición y un afianzamiento de las nuevas jerarquias nativas de la autoridad se habían operado ya en el valle. Asi, para comprender este proceso, las páginas que siguen se concentran en los protagonistas de estos tres documentos –las “Probanzas de c. 1560, la “Información” de 1570 y la “Descripción de 1582-(Los curacas hechiceros de Jauja, por José de la Puente, 133, 137).


Esta información nos da una clara visión de las intervenciones y transacciones que se realizaban en el centro del pais, por sus importantes contribuciones a la Conquista, en el cual no participaron los demás valles interandinos de los Andes y Selva, como en el caso de la provincia de Pallasca y de otras provincias que permanecieron al margen de las circunstancias que hasta la fecha no ha sido tomada por la historia nacional.


MOZOS CORONGUINOS.- Cuando yo llegue a Lima, me decian que la mayoría de jóvenes de Corongo y de Tauca, se desempeñaban en las tareas de mozos de los diferentes restaurantes de todos los niveles, pude hacer un seguimiento muy especial y adverti que estos jóvenes no eran cualquiera eran verdaderos profesionales en la materia, en primer lugar, estos jóvenes tenían una innata “vocación de servicio”, paras administrar un restaurante o un bar no era facil, no todos las personas pueden asimilar todos estos conocimientos ni contar inata o naturalmente con la capacidad y aptitud como para “interactuar con el público”, el joven que se desempeñaba como mozo tenía forzosamente que conocer a fondo y saber desempeñarse con la suficiente certeza de “confianza y eficiencia” antes de ocupar el cargo de mozo que obligatoriamente tenían que relacionarse o tratar personalmente con el “cliente” o con el público que asiste al establecimientoi. La innata cualidad que tenían estos jóvenes, eran personas intuitivas, de una alta capacidad de conocmiento de su oficio, tenían una obligatoria facilidad de relaciones o sea tenian una gran facilidad de comunicarse y además se sentían tan a gusto desempeñandose como mozo del restaurasnte.


En seguno lugar, estos jóvenes mozos tenían un completo conocimiento del funcionamiento cabal e integral de todos los ambientes de su centro de trabajo. El jóven no solamente se dedicaba a atender las mesas y al público que asistian como clientes del restaurante, sino que también tenían la obligación de conocer el lugar, sus compatimentos o su infraestructura del lugar de su trabajo, los servicios o las relaciones que existían entre estas diferentes áreas del restasurante, ellos sabían en donde se encontraban lo que el cliente les pedía, ya sea potajes fríos, calientes o los postres, tenían una agilidad mental y por su rapidez y atención los clientes les daban sus propinas y estas significaban diariamente regular suma que a veces sumaban más que el sueldo del mes.


En tercer lugar, el mozo era un gran conocedor y práctico del servicio de comedor, el savía de la preparación de los potajes y la sazón que el cliente les pedía, tanto regionales o nacionales como internacionales para poder inducirles o recomendarlos, ellos estaban entrenados en la cocina como se preparaba que ingredientes llevaba el referido plato en muchos casos les hacian probar al cliente, ellos sabían y tenían un alto conocimiento práctico en las ciencias de “gastronomía y enología”, ellos conocían que no les hacia daño al estomago del cliente menor o mayor de edad, estas cualidades los habían aprendido en sus provincias por que sus madres les habían enseñado a cocinar desde chicos.


En cuarto lugar, el jóven mozo sabía y conocía los efectos de un delicado tema de las bebidas alcohólicas como los vinos, ellos habían probado y también lo hacían con los clientes a “catas y degustaciones” de las bebidas de licor, ellos sabían promocionar las clases de vinos y sus caráteristicas del productro, ellos sabían cual es para damas, cual para varones e inclusive que combinaciones eran eficaces para marear a las damas o a los caballeros.


En lugar, estos jóvenes, tenían o habían adquirido una autocapacitación seguramente de manera práctica y constante, eran normas que los aprendían de los demás mozos más antiguos, ellos aplicaban sus simples conocimientos desde cuando el cliente llegaba al establecimiento hasta que se retiraba del lugar, ellos sabían darles la bienvenida y luego la despedida era un conocimiento tradicional que los aprendían de los más antiguos y que su intención era que el cliente se llevara la mejor impresión de su antención y persona, por eso se ponían muy atentos para poder servirles o solucionarles cualquier problema que se les presentaba al cliente, el con todo respeto y tolerancia y paciencia que se requería.


Yo, podría calificar que estos jóvenes ya tenían los conocimientos y cualidades insuperables tal ves a nivel nacional e internacional, seguramente que no les hubiera ganado ningún otro en este oficio que lo desempeñaban con vocación de servicio, es digno reconocer y plasmarse estas innatas habilidades que traían de sus regiones provincianas a la capital y ellos fueron los pioneros del arte culinario o sea los gestores del arte de cocinar secretos y potajes provincianos desconocidos, que hoy en día tanto el mozo y el cocinero son profesiones científicos de la ciencia dietética, con alto nivel de conocimientos cientificos que egresan de las prestigiosas Universidades a nivel nacional e internacional.                              


CAFÉ Y CREATIVIDAD EN TAUCA.- “A propósito de la reciente elección del café del valle de Sandia, Puno, como el mejor del mundo, damos una mirada a la historía de esta bebida vinculada con la creación artística. Una pequeña flor blanca, con olor semejante a la del jazmín, tres días después de nacer muere para darle paso a aquella semilla que en tiempos pasados fue condenada por la Iglesia y despreciada por los musulmanes, pero que actualmente representa un activo liberador de las mentes de los intelectuales más brillantes de los últimos tiempos, asi como uno de los productos más importantes que sostiene la economía mundial: el café”.


“Probablemente, su nombre proviene del vocablo turco kawah que significa “lo que maravilla y da vuelo al pensamiento”, o tambien de kaffa, región de la alta Etiopía. Son muchas las historias acerca de su origen, pero la más difundida es la leyenda que surge en el siglo IX. Un pastor etiope llamado Kaldi, observó con asombro la inquietud fuera de lo común de sus cabras al comer unos pequeños frutos rojizos de un arbusto en la región de Kaffa. El pastor probó las bayas y se las dio a los monjes de un monasterio cercano. Todos coicidieron en el aumento de la capacidad de concentración y resistencia a las largas noches de oración y meditación, lo cual atribuyeron a una inspiración divina”.


“En el nuevo mundo.- Tras su difusión por la cultura islámica –donde se inició la modalidad de hervir la semilla verde- alrededor del año 1000 d.C., el café “se convirtió en parte integral de la vida religiosa y secular”, según la revista “Nacional Ceographic”. Tres siglos después, los árabes la tostaron y molieron. El consumo se masificó en Africa y Arabía durante los siglos siguientes. En el siglo XVI fue prohibido por la Iglesia Católica tras ser catalogado como la bebida del demonio, pues era consumida por infieles y pecadores, esto hasta que el papa Clemente VIII la bendijo y bautizó dando la venía para su difusión por toda Europa. A América llegó gracias a Gabriel Mathieu de Clieu, un frances que guardo una planta de café en una pequeña caja de vidrio que resistió un viaje tortuoso debido al asalto de piratas, a una tormenta, a peleas y a la falta de agua”. (Diana Gonzales Obando, El Comercio, Apunte, El Dominical, domingo 2 de mayo del 2010, pág. 12).


Sin embargo, en el manuscrito de  soldado Sebastián Mesa de Enciso, de la Comitiva exploradora de 1534, “nos describe refiriéndose que cuando llegaron los españoles al valle” (de lo que hoy es territorio interandino del pueblo) “de Tauca, verificaron que los naturales bebian por las tardes, para vencer el frió un liquido negrusco”, que se preparaba de “frejoles tostados sin cáscaras, con habas también tostadas sin cáscaras, bien tostados hasta ennegrecerlos llamado “humish”, para obtener un buen líquido oscuro”, se le agregaba miel” al gusto de la persona, esta modalidad lo usaban a nivel de toda la provincia de Pallasca, “eran empleados para las horas friolentas de la tarde y tiempos invernales”, de lo que podemos deducir que en cuanto llegó la sebada al territorio de Pallasca, complemento su preparado siendo más sustancioso el liquido placentero de las tardes y de las mañanas y de los inviernos; es decir, que en la provincia de Pallasca como en otros lugares de los valles interndinos de la ruta ya se conocía la bebida del café en el año de 1534, en que arribaron por primera vez la Comitiva exploradora de Francisco Matín de Alcántara, quiere decir; que era un liquido que lo bebian los naturales desde la época preincaica, este es un buen dato nacional con respecto a los que fue el café pallasquino en la época de la conquista.


COMO LLEGARON EL TRIGO Y LA VID AL PERU.- El Inca Gracilazo De La Vega nos relata en su obra Los Comentarios reales, “Es de saber que el primero que llevó trigo a mi patria (yo llamo así a todo el imperio que fue de los Incas) fue una señora noble, llamada María de Escobar (…) A ella conocí en mi pueblo, que muchos años después que fue al Perú se fue a vivir a aquella ciudad; (…). Esta señora digna de un gran estado, llevó el trigo al Perú, a la ciudad de Rimac. (..) de que la semilla fue tan poco que la anduvieron conservando y multiplicando tres años (…), repartían la semilla (…) a veinte y treinta granos por vecino; y aún habían de ser los más amigos, para que gozasen todos de la nueva mies (…). El año de mil quinientos y cuarenta y siete aún no había pan de trigo en el Cozco (aunque ya había trigo), porque me acuerdo que el obispo de aquella ciudad, don fray Juan Solano, dominico (…) viniendo huyendo de la batalla de Huarina, se hospedó en casa de mi padre con (…) sus camaradas, y mi madre los regaló con pan de maíz; y los españoles venían tan muertos de hambre, que (…) tomaban puñados de maíz crudo, que echaban a sus cabalgaduras, y se lo comían como si fueran almendras confitadas (…)”. José Antonio Del Busto, en sus obras escogidas nos dice: que doña Betriz de Salcedo, Morisca, esclava, concubina y al cabo esposa del Veedor García de Salcedo, fue la primera española que holló la Cordillera de los Andes, pasó con su amo y amante a Cajamarca (1532), luego a Jauja, sembró por vez primera trigo en el Perú, pues “de cierta harina mal molida de España que se pasó a estas partes para hacer hostias sacó unos granos de trigo que halló y los sembró”. También sembraron el cereal mentado María de Escibar  e Inés de Muñoz y de Rivera, según cuenta el jesuita Cobo, pero lo debieron hacer en tiempo algo posterior porque un escrito oficial firmado por el Virrey Conde de Nieva, reconoce que no fueron las hidalgas castellanas sino la esclava morisca quien sembrara el primer trigo del pais.”(pág. 161 y 162).


“La uva tinta y el vino aloque, De la planta de Noé dan la honra a Francisco de Caravantes, antiguo conquistador de los primeros del Perú (…). Este caballero (…) envió a España por planta; y el que vino por ella, por llevarla más fresca, la llevó de las Islas Canarias, de uva prieta, y así salió casi toda la uva tinta, y el vino es todo aloque, no del todo tinto, y auque han llevado ya otras muchas plantas, hasta la moscatel, mas con todo eso aún no hay vino blanco (…). Juntamente con lo dicho oí en el Perú a un caballero fidedigno que un español curioso había hecho almácigo de pasas llevadas de España, y que (…) nacieron sarmientos; empero tan delicados, que fue menester conservarlos en el almácigo tres o cuatro años, hasta que tuvieron vigor para ser plantados, y para las pasas acertaron a ser de uvas prietas, y que por eso salía todo el vino del Perú tinto o aloque, porque no es del todo prieto como el tinto de España (…) las ansias que los españoles tuvieron por ver cosas de su tierra en las Indias, han sido tan bascosas y eficaces, que ningún trabajo ni peligro se les ha hecho grande para dejar de intentar el efecto de su deseo. El primero que metió uvas de su cosecha en la ciudad del Cuzco fue el capitán Bartolomé de Terrazas, de los primeros conquistadores del Perú, y uno de los que pasaron a Chilli con el adelantado don Diego de Almagro (…). Plantó una viña en (…) Achanquillo, en la provincia de Cuntusuyu, de donde, año de mil quinientos y cincuenta y cinco (…) envió (…) muy hermosas uvas, a Gracilazo de la Vega, mi señor, su íntimo amigo, con orden que diese su parte a cada uno de los caballeros de aquella ciudad para que todos gozasen del fruto de su trabajo (…). Yo gocé buena parte de las uvas, porque mi padre me eligió por embajador del capitán Bartolomé de Terraza y con dos pajecillos indios llevé a cada casa principal dos fuentes dellas”. (Los Comentarios Reales, Apunte, El Dominical del Comercio, 26 de abril del 2009, pág.5).   


COMO LLEGO EL TRIGO Y DEMAS CEREALES A TAUCA.- En vista de los campos fértiles se decidió traer el trigo y el ganado de castilla (oveja) y otros cereales más el Padre Fray Juan de Bautista Dávila, en sus pedidos en donación del valle del Mantaro, en este caso desde Jauja; porque en este lugar se concentraron todos los productos como el trigo, cebada, y otros cereales traídos desde España, luego sembrados en éste fértil valle del Mantaro; desde aquí fueron llevados al suelo de Tauca y desde donde eran esparcidos a toda el valle del territorio de la que hoy es la Provincia de Pallasca; fue la española doña Inés de Muñoz y de Rivera, quien llegó a Jauja en 1534, la primera mujer casada llegada al Perú, con su marido Francisco Martín de Alcántara el medio hermano del Gobernador Francisco Pizarro, por infuencia de su esposo en muchas oportunidades nos presto su efectrivo aporte, se calcula que fue a partir del año 1536. 


EL AGUA DE LA NIÑA EN HUALALAY.- En cuanto llegaron los integrantes de la Comitiva de Alonso de Molina a los parajes de Hualalay, advirtieron que de un lugar nacia un manojo de agua cristalina y que a su paso dejaba un lecho de un color rojiso amarillento, todos tomaron el agua y sentian un sabor muy especial, los escasos habitantes de este paraje nos dice el soldado Sebastián Mesa de Enciso, “era un lugar sagrado de donde los habitantes obtenian el agua, para beber con tanta devoción y la custodiaban en forma prohibida que no llegaran a ver la salida del líquido, que se encontraba entre malesas y plantas de zarzas, shiraques, ortigas, chichire, chogo, por que representaba el color dorado del sol de las mañanas, estas plantas eran antiquisimas se renobaban en forma natural a traves de años, todos los indios obedecian, el no talar, incendiar ni rozar el monte, por que se cree desde sus antecesores que en caso de hacerlo, ya no lo verán y las aguas se secarán para siempre; por esa razón, ninguna persona se acercaron más al monte de zarzales y solamente se limitaban a observar la salida de la acequia con el agua cristalina, abordaron hasta las inmediaciones del montonal de plantas y sarzales, se limitaron seguir la secuencia de su dorado cause, hasta perderse en una laguna”, este dato nos demuestra su gran importancia que tenía para la supervivencia de los habitantes del paraje, recordemos que estamos hablando de un hecho encontrado en el año de 1534, fecha del manuscrito, desde cuya fecha la gente lo ha visitado y ha bebido sus aguas sin darle la importancia que representaba para el lugar. Estos datos trascendió motivado por el Padre Fray Pablo de la Cruz, quién en ese entonces acompañaba a la Comitiva exploradora de Alonso de Molina en el año de 1534, en que llegan a Hualalay, porque según sus cartas de este año, y a sus sermones dominicales en el cual hace saber de la existencia de este “regalo de Dios, para sus hijos desamparados en la tierra”, y que “no era cierto que venia de su falso dios del sol de las mañanas”, continúa diciendo de que esta agua no era sagrada, el color se adoptaba por el tiempo de su existencia sobre la tierra y que el color obedecia a elmentos minerales existentes en el subsuelo”, pero en realidad la gente del lugar “seguia creyendo en lo que sus antepasados les dijeron” y continuaban “adorandolos y curando sus males con esta agua” de muchos tiempo de existencia brotada en forma natural y que nadie hasta esa época habia objetado ni menos le habian explicado sobre su procedencia.


Pero, después del fallecimiento del Padre Fray Pablo de la Cruz, al poco tiempo llegó el dominico Padre Fray Juan Bautista Dávila, quien venía de Cajamarca, evangelizando los pueblos del norte, no sólo en su alta misión religiosa, sino que también tenía conocimientos cientificos, historiográficos, geográficos y antropológicos, al enterarse de esta maravillosa riqueza de la naturaleza que gozaban los naturales, puso más atención solicitó expresamente a su sacristán y a las personas que acompañaban al Padre Fray Pablo de la Cruz, que lo hicieran conocer este lugar maravilloso del mundo andino, según su carta que lo hace al Padre Mateo de Xumilla, de la órden de los franciscanos que se había quedado en Cajamarca, para evangelizar a los naturales, le dice: “en mi camino misional emprendido de Huamachuco al sur, en todo los lugares pocos naturales he encontrado a mi paso, hice lo posible enseñarles pero me ha sorprendido que existen agua que brota del subsuelo con diferente sabores, el que más me ha llamado la atención de estudio es al que llaman el “agua de la niña”, no son de lluvias, es del subsuelo, es pura, cristalina y limpia, la gente le atribuyen poderes curativos como en otros manantiales, me sorprende sus elmentos observables, no cuento con instrumentos para analizar las muestras, como de los demás lugares del valle, su cause se encuentra impregnado de mucho tiempo un color rojizo, de esencia gelatinoso que no se mescla con el agua limpia que corre, me he sometido a beber esta agua con el fin de comprobar sus poderes curativos naturales, experimentando de ello, obtengo un sabor agradable y característico, te estaré comunicando mis experimentos”, estas fraces me hace sentir la felicidad más grande de mi vida y agradecer a Dios por habernos dotado de una maravillosa agua natural, con tantos poderes curativos y además de hacerles saber, que tiene una existencia de mucho tiempo, antes del año de 1534, en los albores de la Conquista y además de saber también que existían otros mantiales y ojonales con las mismas caracteristicas a nivel del extenso valle del territorio de la que hoy es la provincia de Pallasca, de otro lado, no solo tenía poderes curativos sino que también, nuestros hermanos de ese tiempo le atribuian poderes sagrados relacionados con el grancioso Sol de los Incas.                 
  
REPRESION CULTURAL.- “Don Carlos Limaylla, cacique principal de Luringuanca, y su hermano don Felipe Guacrapaucar figuraron entre los convocados por el corregidor Andrés de Vega en 1582. El segundo, que además actuó como intérprete para la redacción de la Descripción en cuestión (…), es quizá uno de los curacas más conocidos del valle del Mantaro. Don Felipe, identificado como “indio ladino” en varios testimonios, fue quien viajó a España llevando las Probanzas huancas de Luringuanca y Atunjauja. Además, fue el gestor más importante de la probanza de Luringuanca de 1560. El cacique figuró en ella como principal interesado casi desde el principio, pues viajó a Lima y se ocupó del asunto a partir del 10 de julio (la probanza se había comenzado el día 25 del mes anterior). En el documento se hacía un recuento de los principales servicios de su padre, don Jerónimo Guacrapaucar, curaca de la parcialidad de Luringuanca a la llegada de los españoles. Pero no hay que leer esta documentación solo como un esfuerzo por dejar constancias de las acciones del viejo curaca y de su parcialidad en tanto aliados de los conquistadores. También, es preciso detectar en los intereses personales de don Felipe Guacrapaucar en estos documentos, pues era el potencial heredero al curacazgo principal de Luringuanca. Como veremos, sus intereses colisionarían con los de otros pretendientes al curacazgo”.


“Ahora bien, entender los  “intereses personales” de don Felipe implica concebirlos en el contexto propio del siglo XVI, es decir, como enmarcados en la lógica  de supervivencia y adaptación de los señores andinos al régimen colonial. Tanto Waldemar Espinoza Soriano (1971-1972: 181; 1981(1973); 186) como Aquilino Castro Vásquez (1992: 135), por citar dos ejemplos, han presentado a don Felipe Guacrapaucar como un “egoísta”, un “envidioso”, un “pícaro farsante” y un “traidor” para con los indios de su repartimiento y los de los otros curacazgos del valle. La “traición” de Guacrapaucar se explicaría por su condición de individuo servil en lo que a los designios de España se refería. Olinda Celestino, en un trabajo dedicado a las cofradías indígenas del siglo XVIII (1981:13), se refiere a él como uno de los curacas “que frecuentemente rayaron con el fanatismo”. Otro autor, en un exceso de desconfianza respecto de lo que el propio don Felipe Guacrapaucar declaró acerca de sí mismo, ha llegado incluso a sostener que él era en realidad don FELIPE GUAMAN POMA DE AYALA –solo que encubierto-, basándose para esta suposición en argumentos tales como que ambos tenían el mismo nombre de pila (Peñalosa Jarrín 1995:380).  Estas interpretaciones  y apreciaciones toman como eje el hecho de que don Felipe viajara a España, se presentara como cacique principal de Luringuanca sin serlo “oficialmente” y, en opinión de estos autores, pidiera mercedes de las que solo él se beneficiaría. Se le ha acusado, por ejemplo, de ocultar la supuesta probanza de 1560-1561 correspondiente a la parcialidad de Ananguanca, sobre cuya existencia no existe en realidad ninguna prueba”. La entrega de un escudo de armas ha sido, empero, la principal motivación para denunciar al curaca como un típico caso de colaboracionismo y servilismo para con los “invasores” y de traición a su propio “pueblo”. Por esas ironías con que siempre nos sorprenmde la historia del Perú, el escudo de armas de Guacrapaucar es actualmente el escudo oficial de la ciudad de Huancayo, en el valle de Jauja.”           


“Aunque no se sabe con exactitud cuándo murió el viejo curaca don Jerónimo Guacrapaucar, padre de don Felipe y de otros herederos potenciales al curacazgo de Luringuanca, es claro que aquel vivía al iniciarse la “Probanza” en junio de 1560, aunque no viajara a Lima para supervisar su redacción. Un hecho hasta ahora desconocido, proveniente de la “Información” sobre los pleitos de los indios de Jauja que Francisco de Toledo mandó elaborar en 1570, es que fueron precisamente los caciques y principales del repartimiento quienes enviaron a don Felipe Guacrapaucar primero a Los Reyes –a continuar la probanza- y luego a España –para presentarla ante el Rey-. Los caciques y principales se oponían al gobierno de Carlos Limaylla, hermano de don Felipe y cacique principal en ese momento (el propio don Carlos Limaylla declaró ante el virrey en 1570 que “los principales de este repartimiento enbiaron a España a don Felipe Guacrapaucar principal pariente de este testigo, para sus negocios y le dieron 7,070 pesos corrientes, para su gasto y para los dichos negocios en especial para el de la perpetuidad)(Archivo General de Indias, Lima, 28A, 63Q (1570), f. 3v.). En otras palabras, el viaje de don Felipe fue respaldado por los caciques y principales de Luringuanca, quienes encontraron en este personaje una oportunidad para cuestionar la legitimidad de don Carlos Limaylla como cacique principal. Uno de los curacas rivales de don Carlos declaró, por ejemplo, que don Felipe recibió 145 pesos, a su regreso de España, con el fin de que los ayudara en sus pleitos contra don Carlos Limaylla. Casi de seguro, los caciques y principales de Luringuanca buscaban también que don Felipe fuera reconocido como su cacique principal. Don Carlos, por su parte, declaró que “como el dicho don Felipe fue a España y trato con letrados y aprendió a escribir cuando volvió se hizo pleitista y a revuelto el repartimiento con pleitos”. Don Carlos, en cambio, no sabía firmar.”


“Don Felipe estaba en España ya en 1562, con las probanzas bajo el brazo. Se presentó claramente como “cacique principal en el valle de Jauja” y pidió su reconocimiento como tal, así como otras mercedes que retomaré en un momento. El Consejo de Indias ordenó a la Audiencia que se iniciaran las averiguaciones conducentes a concederle algunas de sus peticiones. Pero la petición central no fue satisfecha: a don Felipe se le negó la titularidad del curacazgo principal de Luringuanca. Quizá decepcionado por esto, el 2 de mayo de 1564 don Felipe pidió permiso, presentándose otra vez como “cacique principal del valle de Jauja”, para regresar al virreinato del Perú. Por su viaje a España y por aquello a lo que al parecer se dedicó en los cinco años posteriores a su regreso en 1565 –litigar-, don Felipe fue acusado de “pleitista” y de gastar el dinero de los indios del repartimiento en sus juicios. La acusación ocacionó que el 24 de noviembre de 1570 el virrey Toledo senternciasra a don Felipe a ser desterrado del valle por diez años, con la prohibición expresa de litigar en causas de indígenas (Espinoza 1971-1972: 26-28, 398-406). Don Felipe logró ser nombrado gobernador interino de Luringuanca a su regreso de la Península, pero solo lo fue por enfermedad de quien para ese entonces había logrado imponerse –con la expresa ayuda de las autoridades virreinales- como cacique principal, su hermano don Carlos Limaylla. La aparición de este en los hechos narrados en la probanza de 1560 es más bien fugaz y en esto se ve otra huella de la intervención de don Felipe y de los curacas que lo secundaban al elaborarse el documento en Lima. Así la afirmación de don Felipe de que su hermano don Carlos, cacique principal de Luringuanca, era uno de sus “enemigos capitales” cobra sentido. El apoyo financiero y político de la elite nativa de Luringuanca de que disfrutaba el primero para la redacción y traslado a Epaña de la probanza de 1560 muestra la compleja red de alianzas detrás de la “simple” redacción de la probanza de Luringuanca.”


“Un documento inédito permite seguir el desenvolvimiento de las pugnas entre los miembros de la elite nativa de Luringuanca solo una década más tarde. En 1571, muy pocos meses después de que el visitador Jerónimo de Silva iniciara la “Averiguación de caciques”, otros dos pretendientes al curacazgo de Luringuanca reclamaron sus derechos ante la Audiencia; buscaban así acomodar las distintas legitimidades en juego a la lógica española de la sucesión. A pesar de la voluntad del virrey de su séquito de poner fin a los pleitos por los curacazgos y de arreglar la sucesión a las pautas del derecho español, la medida significó en realidad una oportunidad para que otros curacas reclamaran para sí el cargo que los Limaylla habían venido ocupando”.(Archivo General de Indias, Escribanía de Cámara,514 C(1663-1671), f.36r-37r.)(Los curacas hechiceros de Jauja, José de la Puente, pág.146, 147,148, 149 y 150).


He glosado esta cita bibliografica, por que considero que es un nuevo estudio que debemos conocer, ya que las páginas de la historia nacional hasta la fecha lo ha ignorado, pero a partir de este momento conoceremos quien fue FELIPE GUAMAN POMA DE AYALA, y porqué en su obra “no duda en denunciar abiertamente a los corregidores que “no temen a Dios” y que “destruyen, roban y castigan cruelmente” a los indios. Todos estos abusos muchas veces respaldados por los tenientes de corregidores, los curacas y los curas, fueron los que propiciaron el estallido de la rebelión de Tupac Amaru en 1780. Sin embargo, Guaman Poma también se ocupa de destacar a cabales funcionarios como el corregidor Gregorio López de Puga, quien según el cronista indio fue un funcionario “muy cristiano, amigo y servidor de Dios y de los pobres y de Su Majestad”. En las imágenes que decora su obra se puede observar estas dos actitudes, diametralmente opuestas, ejercidas ante los indios”. (Conquista y Virreinato, José Antonio del Busto, pág.104).


En cuanto, “desembarcaron los españoles en el norte” con Francisco Pizarro, don Jerónimo Guacrapaucar gobernaba como curaca de Luringuanca en el valle del Mantaro, le sucedió su hijo mayor don Carlos Limaylla, hermano de don Felipe Guacrapaucar, identificado como “indio ladino”, quién viajaba, reclamaba y se deferndía valerosamente de sus adversarios, para que le reconocieran como curaca de Luringuanca, al verse denegado se encubre con el nombre de FELIPE GUAMAN POMA DE AYALA, adoptando “Felipe” de su nombre, “Guamán” del quechua “Waman”, que quiere decir “halcón de vuelo”, luego “Poma” o puma, que significa “león andino” y finalmente “Ayala” recoge de la firma invertida de “Juan Alaya” del cacique principal y gobernador del repartimiento de Ananguanca del valle de Jauja, don Juan Apolaya, quién era un poderoso curaca que enfrentaba “una grave acusación por amancebamiento e incesto que ocacionó su reclusión en la cárcel local, denuncia presentada por el fray Diego Larrea Peralta, doctrinero del pueblo de Chupaca, residencia de los caciques Apolaya desde el siglo XVI”, esto era como para  desvincularse de cualquier sospecha de sus rencores y resentimientos, así evitar represalias contra su persona, se amparo en este supuesto nombre, para escribir su valiosa obra titulada “El Primer Nueva Crónica y Buen Gobierno, uno de los libros más originales de la historiografía mundial. En esta obra, de 1.180 páginas y 398 dibujos, que terminó en 1615, poco antes de su muerte, da la visión indígena del mundo andino y permite reconstruir con todo detalle aspectos de la sociedad peruana después de la conquista, a la vez que ilustra sobre la historia y genealogía de los incas. La obra, dedicada al rey Felipe III y enviada a España, se extravió. Hoy se conserva en la Biblioteca Real de Copenhague”. (Wikipedia, La enciclopedia libre)  


Menos mal que estos abusos y maltratos a los nativos no sucedieron en el valle del territorio del que es hoy Tauca ni menos en el valle de la actual provincia de Pallasca, conforme la explicaremos a travez de la historia recogida de sus diferentes fuentes ineditos y que formará parte de la historia nacional.


UNIVERSO INTELECTUAL.- “El poeta e investigador Ricardo Falla aporta una interesante lectura de la literatura española del Siglo de Oro y cómo su reflejo en la poesía del Perú del Siglo XVII fue constituyendo una idea de Nación(..) en su obra “Lo sentido y la palabra” nos ofrece una imagen mucho más cercana: la de escritores en permanente disputa, como las de sus ciudades en competencia por el poder económico. Pero no solo eso. Falla nos muestra cómo el Siglo de Oro Español fue leído en el Perú, con escritores criollos como Rodrigo de Carvajal y Robles, Juan del Valle y Caviedes y Juan de Espinoza Medrano “El Lunarejo”, zanjando sus posiciones frente a la poesía de la Metrópoli y por ello, fueron construyendo el principio de una idea de nación. “Detrás del Siglo de Oro está el conflicto por el comercio de dos metrópolis, la capital Madrid y la emergente Sevilla. Además, tenemos el debate por una propuesta estética, las características del culteranismo de Góngora, que fusionó el elemento grecolatino con el discurso popular. Es un discurso que les parecía abominablesa Francisco de Quevedo y a Lope de Vega, y que solo la generación del 27, siglos después, supo valorar”.(…) “España siempre fue un país de pequeñas nacionalidades con una cultura dominante, la castellana, que podría ser representada por el “Mio Cid”, es decir, la unificación de un estado a través de la castellanización y la guerra” (…) “En el siglo XV llegó a su fin la dominación política árabe en España. Sin embargo, la cultura se mantuvo. Y son los andaluces que llegaron al Perú los que generaron el mozárabe, una visión estética distinta a la visión castellana”. “Para el poeta limeño, el siglo XVII en el Perú, marcó nuestro predominio político y militar como capital del virreinato en toda América del Sur. Y del punto de vista cultural, fuimos lo que Diego de León Pinelo, el rector de la Universidad de San Marcos  entre 1656 y 1658, dijo de esa casa de estudios: una “Atenea Indiana”. En lo que a la literatura respecta, los autores abrazaron el ideal del culteranismo, conjugando en sus versos el elemento cristiano, la cultura grecolatina y los nacientes símbolos locales”. “Más del 70% de los españoles que llegaron al Perú eran de origen andaluz. Ya en 1633, Rodrigo de Carvajal y Robles en su libro “La fiesta de Lima” hablaba del “divino Góngora”, un autor que tomó partido por los andaluces, mientras menospreciaba la obra del castellano Lope de Vega por ser de un autor “envidioso”. “Por su parte, desde Cusco, El Lunarejo sintetizó aquel sentimiento con igual adhesión por lo andaluz”. “Es asombroso que, mientras en Espsaña se criticaba furiosamente la obra de Góngora, en América, la primera voz que lo defendió en todo el mundo, salió del Cusco”. “Así, la poesía nacida en nuestro país por criollos y mestizos resultó, como señala el profeso sanmarquino, un discurso que empesó a construir una idea de nación que dos siglos más tarde recogería una naciente república”. “Fue una acción espontánea de afirmación local –explica-. Uno lee, por ejemplo, en su “Discurso en loor de poesía”, cómo Clarinda, la poeta anónima peruana, exalta el espacio y tiempo peruanos como algo excepcional y distinto de lo español. Ella habla de los reinos del Perú, así como de los talentos, de la grandeza e inteligencia de los peruanos, mientras asocia España con la pobreza, el atraso y la misería. Su discurso es una respuesta a los prejuicios que venían de España”.(Enrique Planas, Los versos del Reino del Perú, c2 Cultura, El Comercio, domingo 27 de diciembre del 2009).      


INTERCAMBIO CULTURAL.- En el Arzobispado de Lima se encuentra gran cantidad de documentación que describen, que en la época del período colonial y del virreinato el valle de Jauja influyó grandemente a nivel nacional, no solo por “su clima benigno, su suelo fértil, su riqueza ganadera, su nutrida población”, sino que también por “los numerosos vestigios que testimoniaban su importancia durante el tiempo prehispánico” (J. C. de la Puente-2007). ”Esta Provincia fue una de las más opulentas de gente en tiempo de los Incas”, como lo afirmaba el cosmógrafo mayor del Reino, Cosme Bueno en 1764. El proceso histórico se inicia a partir de “octubre de 1533, fecha en que la hueste de Francisco Pizarro llegó al valle”, “los habitantes permanentes y temporales del valle fueron protagonistas y testigos de un largo proceso marcado por profundas transformaciones”, desde éstos pueblos se abastecieron a los centros mineros, con harinas, semillas y otros frutos, tanto “a la capital del virreinato, anualmente con cuarenta mil cabezas de ganado de castilla y dos mil de cerda”, “a pesar de no existir ningún asentamiento urbano establecido “ex profeso” para la habitación de españoles y sus descendientes, estos convivieron en el valle con indios, mestizos y esclavos afroamericanos. Desde muy temprano en el periodo colonial, el valle de Jauja fue lugar de paso y escenario del establecimiento de distintos sectores sociales que vivieron en las llamadas doctrinas de indios y transformaron la cultura indígena de modo irreversible”. (José C.de la Puente Luna, Los curacas hechiceros de Jauja-2007, pág. 91-92).  


“En los Andes peruanos de los siglos XVI y XVII, la provincia o corregimiento de Jauja era paso obligatorio para casi cualquier viajero que se desplazara por la red de caminos que unía los principales centros del virreinato. Tras el temprano y frustrado establecimiento de la ciudad capital en Jauja en 1534, no se fundaría ciudad española en la provincia durante el resto del período colonial. El espacio del valle del Mantaro nunca perdería, sin embargo, su marcado carácter de lugar de tránsito y de escenario de un intenso intercambio cultural. De Norte a Sur, dos elementos marcaban la geografía de la provincia: el camino de origen inca que conectaba Cajamarca con Cuzco, por un lado y, por otro, el río Mantaro. Por el camino real, un viajero podía desplazarse hacia el Norte, usando la margen izquierda del río, a través de la ruta que lo llevaría a los vecinos repartimientos de Tarma y Chinchaycocha y a la ciudad de Huánuco. Orientándose hacia el Sur, y usando la margen derecha, el viajero debería recorrer unas 36 leguas hasta la ciudad de Huamanga, con la opción de virar hacia la derecha para dirigirse al mineral de Huancavelica. (José C. de la Puente Luna-2007, pág. 93-94).


EL REGISTRO FOTOGRAFICO.- En este viejo archivo, encuentro un dato que puede ser útil más tarde, se dice: “la primera fotografía se dio en unos documentales aparecidos en el sur del Perú durante el año de 1863, de un aficionado fotografo panameño quellegó tomar vistas fotográficas de paisajes peruanos”,(…) hasta que por primera vez en el díario El Comercio un día domingo 31 de julio de 1898, apareció el retrato del Ayacuchano don Luis Carranza, líder del Partido Civil y había fallecido en Lima”.


CAPITULO  XIII
ORGANIZACIÓN POLITICA SOCIAL
                
EL TERRITORIO DEL VALLE DE LA PROVINCIA DE PALLASCA
NO ESTABA SUJETO A NINGUNA AUTORIDAD ESPAÑOLA
Con esta información que voy a glosar nos va ilustrar y acreditar que el territorio de la provincia de Pallasca, no se encontraba sujeto al mandato ni a la administración de ninguna autoridad que hubiera designado el conquistador Francisco Pizarro y en el virreynato por espacio de muchos años, los naturales solamente se conducían por sometimiento ancestral de desendencia de padres a hijos y de hijos a padres, conservando las interelaciones sociales del hecho natural del lugar familiar, zonal y regional. En caso de haberse designado lo realizaban subjetivamente la orden en el papel desde Lima, jamás se dieron la molestia de ni siquiera conocer los valles interandinos designados; en cambio esto no se produjo con los valles del centro del país como lo veremos:     


“Aun varias décadas después de la Conquista, existía en el valle una larga tradición que recordaba a los antiguos “Apos” y que emergió en la abortada rebelión de 1667 como uno de los símbolos con que don Salvador Cusichaqui pretendió legitimar su autoridad y su prestigio para  gobernar el curacazgo de Atunjauja. Siendo los “Apos” señores designados por sus propios subditos y reconocidos por los incas –al menos eso se pensaba hacia 1666-, el término oponía el peso de esta tradición a la autoridad de los curacas que habían sido más bien designados por los funcionarios coloniales y que les daban “mal gobierno y no les hacian justicia ni despachaban sus pleitos y negocios. (…) De acuerdo con su confesión, finalizado el alzamiento, los indios volverían a vivir “en su ley antigua”. Al parecer, la expresión guarda estrecha conexión con la época de las “behetrías” en los Andes, el tiempo de la “gentilidad” anterior a la conquista inca. Una “Información” mandada a elaborar en el valle en 1582 nos describe este tiempo mítico muy bien. Según los caciques principales que informaron al corregidor”, decian:           
“en tiempo de su gentilidad, antes del Inca, nunca fueron sujetos a nadie, más de que en cada uno destos repartimientos tuvieron y conocieron por sus señores a los indios más valientes que hubo; como fueron; en Atún Xauxa, a Auqiszapari y a Yaloparín, indios valientes; y en Hurin Guanca, a Canchac Huyca y a Tacuri y a Añaña, indios valientes; y en Hanan Guanca, a Patan Llocllachin y a Chavin; y en los Chongos, Patan Cochache, indios valientes” (Vega 1965 [1582]: 169).


De este párrafo, podemos deducir: “Primero, el testimonio menciona hasta en tres ocasiones a los “indios valientes” que, según la tradición, señorearon el valle” de Jauja. “Segundo, los curacas guardaban aún en 1582 claro recuerdo de aquellos “indios valientes” que comandaron las distintas parcialidades”. “Tercero, dicho tiempo de la “gentilidad” se habría caracterizado por la ausencia de cualquier dominio foráneo –“nunca fueron sujetos a nadie”-. “Asi, es casi seguro que la noción  de una vuelta a la “ley antigua” que la declaración del líder rebelde de 1666 contiene, y cuyo original quechua se ha perdido, aludía precisamente a ese tiempo de la gentilidad en que los indios del valle no debieron tributar a ningún señor más que a sus “valientes”.


En este caso, en el territorio del valle interandino de la que hoy es la Provincia de Pallasca, no tuvo caciques ni menos “indios valientes” según la tradición preinca nunca tuvo enfrentamientos con sus vecinos, jamás fueron conquistados por los Incas ni menos fueron conquistadores, nadie comandaba a nadie, porque no tenían ni formaban cacicazgos menos parcialidades, vivian libres y dispersos, desde épocas preincas vivian en un tiempo de la “gentilidad” que se habría caracterizado por la ausencia de cualquier dominio foráneo –“nunca fueron sujetos a nadie”- en todo el valle interandino de la que hoy es la Provincia de Pallasca, ni siquiera en el reinado de Tupac Yupanqui (1470-1493) que conquistó y sometió difícilmente a los “ayahuacas” que fueron los primeros pobladores de la provincia de Piura en el norte del Perú, en las crónicas de Gracilazo de la Vega  y de Cieza de León, podemos advertir que no eran tan fácil someter a los nativos siempre corrían mucha sangre durante estos enfrentamientos con los pueblos importantes del cual iban aprovecharse algún servicio a favor del Inca; en cambio existian gran cantidad de valles insignificantes en muchos otros lugares de los Andes de difícil acceso por su aislamiento geográfico. En cambio, en los valles del Cuzco, Mantaro y Cajamarca, fueron ocupados por casi todos los españoles por la fácil comunicación del famoso camino de los incas, en cuyos valles que llegaban se apropiaban de sus tierras de los naturales y cometieron muchas injusticias contra los indios de esos lugares, por eso el líder rebelde de 1666 don Salvador Cusichaqui, planteaba regresar a la “ley antigua” que significaba volver a ese tiempo de la gentilidad en que los indios de todos los valle de los Andes que no habían sido sometidos al Imperio no tributaban a ningún señor, solamente lo hacían a sus “valientes” Incas que se habían conquistado. (Archivo General de Indias Audiencia de Lima, 259, n°. 11 (2) [1669], f.51r-52v.)(José de la Puente, pág. 247).


ENCOMENDEROS Y DOCTRINEROS:- José de la Puente Brunke de la Pontificia Universidad Católica del Perú, nos comenta que “en los primeros tiempos de la colonización del Perú fueron los encomenderos quienes prácticamente monopolizaron el poder, tanto en el aspecto económico como en las vertientes social y política. La encomienda americana no supuso posesión de tierras, sino entrega de indígenas y de su fuerza de trabajo. En este sentido, los indios que los encomenderos recibían trabajaban y tributaban en beneficio de éstos. Por su parte, los encomenderos adquirían también una serie de obligaciones para con sus indígenas tributarios. De ellas, fue justamente una de las más importantes la de encargarse de velar por la evangelización de sus indígenas, ya que precisamente la tarea misional estaba en las bases de la justificación de la conquista española de América. Por eso, desde los inicios de la colonización las autoridades metropolitanas pretendieron establecer una íntima conexión entre la encomienda  y la evangelización. En esos primeros tiempos estaba dispuesto que cada encomendero debía residir muy próximo a sus indígenas, para poder cumplir con sus obligaciones, entre las cuales estaba la de velar por la catequización de aquéllos. Es más: no podía otorgarse encomienda a alguien que no pudiese residir cerca de sus indios. Sin embargo, esta obligación fue pronto variada, en vista de que la mayoría de los encomenderos se habían convertido en un obstáculo para la labor evangelizadora. (en el caso del valle de la provincia de Pallasca ya veía en forma independiente su evagelizador estable desde que llegó el capitan Alonso de Molina) En unos casos, el obstáculo venía dado por el hecho ya aludido de impedir que los doctrineros entraran a los pueblos donde residían los indios a ellos encomendados; (en el caso del territorio del valle interndino de la provincia de Pallasca, no existían pueblos solamente eran familias dispersas, sin mayor relevancia y que además jamás llegó el encomendero por estas tierras); en otras ocaciones, el obstáculo estaba configurado por las eventuales connivencias entre encomedero y doctrinero en perjuicio de los naturales. Posteriormente, y por todo ello, se dispuso que bajo ningún concepto residiese el encomendero en los pueblos donde lo hacían sus indígenas, ni que entrase por motivo alguno a ellos; y que cumpliese la obligación de vecindad instalándose en la ciudad cabecera de la jurisdicción donde se localizasen los indios a ellos encomendados (Cédulas reales, fechadas en 1555, 1559, 1563, 1569 y 1609 se prohibió a los encomenderos residir en los pueblos donde lo hacían los indios de sus repartimientos.Solórzano Pereyra, Política indiana, Madrid 1647, lib.III, Cap.III, N°I).(estas diversas cédulas reales favorecieron al territorio del valle interandino de la provincia de Pallasca, para que viviecen en forma independiente sin estar sometido a los caprichos de su encomendero que ni siquiera lo conocian la única autoridad que tenían era su evangelizador). Esta disposición significó el inicio de una nueva etapa, en la cual “comienza la evangelización sin el estorbo de los encomenderos”, quienes habían sido en teoría los encargados de cuidar por su normal desarrollo (Pérez Fernández, Isacio, 1988, p.274).


“Pero en esas primeras y convulsionadas décadas de la colonización muchas encomiendas carecieron de doctrinero, por diversas razones: no abundaban las personas calificadas para ello; las propias guerras civiles fueron un gran obstáculo para la organización de la labor evangelizadora; como sugiere Lockhart, posiblemente a muchos clérigos o religiosos no atraía el residir en los repartimientos, con la consiguiente lejanía o aislamiento de las poblaciones españolas, percibiendo una paga muy corta, y ocupando una posición ciertamente no brillante en términos sociales. (…) el sueldo promedio anual de los doctrineros se situaba en torno a los 300 pesos (James Lockhart, El mundo hispanoperuano 1532-1560)(en el caso del valle de la provincia de Pallasca frayle evangelizador no percibía ningún sueldo, solo vivia de las limosnas recibidas de parte los naturales).


Para esto es muy útil la consulta de un significativo documento en el que se expresan las diversas formas con que encomendaron indios: “El documento carece de fecha y de firma, y lleva por título “La forma que en estos reinos del Perú han tenido de depositar y encomendar los naturales de él los gobernadores Francisco Pizarro y el Licenciado Vaca de Castro y Presidente Gasca y el Marqués de Cañete y el Conde de Nieva y comisarios y el Licenciado Castro y el Visorrey Francisco de Toledo”. Archivo General de Indias (Sevilla), Patronato, 231, N° 7, ramo 1). De acuerdo con este documento, la obligación de evangelizar que todo encomendero contraía se especificó desde los primeros depósitos otorgados por Francisco Pizarro. “En los primeros tiempos, se utilizó el término “depósitos” en razón de que lo que Pizarro hacía era depositar determinados indios en cabeza de un español, a la espera de una más clara regulación por parte de la Corona de todo lo relacionado con el sistema de encomiendas que se pretendía implantar en el Perú”. Luego, cuando ya el marqués gobernador empezó a otorgar formalmente encomiendas, reiteró la obligación que cada beneficiario contraía de instruir a sus indios en la doctrina cristiana: “y que habiendo religiosos que doctrinen los dichos indios los traigáis ante ellos para que sean instruidos en las cosas de nuestra religión cristiana”. Igualmente, se señalaba la grave responsabilidad que debía pesar sobre las conciencias de los encomenderos si no colaboraban en la tarea evangelizadora: “de los cuales dichos indios os habéis de servir conforme a los mandamientos reales y con tanto que seáis obligado a los doctrinar y enseñar en las cosas de nuestra santa fe católica y les hacer todo buen tratamiento como Su Majestad manda y si así no lo hiciéreis cargue sobre vuestra conciencia y no sobre la de Su Majestd ni mía que en su real nombre vos los encomiendo”.(…) Si bien quienes directamente concedían en el Perú las encomiendas no dejaron de señalar claramente la obligación que todo encomendero contraía de velar por la evangelización de los naturales, las propias autoridades metropolitanas, también desde fechas muy tempranas, establecieron explícitamente la obligación evangelizadora de los encomenderos del Perú. Por ejemplo, por real cédula de 3 de noviembre de 1536 se especificó que todo español que en el Perú recibiera indígenas, en depósito o en encomienda, tenía la obligación de proporcionar un clérigo, un religioso o, a falta de ellos, una persona lega de buena vida y ejemplo, con el objeto de instruirán la fe católica a los encomenderos. (Fernando de Armas Medina, o.c. p.119). Sin embargo, el descuido en cuanto a la labor de evangelización con respecto a los indios encomendados no fue en todos los casos sólo atribuible a negligencia de los encomenderos. Por ejemplo, las guerras civiles entre los conquistadores (…) causaron gran devastación entre la población indígena, y evidentemente dificultaron la labor evangelizadora. Unido a ello, sobre todo en los primeros tiempos, el hecho de la escasez de misioneros, y su disposión y falta de enlace, el resultado fue que efectivamente la catequización de los indígenas no se acometió de manera ordenada. A esto también debemos añadir, como señala Vargas Ugarte, el hecho de que los conquistadores no tuvieron, por lo general, “ideas fijas sobre el modo de atraer a los indios a la fe (…), el 29 de julio de 1536 se expidió una real cédula disponiendo que el gobernador Pizarro debía echar del Perú a los religiosos que “no han dado ni dan buen ejemplo, antes bien viven escandalosa y deshonestamente”.   


José Antonio Del Busto nos relata que “Fue la encomienda una institución por la cual la Corona premiaba a un conquistador con un grupo de indios en calidad de tributarios. El conquistador, en este caso, era el encomendero, y los indios, los encomendados.(…) La encomienda nunca significó entrega de tierras al encomendero, tampoco la esclavitud para los indios. La encomienda fue una fuente anual de subsistencia que concedía la Corona a los conquistadores y, al mismo tiempo, un seguro de vejez, a cambio de defender, evangelizar y enseñar las buenas costumbres a los aborígenes. En el Perú, la encomienda pasó por tres momentos bien identificados: la encomienda pizarrista, la encomienda lagsquiana y la encomienda toledana”.


“La encomienda pizarrista se debió a Francisco Pizarro. Este por la Capitulación de Toledo tenía licencia para encomendar indios, pero luego el Consejo de Indias prohibió que lo hiciera, alegando que la encomienda entraba en una etapa de estudio y reaorganización. Los soldados de Francisco Pizarro, empero, le pidieron a este que cumpliera lo ofrecido y el Conquistador, atendiendo a sus necesidades, les concedió indios tributarios no encomienda sino en depósito, es decir, les depositó indios, no se los encomendó. Fue una jugada legal, porque obedecía a los consejeros de Indias no otorgando encomiendas, pero premiaba a todos sus soldados como si fueran encomenderos utilizando la figura del depósito. El español fue el depositario y los indios los depositados. Esto sucedió en 1534. Pronto se vio que la dación de depósitos adolecía de una serie de defectos: mal reparto de los indios, desconocimiento de sus territorios, mala información de su riqueza productiva. Sin embargo, lo peor fue que los depositarios quisieron cobrar el tributo en oro, y los depositados no tenían oro suficiente para pagar sus tributos. En 1538 se hizo la primera tasación de conocer mejor la realidad y mejorar las cosas, pero a la muerte de Francisco Pizarro (26-6-1541) las vistas de la tierra continuaban y no se había llegado a nada definitivo”. (José A. Del Busto, Conquista y Virreynato, pag.50, 51).                            


Como se podrá advertir claramente que en cuanto Francisco Pizarro, llega a Cajamarca el día viernes 15 de noviembre de 1532, y el día sábado 16 de noviembre de 1532, capturan a Atahualpa, y el sábado 26 de julio de 1533 fue sentenciado a muerte de garrote. El día 11 de agosto de 1533, Francisco Pizarro siguiendo el camino del inca o Cápac Ñan, pasó por Ichocán, Cajabamba, Huamachuco, Santiago de Chuco, Andamarca, Totopampa, Corongo, Huaylas (31-8-1533), Caraz, Yungay, Huaraz, Recuay, Chiquián, Cajatambo, Oyón, Bombóm, Punrún, Tarma, Jauja (11-octubre- 1533), Huancayo, Pucará, Azángaro, Vilcashuamán, Andahuaylas, Abancay, Limatambo, Jaquijahuana, llegando hasta Cusco (14 de noviembre de 1533) en compañía del nuevo soberano quechua (Manco Inca Yupanqui). Pizarro tomó posición de la ciudad y cuatro meses después, el 23 de marzo de 1534, hizo su fundación española. Fue la segunda ciudad cristiana del Perú. Después Pizarro, regresa al valle del Mantaro, donde había dejado una guarnición a cargo del tesorero Alonso de Riquelme, fundó Jauja el 25 de abril de 1534. De este lugar como su capital de su gobernación, sin perdida de tiempo conformó comisiones exploradoras secretas con sus soldados más allegados y de absoluta confianza, para explorar los lugares desconocidos y recolectar oro y plata, localizando además las minas entre los valles interandinos alejados, sin que se enteraran “los oficiales reales que representaban al rey el contador Antonio Navarro, el veedor García de Salcedo y el tesorero Alonso de Riquelme”, quiénes informaban a España de los descubrimientos realizados por Francisco Pizarro, se dice: “que partieron de Jauja, uno de dirijió hacia los valles de Huancavelica y Ayacucho, otro al sur de Abancay y Apurimac, con destino hacia Arequipa, otros hacia la ceja de selva y entre los últimos hacia Huaraz y Huamachuco”, según se manifiesta en el manuscrito del soldado Sebastián Mesa de Enciso, Jauja, 1534.


Quiere decir entonces, que el valle interandino de la provincia de Pallasca permaneció intacto, desde que llegó a Cajamarca (15-11-1532), su encomendero y gobernador Francisco Pizarro no tuvo tiempo suficiente como para encomendar a los naturales de estos y los muchos otros valles de los Andes desde Lima, y además del desconocimiento de sus territorios, la falta de información de los lugares en donde existian los naturales, el mal reparto de los indios, durante los turbulentos escasos nueve años que vivió, hasta el día 26 de junio de 1541 que fue dado muerte en Lima a los 62 años de edad por los almagristas, todos estos defectos dio lugar a que se quedara el Perú sin gobernador ni autoridad política alguna que los gobernara. Sin embargo, por suerte inesperada varios valles interandinos fueron explorados y conocidos como en este caso por el paso de la Comitiva del capitán Alonso de Molina, que en misión oficial exploradora de los sucesivos valles interandinos que se guardaban entre la agreste geográfia de la Cordillera Negra de los Andes, a su paso hacia el Norte del Perú; iniciado desde Jauja, pasando por Huaraz, hasta llegar a Huamachuco, conforme al itinerario relatado en el manuscrito del soldado Mesa de Enciso antes ya mencionado del año 1534.      


“La encomienda lagasquiana se debió a Pedro de la Gasca que trajo facultades para premiar a los conquistadores con encomiendas de indios. La Gasca mandó visitar la tierra, tomar cuenta de sus habitantes aborígenes y crear la tasa y la retasa, vale decir, lo que se debería dar por parte del indio o lo que se debía protestar si no estaba conforme con lo tasado. Se ordenó que el encomendero perdiera su encomienda si incurría en apostasía (delito contra Dios), alevosía (delito contra el rey) y sodomía (delito contra natura). Aun así, perduró en mucho el desorden y se generó descontento tanto entre los indios como entre los españoles”.(José A. Del Busto, Conquista y Virreinato, pag. 51).


Los efectos de esta encomienda tampoco llegaron al valle interandino de la Provincia de Pallasca, como a muchos otros valles interandinos a lo largo de los Andes, por la misma razón anterior de “que algunos encomenderos solicitaron al rey el envió de clérigos al Perú, por ser insuficiente el número de doctrineros para llevar a cabo la labor de cristianización de los indígenas. Asimismo, no fueron pocos los casos, en los primeros tiempos de la colonización, cuando aún no estaba establecida la jerarquia eclesiástica, en los que los encomenderos llamaron a los religiosos para que realizaran su tarea evangelizadora”.(…) Por otra parte, con frecuencia los propios doctrineros demostraron conducta bastante reprobable en el desempeño de sus funciones. Por ejemplo, en los primeros tiempos, cuando la designación de los doctrineros dependía exclusivamente de los correspondientes encomenderos, éstos en muchos casos elegían para tales funciones a aquellos curas que no les impidieran el obtener las máximas ganancias de la población encomendada, o –peor aun- a quienes pudieran colaborar con ellos en sus granjerías. Incluso en ciertos casos se trató de parientes de los propios encomenderos. Ya en 1597, y con el proposito de frenar en algo ese tipo de excesos, las autoridades metropolitanas dispusieron, con respeto a todos los territorios indianos, que no se encargara de las doctrinas de indios encomendados a deudos ni a parientes de los poseedores de esos repartimientos.” Fr. Domingo de Santo Tomás en su carta que escribió en 1563, decía: “Hasta ahora ha habido en esta tierra un gran desorden y monstruosidad y es que los encomenderos proveen en sus encomiendas los sacerdotes que quieren, para la doctrina de los indios y las más de las veces quieren los que no deben, porque proveen los que les ayudan a sacar mejor sus tributos y tienen cuenta con sus granjerías y aun algunas veces con quien pasen su tiempo en jugar (…) y los prelados no han sido parte para quitar ni poner en las doctrinas sacerdotes sino quien los encomenderos quieren…”(Vargas Ugarte, o.c.,vol.I, p.126). “Y muchas fueron las quejas contra el mal proceder de esos doctrineros, acusándoseles de “interesados y codiciosos y más atentos a juntar buenos pesos de oro para volverse a España con ellos que a catequizar a los indios y arrancarlos del error” (Vargas Ugarte, o.c.volI, p.127). En este sentido, en ciertos casos los doctrineros aprovechandon su status religioso para obtener trabasjo gratis de los indígenas, al punto de producir en ciertos casos celos de los encomenderos” (Stern, o.c., p.86-87).


José A. Del Busto, nos relata que: “La encomienda toledana fue una mejor solución. Los indígenas, por causa de las guerras civiles de los conquistadores, habían perdido su lugar de residencia y andaban errantes sin tener verdadera ubicación. Para evitar y que la organización se perdiera, el virrey Francisco de Toledo reglamento definitivamente el régimen de la encomienda. Mandó que fueran juntados todos los indios en pueblos o reducciones y que no pudieran vivir en otros lugares. Alli los empadronó, lo que se hizo con bastante orden, porque las visitas a las provincias habían arrojado 695 encomiendas con un total de 325,899 tributarios, los cuales daban una renta bruta de 1,205.032 pesos en 1572. Dispuso que la provisión fuera el único título válido para poseer una encomienda y anuló todo documento anterior que las hubiera concedido. El método de las reducciones  resultó adecuado y gracias a él hoy existen más de 500 ciudades peruanas. Se frenó, por otro lado, la disminución de los indios y se entronizó un mayor orden para todos. Los indios afectados, finalmente, solo tributarían entre los 18 y los 50 años de edad. Antes y después de ello no pagarían nada. Con la institución de la encomienda la Corona (España) economizaba un ejército. En efecto, cada vecino encomendero tenía la obligación de servir al rey, con sus armas y caballos, cada vez que hubiera necesidad de guerra.(…) Las encomiendas terminaron por la Real Cédula del 12 de junio 1720, después de una vigencia en el Perú de cerca de 200 años. Continuaron en Chile hasta 1780”.   


LOS CORREGIDORES DE INDIOS.- José de la Puente Brunke, nos relata: “Quizá el interese de ciertos doctrineros por continuar realizando prácticas ilícitas de diverso tipo estuvo en la raíz de algunas de las muy frecuentes quejas que los eclesiásticos formularon contra la creación de la figura del corregidor de indios. En efecto, en 1565 el gobernador Lope García de Castro había decidido el nombramiento de los corregidores, viendo en ello muchas ventajas: entre otras cosas, estas nuevas autoridades, según él, controlarían de manera más eficaz cualquier posible rebelión indígena que se suscitase, terminarían con los abusos inferidos a los indios por los viajeros o por los propios curacas, y reunirían a los naturales en núcleos urbanos. Muchos eclesiásticos acusaron a estas nuevas autoridades de abusivas y corruptas. Si bien sabemos que esto fue bastante cierto, no lo fue menos el hecho de que los corregidores aparecieron como autoridades que disminuirían el poder de los sacerdotes, observarían su conducta y eventualmente también supondrían una competencisa en las actividades ilícitas (Rafael Varon Gabal). En otras ocaciones, sin embargo, los doctrineros se aliaron con los indios tributarios para lograr que éstos pagaran menor tributo a su encomendero. Una modalidad fue, por ejemplo, la de ayudar a los naturales para consignar a tributarios escondidos entre los muertos y los ausentes. En este sentido, por ejemplo, el ya citado Hernando Palomino encomendero en la jurisdicción deHuamanga, se quejó de que los doctrineros de sus indios soras certificaban falsamente la muerte de no pocos indígenas, para que no fueran contados entre los tributarios (Steve J. Stern, Los pueblos indígenas del Perú, 1640, p.155). A medida que se fue estableciendo de manera general el sistema de las tasaciones, los doctrineros empezaron a percibir para su sostenimiento cierta parte del tributo de los repartimientos, ya fuera en especies, en moneda, o incluso en algunos casos en trabajo. Muchos se las ingeniaron para obtener el mayor provecho de esas asignaciones; en ese sentido, por ejemplo, en ocasiones negociaron con los productos vendiéndolos en mercados urbanos, ganando así cierta utilidad adicional. Fueron frecuentes los negocios de ese tipo, a pesar de las criticas que recibían y de diversas medidas oficiales dirigidas a impedirlos”.


Como queda debidamente demostrado que estas autoridades nombrados como los corregidores de indios, tuvo su base primordial en Lima, según Guaman Poma decia: “La dicha ciudad de Los Reyes de Lima, corte real, adonde reside su majestad y su corona real, presidentes y oidores, alcaldes de corte y justicias, doctores, licenciados, y los Excelentísimos señores visorreyes, de adonde gobierna todas las Indias Orientales, Occidentales; todo lo que toca al casta y generación de indios (…) de donde gobierna su santidad y su majestad, y es tierra de mucha comida y rica de plata, donde gobierna el cardenal, para el gobierno de la Santa Madre Iglesia de Roma, y en la dicha ciudad reside señoría Inquisidor y familiares, y señoría de la Santa Cruzada, y los reverendos prelados, comisarios y vicarios generales, abadesas generales de este reino, con toda su policía y cristiandad…”, esto era los escasos lugares del Perú; pero no llegaron en absoluto por los valles interandinos de los Andes, menos por el valle de la Provincia de Pallasca, del Departamento de Ancash. 


CORREGIDOR DE LA PROVINCIA DE HUAYLAS.- Con el fin de corregir los abusos que se cometían los encomenderos con los súbditos indígenas y además no haber cumplido con la enseñanza de la doctrina cristiana en cada jurisdicción del repartimiento o encomienda, el Virrey don Francisco de Toledo, designó al primer Corregidor de la Provincia de Huaylas el 30 de marzo de 1576, a don Diego de Escalante, señalándose como jurisdicción los Repartimientos de Huaraz, Marcará, Recuay y Huaylas.


El 30 de setiembre de 1579, se designo al segundo Corregidor don Juan Palomino, incrementándose su jurisdicción con las reservadas a la esposa del Conquistador, la princesa inca Inés Huaylas Yupanqui.


POBLACIÓN PREHISPANICA DEL VALLE DE TAUCA.- Después de haber realizado un profundo estudio de los más reconocidos arqueólogos, he llegado afirmar que el poblamiento del antiguo territorio Tauquino, se produjo aproximadamente hace más de 8 a 5 mil años, el suelo nos muestra los vestigios que aún permanecen vigentes muy incipientes nos demuestran la presencia del ser humano en épocas muy remotas, las cerámicas como los restos de tiestos o cerámicos, otros materiales culturales en el suelo donde esta asentado la actual Iglesiabamba, Cushy, las herramientas líticas de labranza son testimonios que hablan por sí solas de su antigüedad y posteriormente por circunstancias desconocidas fueron abandonadas. Pero se cree que por las ambrunas o las plagas en ese tiempo les haya diezmado a sus habitantes. Naturalmente se demuestra que la formación de las culturas con cultivo no evolucionado o sea de los complejos de cereales, tubérculos, de otro lado la horticultura tan caracteristicos para el Neolítico.


El territorio de Tauca como todo el valle de la Provincia de Pallasca, desde hace siglos prehistóricos siempre han impulsado “la cultura organica” en toda la región, y gracias a este hecho humano que ha generado primordialmente la producción agrícola en toda la extensión de valle de la provincia, el mismo que ha plasmado una buena actividad natural de sus tierras comunales, desde luego que ha favorecido la conservación de sus naturales paisajes y de su gente del lugar, tanto en su nutrición como en el cultivo de sus tierras fértiles, por eso sus tierras ha producido saludables productos de todo índole como hortalizas, variables tubérculos, hierbas aromáticas, árboles frutales, variadas clases de menestras, crianza del cuy, la casa de perdices y otras especies de los montes y quebradas como de palomas y “biscachas”, del preparado del “paragoll” que es el primitivo pan de maíz, posteriormente el preparado de panes de trigo y de cebada como la “semita” cernida, que fueron hechos artesanalmente, fabricado de quesos y leche de sus llamas y vicuñas, posteriormente de sus cabras y vacas, el uso de sus huevos de perdices y de sus palomas, a su propio entender de campo dotaban de magníficas semillas de primera calidad, todo esto ha formado a sus habitantes fornidos, sanos, activos, con ciertos hábitos de vivencias climaticos resistible a cualquier altura del valle, pocos se enfermaban y en este caso, eran curados con las mismas plantas curativas que producían en el valle o en las punas, así supervivian su familia y de sus dispersos vecinos que rodeaban el extenso valle de la provincia de Pallasca.


POBLACION COLONIAL.- En este sentido la población prehispanica de 1534 es solo una fecha referencial. Lastimosamente las cifras de la población del valle de Tauca era dispersa por sus lugares alejados, en cuanto llegaron los españoles y tomaron posisión de su territorio fue el domingo 18 de setiembre de 1534, en una hondonada sin habitantes y en cuanto se movilizaron a explorar sus valles la población resultaba fragmentaria, en un reducido número de naturales conforme se dice en el manuscrito de la Comitiva de Alonso de Molina, no se detalla claramente la cantidad de naturales, pero si brevemente se dice que fueron muy pocos, no solo sucede con el valle de Tauca, sino que también existe muchos otros enunciados en documentos provenientes de otras regiones de la sierra andina que no se precisan la población; en nuestro caso podemos afirmar que en el siglo XVI, la población fue de pocos varones y más mujeres pero no se distinguen edades, solo se atienen brevemente a citar las cantidades encontradas a simple vista y este calculo superficial no pasaban de 60 naturales dispersos, a esta suma debemos agregar en las tendencias demográficas más generales debemos incluir a los indios forasteros y a los españoles forasteros que llegaron a este lugar, y debe tenerse en cuenta que también habían indios o españoles que decidían trasladarse al valle, constituyéndose de todas maneras una población típicamente movible de una significante relevancia durante estas épocas y después veremos los resultados durante el período colonial. Pues estos grupos posteriormente se van a convertir en una sociedad “mixta” o “mestizos”, todos constituían una población significativa a fines del periodo colonial.


Las personas encargadas de recolectar los tributos por este valle del territorio de Tauca de toda la provincia de Pallasca, fracasaron por no existir indios tributarios que entendiera esta supuesta obligación, ya todos vivian independientes a lo natural, sin contar con un cacique o un liderazgo, hasta que llegaron al territorio de Tauca los españoles integrando la Comitiva exploradora del lugarteniente Francisco Martín de Alcántara; es decir, que durante los siglos XVI y XVII, son muy fragmentarias como en otras partes del Perú. 


En muchos testimonios se confirman que el territorio de Tauca de la provincia, fue un espacio de valle en el que cohabitan temporal o permanente de naturales, españoles, mestizos, y mulatos fue una costumbre en el periodo virreinal, en este caso la presencia indígena fue la mayoría en todo la provincia, existen razones fundadas para sostener que la provincia no contó con curacas sino con gobernadores y autoridades edilicias, en donde muchos españoles mestizos se dedicaban a la labor de arrieraje, a la ganadería y a la minería y al prospero negocio de los obrajes, era el complemento preferido en las ventas y estancias de ganado que en su mayoría se encontraban en las partes altas de los pueblos que se desarrollaba en toda la provincia, por eso en 1569 por las punas se llevaban en manadas llevados por los “sacadores”, mercaderes y arrieros, que constantemente y cada semana transitaban por todo la provincia,  Los arrieros usaban las mulas para llevar o trasportar lana, ropa de bayeta, papas, maiz, para llevar a Corongo, yupan, La Pampa, frutas, agua ardiente, la “ropa de castilla” que traían de Huaraz o de Lima, Cabana, Huandoval, Conchucos y otros, traian el queso, de otros bienes de productos de la provincia.


De acuerdo a los documentos figuran los denuncios clandestinos de nuevas vetas de minerales, existían familias que se heredaban la labor de explotarlas los nuevos yacimientos en los cerros, la venta de socavones y las donaciones y transferencias graciosas de varias vetas de oro y plata esta actividad extractiva ya no tenía mucha importancia por que era de unos pocos, mas dedicaban a la agricultura, en forma clandestina existian los “huaqueros” que se dedicaban al saqueo de sitios prehispanicos, muchos aventureros atraidos por buscar piezas de oro y plata en los restos arqueológicos y sepulturas prehispanicos, que encontraban en los cerros y en las cumbres, como en algunos lugares del valle, en una “cédula real de 1564 daba cuenta de cómo los españoles que residían en él se dedicaban a descubrir minas, guacas, enterramientos y tesoros enterrados.


Así como en muchos protocolos notariales que se conservan en diferentes lugares del pais especialmente en los archivos locales (1620-1639), en estos existen escrituras de ciertos individuos que se apropiaban de las tierras haciendose aparecer como los “hacendados” de muchos lugadres de la provincia, su prosperidad se producía siempre en desmedro de los nativos, en otros la crianza de ganado en las punas resultó rentable muchos se dedicaron a esta actividad para producir lana para los textiles, este fue durante el periodo colonial.


CAPITULO  XIV
EL EVANGELIO EN AMERICA
       
EL EVANGELIO EN AMERICA.- El Mons. Severo Aparicio, nos da “una visión histórica de la labor misionera llevada a cabo, en el ámbito del virreinato del Perú, por las cinco Ordenes religiosas designadas por la Corona para dicha empresa. Representantes de las órdenes de Santo Domingo, San Francisco, la Merced, San Agustín y la Compañía de Jesús, (…) la contribución de cada familia religiosa a la tarea común de la evangelización de la población nativa del Perú”. “Juzgamos pertinente hacer algunas consideraciones y señalar ciertos hechos en torno a la evangelización del Perú, como ayuda para una mejor visión de los orígenes y gestación de nuestra vida cristiana. Esta labor se cumplió dentro de especiales circunstancias. En efecto, las enormes distancias en medio de la difícil geografía, las inclemencias del frío de las zonas andinas o del calor agobiante de los valles, el desconocimiento de las lenguas nativas, la escasez de misioneros y las guerras civiles de los primeros años, fueron factores que, desde la partida, constituyeron un permanente desafío para el misionero y mediatizaron su labor. Por otra parte, cabe subrayar que la acción misma de la evangelización se vio condicionada, y en algún sentido mediatizado por la permanente intervención de la autoridad civil en nombre del real patronato, y no pocas veces por la de los propios obispos, celosos por sus derechos y atribuciones. Las frecuentes discrepancias y controversias en torno a las doctrinas entre virreyes, obispos y superiores religiosos, así lo demuestran. Es innegable que en el fondo de todo ello estaba el hecho de haber utilizado la Corona para sus fines políticos y en forma permanente, la autoridad moral de la Iglesia en estas tierras. Así se explica la casi total exclusión de la intervención del Romano Pontífice en el gobierno de la Iglesia de las Indias, como también la directa intervención de la Corona, a través del Consejo de Indias, en todos los aspectos del gobierno de la Iglesia, hasta en el nombramiento de canónigos. Al respecto, manifestaba toda la realidad y toda la verdad lo que, con ocasión de un concilio provincial, en una discusión entre el arzobispo de Lima y el obispo del Cuzco, por un lado, y los superiores provinciales,  por otro, sobre las facultades de los religiosos en las doctrinas, dijo el obispo del Cuzco: “que en las Indias casi no ay iglesia, porque Vuestra Majestad se lo es todo”. Como refirió al rey el provincial de la Merced, Fr. Nicolás de Ovalle, por carta de 19 de marzo de 1591. Dentro de esta política de la Corona estaba también la prematura creación y organización de obispados en estas tierras. (…)Con este criterio político antes que por razones misionales, Lima, una pequeña población, fundada en 1535 en medio del arenal, a orillas del río Rimac, en forma prematura fue convertida el año 1541 en sede episcopal, y en 1546 elevada a arzobispado. En forma forzada fueron trasplantadas a Lima las instituciones, usos y costumbres de la catedral de Sevilla, una iglesia ya con muchos siglos de existencia. Pudiéndose constatar poco después, como natural consecuencia, el caso de numerosos clérigos que exigían beneficios eclesiásticos pero que se resistían a ir a trabajar en lejanas doctrinas. (…). Otro caso de trasplante prematuro de instituciones españolas podría señalarse en la creación, en 1551, de la Universidad de Lima, a los escasos 16 años de la fundación de la ciudad, si bien al principio sólo como un centro de estudios teológicos de los religiosos dominicos, pero con la prohibición de que ni los indígenas ni los mestizos pudiesen ingresar en sus aulas para acceder al sacerdocio. Así, pués, antes de establecer centros elementales para enseñar a leer y escribir, y antes de brindar la cultura básica a la juventud, de un salto, fue instalada una universidad con los privilegios de la de Salamanca. Obra loable, pero otra parte, pero que servirá sólo para la educación de la élite eclesiástico-laica, mientras que la población en general quedará al margen de la instrucción y de la cultura por toda la colonía. (…) el sistema imperante implantado por España en el territorio peruano consistía en la política extractiva y de explotación (…) el pueblo permaneció en la más completa ignorancia”. (Rev.Peruana de Historía Eclesiastica-1992), con este comentario dejamos plenamente aclarado que Fray Domingo de Santo Tomás, Fray Pedro Cano, Fray Pedro de Ulloa y otros, jamás llegaron al territorio de Tauca ni de la Provincia de Pallasca, ostentaron sus cargos, títulos y designaciones sólo en Lima y esporádicamente en algunos pueblos importantes de la costa, nunca visitaron los valles interandinos del norte del Perú.


LOS DOMINICOS EN LA EVANGELIZACIÓN DEL PERU (SIGLO XVI)  
El dominico O. P. Guillermo Alvarez, hace un comentario. “La evangelización del Continente Latinoamericano y por supuesto del Perú, fue tarea de todas las órdenes y congregaciones religiosas. (…) La investigación histórica sobre los alcances, métodos y profundidad del mensaje evangélico, trasmitido por los evangelizadores y doctrineros, nos revela que realizaron una auténtica obra de transformación en las costumbres, modos de pensar, de vivir y de creer de los naturales del continente. La Buena Nueva caló hondo en la intimidad de su ser; así lo demuestran el mestizaje de la cultura hispanoamericana y muchas de sus expresiones folklóricas de religiosidad popular”.


“La obra evangelizadora de los dominicos en el Perú del siglo XVI, es un capítulo apasionante de la historias general de la evangelización de América Latina. Su vida y predicación tuvieron una finalidad única, hacer presente a Cristo entre los hombres, defendiendo a los débiles de los abusos a que siempre están expuestos; ya que por vocación, tienen la misión de proclamar el Evangelio en situaciones de frontera: allí donde la Palabra de Dios no ha sido anunciada, donde es cuestionada o rechazada, donde la justicia y los derechos fundamentales del hombre son desconocidos y atropellados. Estos aspectos fundamentales han marcado, en todos los tiempos y lugares el quehacer dominicano, y no por casualidad, sino porque tiene conciencia clara de que “eso es lo justo, el verdadero culto espiritual que agrada a Dios” (Ef.6, 1). El Señor así lo da a entender por boca del profeta Isaías: “¿No saben el ayuno que me agrada? ¿Romper las cadenas injustas, desatar las amarras del yugo, dejar libres a los oprimidos y romper toda clase de yugo?” (Is.58, 6).
“Las fuentes de información del vasto quehacer misionero dominicano, son sus cartas, relaciones, crónicas y actas de los capítulos provinciales de la Orden en el Perú”.


“Su campo de apostolado fue la costa, sierra y selva. Por donde pasaron plantaron e hicieron florecer la doctrina, la escuela y la Iglesia; asimismo, actuaron como Protectores  de los Indios y fiscalizadores de los abusos de los conquistadores  y encomenderos; como pacificadores en las guerras civiles entre españoles; como consejeros, moderadores, y asesores de los primeros gobernadores, y como exploradores de nuevas tierras de misión, en la selva; pero, sobre todo, como misioneros itinerantes”. (Rev.Peruana de Historia Eclesiastica, 1992). De estos religiosos dominicos y de los que misionaban en Centro América y el Caribe, escribió Fray Bartolomé de Las Casa: “Todos los religiosos dominicos que entonces vinieron, eran frailes señalados, porque a sabiendas y voluntariamente se ofrecían a venir, teniendo por cierto que habían de padecer acá sumos trabajos, y privaciones”. (Fr. Bartolomé Las Casa, Historia apologélica, Cap.25.t.I, p.12).






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